Tributaria recesiva

Petro hizo campaña a la Presidencia respaldando las protestas de 2021 contra la reforma tributaria de Alberto Carrasquilla. Ya elegido, impulsa lo que antes atacaba

Gustavo Petro firmando la reforma tributaria en el Palacio de Nariño, el 13 de diciembre de 2022.GOBIERNO DE COLOMBIA (AFP)

El presidente Petro, el ministro de Hacienda Ricardo Bonilla y el exministro José Antonio Ocampo han planteado la necesidad de una nueva reforma tributaria que baje la tasa impositiva de las empresas de 35% al 30%. Como reduciría el recaudo en 10 billones de pesos, buscan compensarlo con más impuestos a los profesionales y trabajadores del país. ¿A quién se le ocurre que un país que está pagando dos reformas tributarias consecutivas, aprobadas en 2021 y 2022, lo que necesita para reactivarse es otra tributaria? El exministro Ocampo prometió que su tributaria, aprobada a los cuatro meses de ini...

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El presidente Petro, el ministro de Hacienda Ricardo Bonilla y el exministro José Antonio Ocampo han planteado la necesidad de una nueva reforma tributaria que baje la tasa impositiva de las empresas de 35% al 30%. Como reduciría el recaudo en 10 billones de pesos, buscan compensarlo con más impuestos a los profesionales y trabajadores del país. ¿A quién se le ocurre que un país que está pagando dos reformas tributarias consecutivas, aprobadas en 2021 y 2022, lo que necesita para reactivarse es otra tributaria? El exministro Ocampo prometió que su tributaria, aprobada a los cuatro meses de iniciar el Gobierno Petro, era suficiente para las necesidades del cuatrienio.

La tributaria fue ideada a medias, inspirada en volver inviable a la industria petrolera y minera en Colombia, afectar a los bancos, que hoy sufren un incremento histórico en los niveles de reestructuración de deuda, a los profesionales y trabajadores. Como muchos advertimos, no iba a aguantar el escrutinio de la Corte Constitucional; por lo cual ahora piden otra, que llevaría a pérdida de talento y capitales.

La gran ironía de Petro es haberse vuelto presidenciable incitando a las protestas de 2021 contra la reforma tributaria de Alberto Carrasquilla, que bajaba impuestos a las empresas y los subía a las familias; y, ya presidente, querer hacer lo que antes consideraba inadmisible. Resulta contradictorio que quien indujo la recesión con anuncios imprudentes, acciones erráticas y un constante asedio a las empresas, ahora pretenda reducir impuestos a los empresarios, mientras los estigmatiza de manera populista y contraproducente de explotadores y esclavistas.

En 2024 el recaudo tributario se va a resentir porque en 2023 se esfumaron las utilidades de las empresas. Ante tanta incertidumbre, los empresarios se asustaron y decidieron parar sus inversiones. En qué momento se le ocurre a los economistas del gobierno que la forma de reactivar la confianza empresarial es succionar más plata de los bolsillos de las familias. Recuerden: familias que pagan más impuestos compran menos. Los empresarios lo saben. Otra contradicción.

¿Cree el gobierno que empresarios que sufren en Bogotá, una ANLA que archiva la ampliación de la Autopista Norte, un Ministerio de Minas que retira a Antioquia la prerrogativa minera y que combate los hidrocarburos en 18 departamentos, un Ministerio de Deporte que deja perder los Juegos Panamericanos de Barranquilla, unos ministerios que atropellan la construcción de vivienda e infraestructura por todo el país, una DIAN agresiva y un INVIMA inoperante, que se demora dos años para una licencia que antes tomaba seis meses, cree el gobierno que esos empresarios van a invertir más? Es contradictorio.

Quieren matar a impuestos a los profesionales y trabajadores para gastar en el gobierno. Los impuestos que ya nos cobran no les alcanzan porque se gastaron las dos tributarias pasadas en subsidiar la gasolina y el diésel. Más de 50 billones de pesos se fueron en pagar la mitad de la tanqueada de carros y camiones. En 2024, el gobierno que quiere salvar al planeta del CO2, seguirá subsidiando el diesel. Vaya contradicción.

En lugar de clavarnos con una tercera reforma tributaria, dejen de subsidiar a los combustibles fósiles. En lugar de aumentar los impuestos, ejecuten adecuadamente el presupuesto de la Nación, ámbito en el cual el Gobierno de Petro se ha caracterizado por ineptitud e ineficacia a la hora de materializar las inversiones y los programas. Seguir enumerando contradicciones puede crear la ilusión de que nos gustan y asimilarnos ideológicamente a la izquierda, que se emociona hasta el paroxismo cuando encuentra una contradicción. Pasemos mejor al Congreso.

Hace dos siglos y medio, uno de los Padres Fundadores de Estados Unidos dijo que para que se configure una debacle institucional, se necesita que conspiren al menos dos ramas del poder público. El ejecutivo solo no es capaz de estrellar a un país. 2024 es el año del congreso. Este congreso genuflexo e impreparado, vociferante y contradictorio tendrá que decidir si se alía con el gobierno en mal-dirigir a Colombia, y le aprueba la tercera tributaria consecutiva, la destrucción de la salud, la reversión del sistema pensional, la debacle de los servicios públicos y una osificación laboral digna de la Venezuela bolivariana. O si, por el contrario, ahíto de mermelada, ve la luz y devuelve la estabilidad institucional al país.

Varios congresistas dicen que “aprueban la reforma de salud porque se cae en la Corte Constitucional”. Quedaríamos en un país gobernado por las Cortes, ante la ineptitud del ejecutivo y la inoperancia del legislativo. Eso no puede ser un diseño razonable ni deseable. Conservadores, Liberales, Verdes, Partido de la U y otros partidos, en 2024 la responsabilidad es de ustedes. No se escondan en las votaciones mientras ayudan al quorum. No le saquen el cuerpo a su juramento. No aprueben esos esperpentos. Quítense las rodilleras, párense firmes en las plantas de sus pies y devuelvan la tranquilidad al país y la calidad a nuestras instituciones.

Para el final de 2024 el gobierno habrá prácticamente terminado y nos enrutaremos hacia las elecciones de 2026. Claro está, el gobierno aún seguirá haciendo daño a través de decretos y regulaciones, controles de precios, subsidios y populismo, pero su legado estará definido.

Este es el año crítico. Nadie puede desfallecer. Los congresistas, las Altas Cortes, los mandatarios regionales, los empresarios, los medios, los intelectuales, seremos responsables de lo que quede de Colombia para el cierre de 2024. Las contradicciones del gobierno Petro no emocionan, angustian. Ojalá cesaran y pudiéramos abandonar esta labor peregrina de comentar y contradecir a este gobierno contradictorio.

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