‘Memorias. Vida y pensamiento’, la coherencia del teólogo

A lo largo de sus 93 años, el teólogo José María Castillo no parece haber hecho caso a su madre, quien, a propósito de una pregunta sobre el misterio de la Trinidad, le dijo: “Pepito, en eso no se piensa”. Su larga e intensa vida ha sido un permanente ejercicio de pensamiento crítico —no iconoclasta, sino constructivo— que le ha supuesto no pocos sinsabores de parte de la jerarquía eclesiástica, como la expulsión de la cátedra en la Facultad de Teología de Granada y la censura de varios de sus lib...

A lo largo de sus 93 años, el teólogo José María Castillo no parece haber hecho caso a su madre, quien, a propósito de una pregunta sobre el misterio de la Trinidad, le dijo: “Pepito, en eso no se piensa”. Su larga e intensa vida ha sido un permanente ejercicio de pensamiento crítico —no iconoclasta, sino constructivo— que le ha supuesto no pocos sinsabores de parte de la jerarquía eclesiástica, como la expulsión de la cátedra en la Facultad de Teología de Granada y la censura de varios de sus libros. Tal actitud queda patente en esta obra de Memorias en la que ofrece lúcidas reflexiones sobre sus experiencias vitales e intelectuales en los diferentes momentos de la historia de España: de la dictadura de Primo de Rivera a la democracia, y de la historia de la Iglesia católica bajo ocho papas, de Pío XI a Francisco, quien lo recibió en el Vaticano y con quien se siente en plena sintonía, a la formación teológica en Roma durante la celebración del Concilio Vaticano II; la docencia en varias instituciones teológicas, entre ellas la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), de El Salvador, donde asesinaron a seis jesuitas y dos mujeres en 1989; la Universidad Gregoriana de Roma, y la Universidad Pontificia de Comillas, donde fue profesor mío a comienzos de la década de los setenta del siglo pasado; el ingreso en la Compañía de Jesús y su abandono cumplidos los 78 años, etcétera.

Castillo se muestra crítico del clericalismo, de las prácticas mágicas de no pocas manifestaciones culturales religiosas, incluidas las cristianas, del alejamiento de las instituciones eclesiásticas del Evangelio de Jesús de Nazaret, y llama la atención sobre la contradicción en la que vive instalada la Iglesia católica pues “enseña lo contrario de lo que vive”.

El libro deja claras sus opciones fundamentales y prioridades teológicas: el Evangelio frente a la religión; la defensa de la humanidad de Dios y de la humanización de Jesús de Nazaret frente a su mitologización; el seguimiento del Jesús histórico y el proseguimiento de su causa frente a la obediencia al Código de Derecho Canónico; la espiritualidad liberadora para insatisfechos frente a la ascética mortificadora del cuerpo; el compromiso social en los lugares de marginación frente a la integración del cristianismo en el sistema; la teología popular (no populista), vinculada a las comunidades de base y elaborada desde el dolor y el sufrimiento de las víctimas, frente a la teología sin compasión ni entrañas de misericordia; la conciencia crítica frente al sometimiento clerical a la institución eclesiástica; la libertad de conciencia frente a la obediencia ciega al magisterio eclesiástico; la opción ético-evangélica por las personas y los sectores más vulnerables de la sociedad frente al interclasismo que privilegió a las clases acomodadas.

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