¿Presidente mata progreso?
En casi todos los países los empresarios han aprendido a funcionar a pesar de los políticos, y a mirar más allá del afán del mes y del periodo presidencial
Los empresarios, del taxista y el tendero hasta el gerente y el inversionista deben levantarse cada día a funcionar, producir, vender y poner pan sobre la mesa de millones de familias. No se deben dejar distraer y desalentar por los vaivenes de la política; necesitan poner sordina y filtrar la bulla que viene del presidente, los medios y la cacofonía de las redes sociales.
Esta semana visitó Bogotá el CEO global de una inmensa multinacional europea. Ante la pregunta por el estrés político al que están sometidas las empresas en Colombia y América Latina, admitió que de México a Argentina...
Los empresarios, del taxista y el tendero hasta el gerente y el inversionista deben levantarse cada día a funcionar, producir, vender y poner pan sobre la mesa de millones de familias. No se deben dejar distraer y desalentar por los vaivenes de la política; necesitan poner sordina y filtrar la bulla que viene del presidente, los medios y la cacofonía de las redes sociales.
Esta semana visitó Bogotá el CEO global de una inmensa multinacional europea. Ante la pregunta por el estrés político al que están sometidas las empresas en Colombia y América Latina, admitió que de México a Argentina había bastante ruido político; pero, dijo con candidez, en casi todos los países los empresarios han aprendido a funcionar a pesar de los políticos, y mirar más allá del afán del mes y del periodo presidencial.
Es una epifanía clave. Si el Banco Central es independiente y el Congreso y las altas cortes resisten los caprichos y el personalismo del presidente de turno, la gente que produce se puede dedicar con seriedad a hacer lo que sabe hacer.
Repasemos la interacción reciente entre la economía y los presidentes a lo largo de la región. Perú es tal vez el caso más emblemático. No se puede decir que la economía haya sido inmune ante el encarcelamiento del presidente Pedro Castillo y ante la incertidumbre que rondó la llegada de Dina Boluarte, la vicepresidenta que asumió funciones el 7 de diciembre de 2022. En la actualidad, en las conversaciones en Lima, desde el taxista hasta el gran empresario transmiten cada vez más tranquilidad.
En México, ante la llegada a la presidencia de Andrés Manuel López Obrador en diciembre de 2018, un empresario contaba que muchos colegas se dedicaron a criticar, mientras él apostó por la solidez de las instituciones. Para sorpresa de muchos, el Congreso y las altas cortes resistieron las arremetidas de AMLO, y limitaron sus reformas constitucionales.
En febrero pasado, a pocos meses de finalizar el sexenio, AMLO presentó veinte reformas constitucionales, que son vistas como un saludo a la bandera. Las instituciones y las manifestaciones callejeras limitaron el atropello al sistema electoral y al sector energético. Termina este sexenio con una economía sólida que atrae masivamente la inversión que sale de China, mira sin pavor la campaña presidencial que lideran Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez, y usa sordina frente a la famosa “mañanera” de AMLO.
En Brasil, un empresario que despotrica por igual de los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva y Jair Bolsonaro cuenta que, a pesar de los bandazos de la política, la actividad económica pasa por muy buen momento. El banco BTG Pactual publicó un reporte llamado “¿Por fin llegó el momento de Brasil?”, que resalta hechos notables: Brasil es de lejos el primer exportador de alimentos del mundo, con un aumento récord de la productividad agrícola; es el segundo exportador de mineral de hierro; y al final de la década podrá ser el quinto exportador mundial de petróleo (!), si logra la meta de 5 millones de barriles-día de producción.
Se debe decir que hay un contraste entre la boyante São Paulo y la declinante Río de Janeiro. La política local importa: una seguidilla de malos alcaldes y un ambiente de inseguridad y corrupción llevaron al declive a una ciudad del tamaño y la importancia de Río. Pero, en general, Brasil cuenta una historia de éxito, a pesar de los bandazos presidenciales. Nuestro empresario advierte, sin embargo, que el Lula actual puede ser más dañino que el Lula de hace veinte años.
Chile, por su parte, acaba de sobrepasar cuatro años de estrés, que se iniciaron con las protestas de octubre de 2019. Tuvieron dos constituciones nuevas, una de Gabriel Boric y sus aliados y otra dominada por la oposición; ambas fueron rechazadas por los electores, y Chile retorna ahora a reformas graduales a través del Congreso.
Los chilenos están exhaustos, pero las familias y las empresas ven el futuro con confianza renovada; saben que no quieren y no deben repetir los bandazos políticos de los últimos años. Aprendieron a surfear un mar político con olas de 30 metros, que se habían ahorrado por 30 años, y que los atacó por un aumento de 30 centavos en la tarifa del metro.
La neutralización de presidentes del extremo político no siempre es la norma. Hay casos en que se impone la necedad y toxicidad de los presidentes, tal como sucedió en la Argentina peronista y la Venezuela chavista.
La Argentina peronista distorsionó hasta la exasperación el sistema de precios, introdujo sinnúmero de regulaciones invasivas contra los empresarios, distribuyó tantos subsidios y creó tanto empleo público que sólo pudo pagarlos con recursos de emisión primaria e inflación galopante. Ese ambiente económico sacó en estampida a mucha inversión. Como siempre hay excepciones locales y estatales, Mendoza se distanció de la toxicidad bonaerense y mantuvo el atractivo para los inversionistas. Hacia el futuro, Milei representa una tremenda esperanza de desmontar la sobrerregulación y liberar al mundo empresarial del yugo de los políticos.
En la Venezuela de Chávez y Maduro la ineptitud en el manejo de lo público alcanza profundidades de espanto. Fue visible en la destrucción de PDVSA y el marchitamiento de la inversión en la industria petrolera. Por ahí derecho socavaron los servicios públicos; la intromisión regulatoria y el matoneo en los temas laborales y empresariales destruyó el tejido empresarial. Crearon un estado policivo contra las libertades individuales. Solo medran aquellos empresarios que se pliegan a los caprichos del régimen.
¿Dónde está Colombia en el espectro de experimentos presidenciales? Aún quedan dos años y medio de un gobierno agresivo frente a los padres de familia y los empresarios, y abrasivo frente un industrias esenciales como salud, pensiones, energía, petróleo y minería.
En realidad lo crítico son los tres meses que vienen, pues las reformas de Petro que se no se hayan aprobado en el Congreso para fin de junio, será muy difícil que pasen luego. Le toca al Congreso y eventualmente a las altas cortes pararse firmes, defender lo que hay que defender y resistir la arremetida. La economía aprenderá a funcionar a pesar del bulldozer político.
Esta enumeración muestra que si bien en América Latina somos fecundos en políticos de todas las pelambres, cada día los empresarios se ponen en la tarea de alimentar, dar techo y energía, transportar, vestir, dar comercio, salud, educación, transporte, entretenimiento y transacciones bancarias, entre otras muchas actividades, a decenas o cientos de millones de personas, y competir con el resto del mundo.
En suma, mientras haya un Banco Central independiente y los congresos y las altas cortes mantengan los controles al Ejecutivo y no lo dejen desbocar, la economía aguanta y los empresarios pueden mirar más allá del escándalo del día, el mal nombramiento de la semana, el anuncio pomposo del mes y lo que resta del periodo presidencial.
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