Gabriela Wiener: “¿Qué es la historia de un embarazo sino ficción especulativa?”
La escritora peruana reedita ‘Nueve lunas’ mientras sigue en el teatro con una obra autobiográfica sobre su relación poliamorosa
La principal materia prima de la escritura de Gabriela Wiener (Lima, 1975) es su propia vida. Hace diez años volcó la crónica de su embarazo en Nueve lunas, un libro que revisa ahora en una reedición ampliada (Literatura Random House). Y ella misma se sube estos días al Teatro del Barrio de Madrid para contar los entresijos de su relación poliamorosa en la obra Qué locura enamorarme yo de ti.
¿Cómo se entiende la escritora Gabriela Wiener de hoy con la que publicó Nueve lunas hace 10 años? ¿Ha cambiado muchas cosas en la reedición?
Se toleran. La de hoy, quiero creer, es mucho menos gordofóbica, sexista, transfóbica, monógama que la de ayer, aunque admito que para ser primeriza en ese momento se me daba bien el humor negro y ya era una migrante insumisa. He borrado algunas frases literariamente avergonzantes porque me dolía el ojo y estoy en mi derecho: eso de que los libros son como los hijos, que los escribes y los dejas por ahí que vayan solos a su suerte, se le tuvo que ocurrir a un hombre. ¿Cambios? Le he hecho una carta a mi hije n/b a manera de nota preliminar del libro para pedirle disculpas porque su deadname aparece unas 200 veces. Una cosa más: todos los miedos y terrores en torno a la maternidad que confesé en Nueve lunas se han hecho realidad. Al final qué es la historia de un embarazo sino una ficción especulativa.
Su obra teatral Qué locura enamorarme yo de ti también es autobiográfica, pero además lo cuenta usted misma en el escenario en primera persona. ¿No le aterra exponerse tan directamente?
No, mujer, ya es un placer culpable.
Usted que ha escrito tanto sobre género y transexualidad, ¿cómo vive el debate actual sobre estas cuestiones dentro del feminismo?
Vivo rabiosamente el hecho de que la vida de las personas trans se haya convertido en un debate, por cortesía de un grupo de señoras cis europeas privilegiadas y por lo general racistas que, en nombre de abstracciones, leguleyadas y directamente distorsiones y mentiras, se arrogan el derecho a decidir quién es y quién no feminista, excluyendo a comunidades enteras de mujeres y disidencias mucho más vulnerables que ellas. No podía faltar en esa élite ilustrada y cruel la cuota de escritoras heteroblancas tránsfobas. Qué verguenza me dan. Tanto leer y tan poco saber. Un tronco tiene más empatía y humanidad.
Se la incluye a usted en la nueva generación de cronistas latinoamericanos. ¿Qué significa para usted esa etiqueta? ¿Se reconoce en ella?
Me sorprende que se siga usando lo de “nueva generación”. Nueva si nos comparan con quiénes, ¿con los cronistas de indias? Sinceramente es una de esas etiquetas con la que nadie sueña. No sé, nueva generación de andinas góticas mola, nueva generación de cholas TikTokers, pero de cronistas... De hecho, ya hace años que nos renombramos como “los nuevos indios de la crónica” para denunciar los trabajos forzados y mal pagados del medio, pero esa etiqueta tampoco triunfó. Los indios nunca triunfamos. Sin acritud.
¿Qué libro le ha impactado más últimamente?
Las malas, de Camila Sosa. Una travesti ofreciendo a un bebé abandonado en un parque el consuelo de su pecho siliconeado con aceite de avión es una imagen que le voy a gradecer siempre.
¿Y su favorito de todos los tiempos?
Soy poliamorosa.
¿Cuál tiene ahora en su mesilla de noche?
Poeta chileno. No puedo creer que me esté riendo con chistes de maricones y eyaculadores precoces pero sí, solo Alejandro Zambra puede hacer esas cosas. ¡Pero recién empecé!
¿Uno que no pudiera terminar?
Últimamente la mayoría, pero no por deméritos de sus autores. De repente estoy leyendo y salta en Perú el escándalo del vacunagate y ves con dolor que los funcionarios del gobierno se han vacunado en secreto antes porque creen que su vida vale más que la de millones de peruanos. Quién puede sentarse a leer una novela así.
¿En qué película se quedaría a vivir?
A ver, en esa peli artporn que vi hace poco, Las hijas del fuego, de Albertina Carri, por supuesto.
¿Qué canción o tema musical elegiría como autorretrato?
Si no se dedicara a la escritura, ¿qué le gustaría ser?
Gestora cultural de un ayuntamiento.
¿Qué encargo no aceptaría jamás?
Escribir gratis.
¿Qué está socialmente sobrevalorado?
Los escritores cipotudos.
¿A quién le daría el próximo Premio Cervantes?
De entre las buenas, a una que también sea buena persona y necesite la pasta.
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