Imperialismo, medio ambiente y matemáticas: todas las imágenes del mundo están en Paris Photo
La principal feria mundial del medio regresa tras el año perdido de la pandemia reafirmando su capacidad de reflejar el momento actual
Tras la interrupción forzada por la pandemia, la fotografía mundial regresa a la capital francesa. Por primera vez, y sin ánimo de continuidad, esta 24ª edición de Paris Photo, principal feria fotográfica en el mundo, se celebra en el Grand Palais Éphémère, diseñado por el arquitecto Jean Michel Willmotte. Se trata de una sala de exposiciones temporal que se sitúa a los pies de la Torre Eiffel y en la que estos días se reúnen más de 190 estands de galerías y editoriales, procedentes de 30 países, y se celebran charlas y debates a lo largo de cinco intensas jornadas. La feria no solo ofrece a l...
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Tras la interrupción forzada por la pandemia, la fotografía mundial regresa a la capital francesa. Por primera vez, y sin ánimo de continuidad, esta 24ª edición de Paris Photo, principal feria fotográfica en el mundo, se celebra en el Grand Palais Éphémère, diseñado por el arquitecto Jean Michel Willmotte. Se trata de una sala de exposiciones temporal que se sitúa a los pies de la Torre Eiffel y en la que estos días se reúnen más de 190 estands de galerías y editoriales, procedentes de 30 países, y se celebran charlas y debates a lo largo de cinco intensas jornadas. La feria no solo ofrece a los profesionales y a los entusiastas del medio la oportunidad de tomar el pulso a la industria, sino que sirve también de reflejo de los cambios que experimenta nuestra sociedad. “La fotografía no puede cambiar el mundo pero lo puede mostrar, especialmente cuando este cambia”, decía el fotoperiodista Marc Riboud.
“A lo largo de la historia, los artistas han proyectado en su quehacer los cambios ocurridos dentro de la sociedad. Actúan como cajas de resonancia”, apunta Damarice Amao, comisaria de fotografía del Centro Pompidou de París. “De la misma forma que, en la actualidad, la fotografía refleja los problemas de identidad, de género o los efectos del cambio climático que definen a nuestra sociedad, en los años cincuenta y sesenta encontrábamos alusiones a las tensiones políticas o las consecuencias de guerras como la de Vietnam. Lo que quizás es más evidente en la actualidad es el cambio experimentado en las galerías, los museos y las instituciones. Estos prestan más atención a lo que ocurre en el mundo. Las nuevas generaciones parecen tener una clara conciencia de estos problemas que nos rodean, de ahí que en general el sistema esté haciendo una labor mejor, acogiendo a estas voces que en el pasado no encontraban resonancia”.
Amao es una de las comisarias elegidas para dar a conocer, a través de la página web de la feria, las nuevas perspectivas que van surgiendo en el escenario global de la fotografía. Estas novedades también resultan visibles en el evento tanto en la sección oficial y en Curiosa —un apartado inaugurado en 2018 y centrado en los artistas emergentes— como dentro del apartado de libros, que engloba a 30 editoriales. “Por una parte, mi selección ha sido muy subjetiva”, reconoce la especialista en fotografía social y documental, así como en las vanguardias de principios del siglo XX. “Como comisaria he buscado aquellas obras que mejor ayudan a descubrir los aspectos más desconocidos de la historia de la fotografía. En Paris Photo aún se pueden encontrar obras muy poco conocidas”.
La comisaria destaca la obra del matemático japonés Shigeru Onishi, que expone la galería suiza MEM. “Se trata de un artista muy poco conocido cuyo trabajo de laboratorio es realmente impresionante”, subraya la historiadora. Alaba también la obra del fundador del movimiento No!Art, Boris Lurie, que se exhibe en el expositor de la francesa Odile Ouizeman. “Fue un artista muy político y crítico con el sistema artístico de Estados Unidos. Era anti-Rauschenberg y anti-pop, tendencias que quedan manifiestas a través de sus oscuros collages fotográficos”.
La sorprendente obra de Gosette Lubombo (Angalia), que fue presentado recientemente en el Museo del Quay Branly de París, es otra de las elecciones de Amao. “Son fotografías muy nostálgicas que juegan con la memoria recreando escenas de la historia colonial. Me gusta la forma tan delicada de trabajar la fotografía de esta artista. Escenifica la historia al tiempo que trata de problemas muy profundos”, destaca Amao, quien también se decanta por las abstracciones de Ester Vonplon (Stephan Witschi). “Es una obra muy plástica que no está relacionada con la realidad”, añade. “Me gusta cómo los artistas jóvenes juegan con la fotografía difuminando sus fronteras al tiempo que rinden homenaje al medio”.
Diálogo entre generaciones
A Sarah Meister, directora ejecutiva de la Fundación Aperture, una de las cosas que más le interesa es observar cómo las fotografías actuales establecen un dialogo con aquellas que fueron realizadas hace décadas; las conexiones que surgen por diferentes motivos. “Por ejemplo, en la galería Webber nos encontramos con Zorah J. Murff, quien incorpora una fotografía en blanco y negro, de una época pasada, a una imagen completamente actual. De ese modo, intencionadamente nos traslada en el tiempo”, explica. A la hora de destacar las imágenes que más le interesan de la feria, la antigua comisaria de fotografía del MoMA va estableciendo paralelismos de manera inconsciente. Así, empareja la fotografía de Murff con una imagen realizada por John Cohen en 1959, en la mítica Cedar Tavern del Greenwich Village neoyorquino. “Ambas imágenes interrogan al espectador sobre el papel de la memoria en la fotografía, pero de distinta forma”, señala.
De igual forma, las imágenes contemporáneas del estadounidense Paul Mpagi Sepuya (Document Gallery) dialogan con las tomadas por el italiano Luigi Ghirri en los setenta. “Me sorprendieron porque ambos reflexionan sobre el acto en sí de observar a través de una cámara como una forma de ver, y lo incorporan a su practica como algo central. Creo que en la comunidad fotográfica existe un claro interés por una fotografía que conecta la actualidad con los logros y momentos de pasado”. La curadora también destaca un poderoso autorretrato distorsionado de Berenice Abbott, que puede verse en la galería de Howard Greenberg. “La artista lo realizó en los años veinte pero no lo distorsionó hasta una década después. Esta idea de recuperarse a uno mismo es algo muy contemporáneo. Abbott interviene un momento en el que ella recupera su propia historia y el acto de representación, algo que también encontramos en Thoughts on Marriage, una fotografía de 1989 de Carrie Mae Weems que se exhibe en la Fraenkel Gallery, de San Francisco.
La fotografía vernácula lleva una década siendo tendencia dentro del escenario fotográfico. Pero solo la galería francesa Lumière des roses, de entre todas las presentes en la feria, se dedica a este género en exclusiva. Año tras año sorprendente con una selección de aquello que va recopilando. “Nunca sabemos qué vamos a encontrar, si será bueno o malo”, explica el director, Philippe Jacquier. “Es una labor apasionante. Estamos siempre en esa búsqueda. El mejor lugar para encontrar este tipo de fotos es Francia; es como un gran desván. Nunca nos importa la firma, solo la fuerza de la imagen. Así, por experiencia sabemos que es muy difícil encontrar una imagen buena, y cuando la encontramos la valoramos. Tenemos las imágenes más baratas de la feria. Partimos de 800 euros hasta alcanzar los 10.000″.
En la sección Curiosa, dedicada a los emergentes, en el estand de la galería holandesa Caroline O’Breen se despliega la obra de la fotógrafa Anastasia Samoylova. Los estragos del cambio climático están muy presentes en la colorida obra de esta artista rusa residente en Miami a través de su particular retrato de Florida, un enclave donde la realidad y la imagen van de la mano. Un paraíso coloreado por fantasías humanas, donde se palpan algunos de los excesos de nuestra sociedad, como el inmobiliario. Un edén que se torna en infierno cuando sube el agua, políticamente dividido y donde salen a la luz muchas de la contradicciones de EE UU que la artista presenta a través de sutiles insinuaciones donde resuena la obra de Walker Evans, quien a lo largo de 40 años fotografió ese mismo entorno.
Experimentación española
En la misma sección emergente, sobresale el trabajo de la española Ira Lombardia. La galería sevillana Alarcón Criado ofrece una selección de la obra presentada por la artista en el Museo SCAD de Savannah, Georgia. Un homenaje al Salto al vacío de Yves Klein. “La artista plantea un vacío. Una oquedad dentro de una imagen que queda anulada por una mancha azul”, explica Julio Criado. “Una pantalla croma que dentro de una aplicación diseñada por el museo tiene el objetivo de funcionar como un lienzo en blanco al que accede el espectador, a quien se le ofrece la posibilidad de intervenir el espacio con lo que considere, y dar por finalizada la obra, compartiéndola en las redes”. En otra serie, Jet Lag, se aprecia una especie de línea temporal basada en los distintos procedimientos técnicos de reproducción utilizados a lo largo de la historia: el fotograbado, técnica con la que durante el siglo XIX se reproducían los libros de arte, la serigrafía, utilizada en el siglo XX y finalmente las aplicaciones de la web y la telefonía móvil. Así, conviven en la misma obra imágenes realizadas en distintos momentos de la historia.
El estand de BMW lo ocupa la última ganadora de su beca de residencia, Almudena Romero, que utiliza las plantas como elemento fotosensible. “Me interesa la noción de escribir con la luz”, explica la autora. “En la diversidad de las formas fotográficas hay todo un camino por explorar que implica procesos más respetuosos con el medio ambiente. Observo la fotografía como un proceso, no como un resultado. Así, considero que mientras hace ya mucho tiempo que la escultura quedó liberada del bloque, la fotografía en general sigue siendo observada como un objeto que cuelga en la pared. El estudio y la contemplación de la naturaleza ofrecen una nueva perspectiva artística y nuevos caminos y conversaciones”.
En el apartado de exposiciones individuales despunta la obra de Aleix Plademunt, en la galería parisiense Olivier Waltman. Presenta una selección de trabajos realizados durante la última década, proyectos que en un principio no tenían nada en común pero que se presentan en diálogo. Una obra que a través de un acercamiento conceptual indaga en el concepto del tiempo, así como en la materia y en sus procesos de transformación, y nos adentra en los orígenes del universo y de la vida al tiempo que remite a hechos históricos y a otros del presente. “Me interesa más ocultar que mostrar”, indica el autor. ”Cada imagen esconde algo que en un momento dado se presenta y se explica, de modo que permite que el espectador haga su lectura y saque algún tipo de conclusión”. Todo es relativo para este artista, para quien la fotografía es un viaje sin retorno carente de respuestas absolutas, más eficaz a la hora de plantear preguntas que a la hora de resolverlas. Dada su naturaleza escurridiza, cada vez que la observamos lo hacemos de una forma diferente.
Paris Photo. Grand Palais Éphémère. París. Hasta el 14 de noviembre.
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