Por el derecho a la existencia del pueblo palestino
Colombia secunda la demanda de Sudáfrica y defiende esta posición desde el principio: Israel está cometiendo graves violaciones de la Convención de 1948 y debe responder por ellas ante la comunidad internacional
El genocidio es el crimen de crímenes y quizá la peor conducta criminal concebida por la mente humana. Es el aniquilamiento.
En diciembre de 1946, la primera Asamblea General de la ONU reconoció que el genocidio es una negación del derecho a la existencia de grupos humanos enteros y contrario al espíritu y objetivos de las Naciones Unidas.
Dos años después, se acordó proscribir este horrendo crimen y se le dio vida a la Convención sobre la Prevención y Castigo del Crimen de Genocidio, firmada en París el 9 de diciembre de 1948....
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
El genocidio es el crimen de crímenes y quizá la peor conducta criminal concebida por la mente humana. Es el aniquilamiento.
En diciembre de 1946, la primera Asamblea General de la ONU reconoció que el genocidio es una negación del derecho a la existencia de grupos humanos enteros y contrario al espíritu y objetivos de las Naciones Unidas.
Dos años después, se acordó proscribir este horrendo crimen y se le dio vida a la Convención sobre la Prevención y Castigo del Crimen de Genocidio, firmada en París el 9 de diciembre de 1948. Casi todos los países han ratificado este tratado, adoptado en momentos en que se creaba el Estado de Israel.
Sin embargo, lo que vino después fue contrario a lo acordado. En casos como Camboya, la antigua Yugoslavia y Ruanda, la comunidad internacional no hizo nada para impedir genocidios.
Si bien se ha avanzado en la investigación y el juzgamiento a partir del desarrollo de la justicia penal internacional, hay un alto grado de impunidad y varios genocidas no han rendido cuentas en forma adecuada ni efectiva.
Pero no se debió llegar a ese escenario. De aplicarse la Convención, se habrían evitado centenares de miles de muertes y el impacto incalculable sobre la condición humana y las comunidades.
Palestina es la más reciente en inscribirse en esta lista de la vergüenza y del horror. En un informe de la ONU que lleva el título casi cinematográfico Anatomía de un Genocidio, se documenta que las acciones militares de Israel de los últimos seis meses han producido más de 30.000 palestinos muertos, 13.000 de ellos niños. Hay suficiente evidencia del terrible desastre humano por diseño, a la vista de todos y apoyo de algunos, que se ejecuta en la Franja de Gaza. Y no se está cumpliendo con las obligaciones de prevenir y sancionar este crimen.
Por eso es histórico que un tercer Estado, como Sudáfrica, que no está afectado directamente por el conflicto entre palestinos e israelíes ni por la actual crisis en Medio Oriente, haya tomado la valiente decisión de invocar la Convención de 1948 y demandar a Israel ante la Corte Internacional de Justicia, para que responda por sus acciones y omisiones.
La Corte ya ha reconocido que Sudáfrica está legitimada para actuar como demandante, sobre la base de que es parte en la Convención y que tiene con los demás estados parte unos “intereses comunes” en el cumplimiento del tratado.
Es poco probable que esta acción judicial internacional ponga fin a la guerra en Gaza y tampoco va a evitar otras graves violaciones del Derecho Internacional Humanitario y de los derechos humanos que está cometiendo Israel, pero pondrá en evidencia el abierto desconocimiento de valores fundamentales del derecho internacional por parte de la actual dirigencia israelí, comprometiendo la responsabilidad internacional de ese Estado.
Colombia, a través del presidente Gustavo Petro, advirtió, pocos días de comenzar esta tragedia, sobre la catástrofe que estaba sucediendo en Gaza. Lo hizo ante la Asamblea General de Naciones Unidas.
En enero, el Gobierno colombiano saludó la valerosa actuación del Gobierno de Sudáfrica y nos declaramos dispuestos a apoyarla por todos los medios permitidos por el derecho internacional.
Por todo eso, llegó el momento de pasar a la acción, a medidas concretas. El Gobierno de Colombia interviene formalmente en este proceso ante la Corte de La Haya. Hemos presentando una Declaración de Intervención basada en el Artículo 63 del Estatuto de ese tribunal.
Secundamos así la demanda de Sudáfrica y plantearemos los argumentos y evidencias en los cuales se fundamenta nuestra posición de principio: Israel está cometiendo graves violaciones de la Convención de 1948, y debe responder por ellas ante la comunidad internacional.
Se hace bajo la firme convicción de que para liberar a la humanidad de este terrible flagelo y prevenir que vuelva a ocurrir es necesaria la cooperación internacional. Por esa razón, hacemos un llamado a los demás estados vinculados por la Convención para que acudan a la Corte con la misma intención y apoyen la valiente actuación de Sudáfrica.
Nadie puede permanecer indiferente cuando la existencia misma de un pueblo, el palestino, su población civil y sobre todo los más vulnerables, niñas y mujeres, son víctimas de acciones de guerra de un Estado. Debemos salir a defender el derecho a la existencia del pueblo palestino y que se apliquen los derechos humanos y el derecho internacional humanitario.
Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS sobre Colombia y aquí al canal en WhatsApp, y reciba todas las claves informativas de la actualidad del país.