El escándalo sigue atizando a Andrés de Inglaterra
Buckingham llama a los editores de diarios británicos para minimizar la crisis El príncipe niega “cualquier contacto sexual o relación con Virginia Roberts"
El relato de Virginia Roberts sobre cómo fue forzada a mantener relaciones sexuales con el príncipe Andrés cuando ella todavía era una menor –publicado por el Mail on Sunday- sigue atizando un escándalo que compromete al tercer hijo de la reina de Inglaterra. En un gesto que refleja la magnitud de la crisis, el palacio de Buckingham emitió el pasado fin de semana un segundo comunicado desmintiendo las acusaciones de la mujer estadounidense, al tiempo que contactaba con los directores de los principales medios británicos para recordarles que deben ceñirse al código ético que rige sus informaciones.
El propio Andrés, de 54 años, se ha defendido en otra misiva inusualmente directa para un miembro de la familia real, y que difundió horas antes de regresar a Londres desde la estación de esquí suiza de Verbier. En el texto denuncia la falsedad de las acusaciones y niega con ahínco “cualquier contacto sexual o relación con Virginia Roberts”, la mujer que señala al príncipe como uno de los clientes de la red de “esclavas sexuales” supuestamente organizada por unos de sus grandes amigos, el financiero Jeffrey Epstein. Una foto tomada en 2001, y que muestra a Andrés abrazado a la cintura desnuda de Roberts, contradice la sugerencia de que el duque de York no la conocía.
Las acusaciones acaban de salir a la luz como parte de una demanda presentada ante un tribunal de Florida por Roberts y otras dos mujeres, quienes intentan revertir el acuerdo alcanzado en su día por la fiscalía y Epstein para limitar los cargos contra el empresario, acusado de abuso sexual de menores. A resultas, Epstein fue condenado en 2008 a 18 meses de cárcel, una pena que las demandantes cuestionan en su condición de víctimas, porque no fueron consultadas sobre aquel pacto extrajudicial del que su explotador se benefició.
Después de que Epstein expiara la pena en prisión, Andrés reanudó los contactos con su multimillonario amigo, tal y como confirman diversos testimonios gráficos. El empeño en mantener la relación con tan oscuro personaje ha acabado resultando letal para su reputación. El duque podría ser llamado a declarar por la fiscalía estadounidense en relación al caso, aseguraba ayer el diario The Times en una especulación que otros medios no consideran plausible al entender que el acuerdo extrajudicial acordado por Epstein hace seis años implicaría la inmunidad para los clientes de su red de prostitución.
La imagen de Andrés, en cualquier caso, ha quedado maltrecha. El testimonio que brinda Virginia Roberts en su entrevista con el Mail detalla su primer encuentro con Andrés en una cena en Londres en 2001, seguida de unas copas y baile en un club del exclusivo barrio de Mayfair y, finalmente, de su primer intercambio sexual. Antes de esa velada, la joven había sido llevada de compras por Ghislaine Maxwell, hija del fallecido magnate de la prensa Robert Maxwell y, según la denuncia depositada en el tribunal de Florida, la encargada de reclutar a chicas para la red de Epstein. “Tienes que arreglarte bien porque hoy vas a bailar con un príncipe”, habría espetado la supuesta “madame” a Roberts, que por aquel entonces tenía 17 años.
La polémica relación del duque con Epstein y su tendencia a utilizar su condición de miembro de la familia real para lucrarse personalmente condujeron a la Cámara de los Comunes a retirarle el título de representante especial del Reino Unido para el comercio exterior hace casi cuatro años. The Daily Telegraph, el más promonárquico entre los grandes diarios británicos, subraya sin embargo que el príncipe ha protagonizado a lo largo de 2014 casi siete decenas de compromisos oficiales en el exterior, incluidos viajes a Arabia Saudí, Bahrein y Kuwait. “Ha llegado el momento de que el segundo hijo varón de la reina abandone la escena pública”, escribía uno de sus periodistas, Chritopher Wilson, en un artículo publicado el domingo en lugar destacado. El periódico niega toda credibilidad a las alegaciones de Virginia Roberts, pero considera que por encima de todo se impone preservar la reputación de la institución monárquica.
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