Las ciudades no quieren dormir: los planes de Latinoamérica para activar su noche más allá de la fiesta
Varias urbes están promoviendo programas nocturnos ligados a una mayor oferta de servicios y a la generación de empleo. Uno de los retos es lidiar con la inseguridad
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El barrio bogotano de San Felipe es la zona bohemia y cultural por excelencia de la ciudad. Y, desde hace cuatro años, cuando se inauguró el Open San Felipe, también es una apuesta segura para pasar la noche rodeado de galerías que cierran después de las 10 de la noche, música en vivo y exposiciones al aire libre (cuando el clima lo permite). Para Carlos Andrés Guillermo, artista plástico bajo el pseudónimo de Mörski, es también una ventana de negocio. El primer fin de semana de noviembre, expuso en el evento sus obras de pintura, dibujo y escultura, como desde hace tres años. Vendió una decena de piezas, valoradas en más de 60 millones (unos 12.000 dólares). “La gente por la noche tiene una energía diferente. Es una oportunidad fantástica”, cuenta. Es tanto el flujo de trabajo que ha contratado a tiempo parcial a tres estudiantes de arte durante este festival nocturno. “En Bogotá tenemos mucha hambre de eventos así. No queremos que la noche sea solo rumba”.
Este emblemático encuentro es un dinamizador de la agenda cultural y económica de la ciudad, en la que cada tres meses se invita a que más de 70 empresarios, artistas, actores, cocineros y cantantes estiren su horario hasta bien entrada la noche. Teatros itinerantes, conciertos a cielo abierto y decenas de negocios que encuentran en esta cita un ecosistema perfecto para aumentar sus ventas. Johana Morales, creadora y organizadora del evento cultural, explica que la entrada gratuita es uno de los pilares del evento. “Somos sociedades que necesitamos acortar las brechas de clasismo que existen en torno al arte. Lo que necesitamos es, más bien, generar conciencia de que esta es una forma de vida en todas sus vertientes y para todos los públicos. Es por eso que la entrada es libre, queremos que sea accesible para todos. Así, las calles se viven con libertad, con apropiación. Nuestros países lo necesitan”.
El Open San Felipe es una de las más de 15 actividades que impulsa la Secretaría Distrital de Desarrollo Económico y actores privados, en el marco de Bogotá 24 horas. Esta iniciativa piloto ha generado 2.375 empleos adicionales y un aumento de cerca del 20% de ventas, en promedio, desde el año 2020. “Nuestro reto es pasar de unos pilotos a tener realmente una zona que opere normalmente con ampliación de horario nocturno”, explica Alfredo Bateman, economista y responsable de la Secretaría Distrital de Desarrollo Económico. “Hay decenas de actividades que pueden ser más eficientes en la noche: servicios financieros, logística, supermercados, notarías… Toca cambiar el chip y pensar que la ciudad no se va a dormir a las 5 pm”.
Este escenario es el que lleva años estudiando Andreina Seijas, investigadora venezolana y doctorada en gobernanza nocturna por la Universidad de Harvard. Desde hace una década ha puesto la lupa en las urbes latinas y lo que están haciendo en este ámbito. “El objetivo es invitar a las ciudades a pensar de forma estratégica. Hasta hace poco se habían separado las actividades comerciales de las residenciales y las de ocio, hay que integrarlas”.
Uno de los retos de repensar la noche, destaca la fundadora de Night Tank, una consultora internacional especializada en este nuevo campo de estudio, es lidiar con la inseguridad y la permanencia de los cargos políticos centrados en la gobernanza nocturna. En el mundo hay 60 ciudades con ‘alcaldes de la noche’ o títulos similares. “En la región ha habido varios, como Cali (Colombia), San Luis Potosí (México) o Valparaíso (Chile). Pero cambian con cada nueva legislación. Ejemplos como el de Bogotá son alentadores. Planear solo el día hace que se olviden las oportunidades de las otras 12 horas de la jornada”.
La capital colombiana tiene claro que esto es el principio de un largo camino. Y contar con todos los actores de la ciudad es fundamental. Vecinos, empresas, Gobierno, organizaciones… El diseño y la gestión de la otra mitad del día tiene que articularse colectivamente para que las apuestas y la implementación de los proyectos sea sostenible. Morales, creadora del Open San Felipe, habla de tender puentes como la clave del éxito. “Desde el principio nos acercamos a los vecinos. En el ejercicio de ir puerta por puerta para explorar el barrio nos dimos cuenta de que predominan los adultos mayores y ellos han sido testigos de la transformación del barrio. Son grandes aliados nuestros y participan en nuestra agenda. Y pasa lo mismo con el público. Cuando visitan los más de 80 espacios que tenemos, quieren formar parte de esto”.
Ignacio Gallo, cofundador de Plan-IN fue también director del estudio de diagnóstico y estrategia para una Bogotá productiva 24 horas en 2017. Entonces, su investigación arrojó que la ciudad empleaba a 627.000 personas (más del 14%) en el periodo de las 6 pm a las 6 am. Sin embargo, después de las 21.00, son apenas 150.000, principalmente en el sector del comercio minorista y la industria de la manufactura. “Esto muestra que todavía el impacto es bajo. Promoviendo actividades en la noche se puede generar mucho empleo, sobre todo en sectores promisorios como el turismo, la educación, la comida y bebida y la cultura”. Tras la investigación, mapearon 78 polígonos con un fuerte potencial para impulsar actividades económicas nocturnas. “Lo recomendable no es abrir toda la ciudad, sino concentrar esfuerzos en áreas estratégicas”.
“La idea no es copiar lo que hacen en Europa”
El concepto de gobernanza nocturna no es nuevo. Aunque se empezó a estudiar en los ochenta, siempre estuvo condicionado por la desconfianza de quienes pensaban que sería un tormento para los vecinos. Cambiar ese prejuicio fue difícil hasta la llegada de la pandemia, que alteró el orden y los tiempos de casi todas las actividades. Los principales referentes de esta gestión se han promovido generalmente en ciudades europeas como Ámsterdam. Pero la réplica no es el objetivo.
“La idea no es copiar lo que hacen allá”, insiste Seijas. “El concepto es que cada ciudad haga un análisis de sus activos, que defina lo que la hace diferente a las demás y, a partir de ahí, trazar una estrategia. Hay un universo entero por explorar”.
Aunque cada metrópolis es un mundo, una de las prioridades comunes es la seguridad. En una región que alberga 38 de las 50 urbes más peligrosas del mundo, según Insightcrime, y en el que más del 40% de los latinoamericanos se siente algo o muy inseguro en sus ciudades, es difícil convencer a sus ciudadanos de que exploren sus calles después del atardecer. A eso es a lo que se refiere la venezolana con “tropicalizar” el concepto: “Los espacios actuales, tal y como están organizados, están impidiendo que gran parte de la sociedad se involucre en las noches, que tenga miedo a hacerlo. La inseguridad no puede ser un obstáculo, sino una motivación para cambiar el paradigma”.
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