La sexta ola de covid se frena pero inquieta el repunte de casos en niños
Los datos de infecciones e ingresos confirman una ralentización, pero la subida detectada en menores impide descartar un rebrote
Escribo sobre la sexta ola y con una historia larga sobre Web3 y NFT.
La sexta ola se estaba frenando. Es algo que se ve claramente en los datos a nivel nacional: se aplanan los positivos diarios, y aún más importante, también los ingresos en los hospitales, que son una señal más fiable.
Hay comunidades donde bajan claramente los casos notificados, como pasa en Navarra y el País Vasco.
Y tenemos, además, una señal de menos contagios que va más allá del recuento de test positivos: baja la presencia del virus en aguas residuales. En Madrid, la concentración de SARS-CoV-2 ha descendido un 25% en las últimas dos semanas. Es una señal relevante porque no depende de cuántos test se hacen y se notifican, que es un protocolo cambiante.
Viendo estos datos, mi impulso esta semana era decir que los contagios están frenando y que continuarán haciéndolo. Pero otro dato me ha hecho dudar.
Los casos están subiendo muy deprisa en los niños. Es algo apreciable a nivel nacional. Desde el día de Reyes, han vuelto a subir los casos detectados en niños y adolescentes. Para los menores de nueve años, la incidencia a siete días ha pasado de 1.300 a 1.900 en una semana.
Y el mismo fenómeno se ve en los datos de Cataluña: los casos de niños se dispararon la segunda semana de enero.
El problema está a la hora de interpretar estos repuntes. Una posibilidad es que sean lo que parecen, un aumento de los contagios tras un festivo y la vuelta al colegio. Pero también puede ser que la subida no sea de contagios, sino de detecciones.
¿Y si un cambio en protocolos, o la vuelta de los protocolos en la escuela, han mejorado la detección de casos en niños en comparación con Navidad? La investigadora Clara Prats, de la Politécnica de Cataluña, me daba un dato en ese sentido: la positividad de las pruebas a niños ha bajado del 50% en diciembre al 25% actual. Es decir, que si se detectan más casos, en parte puede ser porque se están haciendo más pruebas.
“Estamos en el momento más difícil para decir nada”, me confesaba Saúl Ares, biólogo de sistemas e investigador en el CSIC, tras escrutar las curvas de estos días. Para resolver el puzle, tendremos que esperar a la próxima semana, para ver cómo evolucionan las cifras clave: la incidencia en niños, la incidencia en sus padres, y el ritmo de ingresos en los hospitales.
¿Cuánta gente lo ha pasado? En dos meses constan 3,5 millones de casos detectados en España; pero los contagios reales podrían ser tres o cinco veces más, quizás 10 o 15 millones. El Reino Unido hace un sondeo aleatorio que sugiere que allí hay tres contagios por cada caso detectado; y algunos epidemiólogos hablan de cuatro o cinco para EE UU. España tiene una positividad mayor que los dos países, así que nuestra detección podría ser peor.
Un 20% o 30% de los españoles podrían haber pasado la infección entre noviembre y el momento actual. Y esa cifra se podría doblar durante la bajada de la ola.
Son datos tremendos. Lo subrayaba el biólogo Trevor Bedford hablando, con asombro, de Estados Unidos: “Tener un 40% de población infectada por un único patógeno en ocho semanas es sorprendente y no puedo pensar en ningún precedente moderno”.
¿Cuántos ingresos? ¿Cuántas muertes? No nos olvidemos del saldo final de esta ola cuando pase. Nuestra suerte es que tenemos vacunas y que la ómicron es algo más leve en sí misma. Pero estamos obligados a mirar las cifras con lupa si queremos pensar en una covid futura, endémica, predecible y cíclica.
Desde noviembre, se cuentan ya 68.000 ingresos hospitalarios y 3.500 muertes por coronavirus—que llegan con retraso—. ¿Desde julio? Aunque ya había muchas personas vacunadas, desde entonces han ingresado 150.000 personas, se cuentan 11.000 muertes oficiales y otros miles más de exceso, según el INE.
Es pronto para comparar con la gripe, porque la ola está a medias y porque muchos casos eran delta, no ómicron, pero es útil tener números de referencia. Según los Centros para el Control de Enfermedades de EE UU, se estima que la gripe mata allí a unas 32.000 personas al año, que para la población de España, serían quizás 4.000 o 5.000 víctimas. Según su equivalente europeo, las muertes de gripe serían unas 43.000 anuales en Europa, lo que de nuevo supondría unas 4.000 o 5.000 en España.
La covid es demasiado impredecible para tratarla (ya) como una gripe. Quiero escribir del futuro endémico de la covid, pero de momento me conformo con subrayar esta idea del epidemiólogo Adam Kucharski: “Una característica clave de la endemicidad es cierta predictabilidad —Entendemos que mueve sus dinámicas a largo plazo, y podemos tener cierta confianza en el rango anual de sus consecuencias”. Eso implica cierto conocimiento, cierto control, como el que tenemos con la gripe. Pero no está nada claro que estemos en ese punto con la covid.
¿De cuántos ingresos y cuántas muertes estamos hablando en 2023 o 2024? ¿Cómo de improbable es que surja una variante peor? Estas incertidumbres no nos condenan a un futuro sombrío, ni impiden dar pasos hacia una vida más normal, pero son razón suficiente para seguir vigilantes.
Otras historias
🌅 1. El Salvaje Oeste de la Web3
¿NFT, criptomonedas, tokens? He escrito mis impresiones de un mes explorando la Web3, un Salvaje Oeste entre la utopía y la especulación. Quieren revolucionar internet, y aunque hay serios motivos para dudar de su visión, también los hay para ser curiosos.
- He leído a escépticos y a fanáticos, pero sobre todo traté de asomarme al mundo Web3: compré una fracción de bitcoin, abrí carteras de Ethereum y Tezos, me hice un bitclout, escogí tres NFT y pasé una tarde programando este cuadro generativo.
- Vuelvo con una imagen: la caravana Web3 me recuerda los colonos del Salvaje Oeste. Un viaje a tierra de nadie de gente que busca riquezas o promesas; hay timadores, oportunistas y magnates, pero también chavales listos que reinventan la web, creadores, optimistas e idealistas.
Aquí tenéis el texto, ojalá os guste.
📉. 2. ¿Cuánto protegen las vacunas contra la ómicron?
El fin de semana exploramos datos en España y fuera para comparar la probabilidad de infección, ingreso y muerte en vacunados y no vacunados. Con Borja Andrino y Daniele Grasso.
- Usamos las cifras más detalladas que ofrece Cataluña. Ahí la efectividad contra fallecer parece evidente: la mortalidad de personas de 70 u 80 años es cinco veces mayor para los no vacunados. Y lo mismo en otras edades. También se constata la efectividad de las vacunas evitando ingresos en hospitales y UCI. Para los inmunizados de 70-79 años la probabilidad de acabar ingresados es 5 o 6 veces menor que para los no vacunados. La de entrar en la UCI, 10 veces menor.
- Esto son observaciones sobre el terreno, sin controlar por factores más allá de edad. Es decir, los grupos de vacunados y no vacunados se distinguirán en más cosas que en la vacuna. Por ejemplo, entre los no vacunados habrá más infecciones previas, que protegen. ¿Cómo estimar mejor la efectividad de las vacunas contra la ómicron (VE)? Con estudios finos como los del Reino Unido.
- Esos estudios confirman 1) que las vacunas son efectivas contra la nueva variante, 2) que su efecto decae con el tiempo, y 3) que se recupera con las dosis de refuerzo. La efectividad de las vacunas contra el ingreso ronda el 72% al principio de ponerte la segunda dosis, pero baja al 52% en seis meses. Lo bueno: las dosis de refuerzo recuperan protección y la elevan por encima del 90% incluso en mayores de 65 años.
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