Venezuela: el reto diplomático para Colombia
Hay que mantener los puentes abiertos en medio de las circunstancias, mucho más con tanto en juego para este lado de la frontera. Sin embargo, las dudas sobre el proceso electoral llaman a una defensa clara y contundente de la democracia
El triunfo que ha concedido a Nicolás Maduro el Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela, en medio de todo tipo de denuncias de irregularidades, se convierte en un inmenso reto para Colombia. Se trata de defender la democracia en la región, no legitimar un fraude y al mismo tiempo mantener abierta una puerta con un país con el que se comparte una inmensa frontera y múltiples intereses comunes....
El triunfo que ha concedido a Nicolás Maduro el Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela, en medio de todo tipo de denuncias de irregularidades, se convierte en un inmenso reto para Colombia. Se trata de defender la democracia en la región, no legitimar un fraude y al mismo tiempo mantener abierta una puerta con un país con el que se comparte una inmensa frontera y múltiples intereses comunes. Cualquier decisión impacta directamente en la vida cotidiana de miles de colombianos. También es un desafío grande para una comunidad internacional que ya lo ha intentado todo.
Las denuncias sobre lo que pasó en Venezuela son delicadas y son muchas: ciudadanos que tuvieron dificultades para votar dentro y fuera de Venezuela, persecución a la oposición, trabas para que pudieran llegar observadores internacionales, silencio de varias horas del CNE y demora en la entrega de resultados. La líder de la oposición María Corina Machado ha dicho que tienen 73.20 por ciento de las actas electorales para probar que el ganador por amplio margen fue Edmundo González Urrutia.
Todo está lleno de oscuridad y es evidente que la comunidad internacional debe velar por la democracia aunque el caso venezolano ha puesto en entredicho la real efectividad de las herramientas que se tienen para poder intervenir en procesos internos. Ni las condenas diplomáticas ni los bloqueos económicos o la ruptura de relaciones han servido para generar algún cambio en Venezuela. Tampoco los diálogos o la búsqueda de acuerdos. ¿Qué camino queda?
Por lo pronto la decisión de muchos países ha sido presionar desde la diplomacia. A medida que pasan las horas se suman más y más voces que piden transparencia y que se muestren las actas electorales para verificar lo qué pasó en las urnas. Estados Unidos, Chile, la Unión Europea, Brasil, han manifestado de diversas maneras las dudas sobre el resultado. En un comunicado conjunto los Gobiernos de Argentina, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay manifestaron también su preocupación y exigieron una revisión completa de los resultados. Venezuela responde sacando a las delegaciones diplomáticas del país.
El presidente Gustavo Petro, que suele ser muy locuaz, ha guardado silencio en las primeras horas después de la jornada. El primer pronunciamiento de Colombia lo hizo el canciller colombiano Luis Gilberto Murillo quien manifestó la necesidad de despejar las dudas sobre los resultados y escuchar las voces de todos los sectores. Claramente no se reconoce el triunfo y se hace un llamado a la transparencia. En un mensaje en la cuenta de X que publicó en la madrugada del lunes el canciller hizo “un llamado para que, a la mayor brevedad, se proceda con el conteo total de los votos, su verificación y auditoría de carácter independiente.”
Para Colombia la situación es más complicada que para cualquier otro país porque los vínculos con Venezuela son inmensos. La relación tiene importancia económica, política, estratégica y en términos de seguridad. Hoy todavía se viven las consecuencias de la ruptura de relaciones en el Gobierno de Iván Duque cuando se apostó por el aislamiento internacional de Maduro en el fracasado “cerco diplomático”. Lo que sí se logró con esa decisión fue un gran impacto negativo en la economía de la región fronteriza, el crecimiento de las mafias que se apoderaron de los pasos ilegales y las dificultades en el día a día para las familias que viven en la zona. El costo ha sido alto y Maduro sigue ahí. Colombia ha recibido también el impacto de la migración masiva de venezolanos, una tendencia que puede crecer después de los resultados de las elecciones.
Al momento de cerrar esta columna había manifestaciones en varios puntos de Caracas y mucha expectativa por la convocatoria que hicieron María Corina Machado y Edmundo López para salir a las calles este martes. La situación no es fácil y se desconoce lo que puede pasar en las próximas horas. Muchos consideran que se agotan los caminos para una salida democrática. La esperanza rota golpea a un inmenso sector de venezolanos que apostaban por un proyecto distinto luego de 25 años de chavismo.
No es sencillo para Colombia enfrentar una situación crítica como la que hoy se vive en Venezuela. La diplomacia invita a mantener los puentes abiertos en medio de todas las circunstancias, mucho más con tanto en juego para este lado de la frontera. Sin embargo, las dudas sobre el proceso electoral y la falta de transparencia, llaman a una defensa clara y contundente de la democracia para no legitimar a un régimen cuestionado que tiene todo el control del Estado, incluída la autoridad electoral. El futuro para Venezuela es incierto. Para Colombia lo que viene tampoco es fácil.
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