‘Una biografía’, de Chumy Chúmez: pura ficción sobre la memoria, la historia y cualquier presente
El libro del fallecido humorista y escritor sorprende y fascina medio siglo después de su publicación
¿En qué clase de biografía no se menciona el nombre del protagonista? Pues en Una biografía, de Chumy Chúmez, pseudónimo de José María González Castrillo (1927-2003). El humorista y escritor publicó este libro que roza lo insólito en 1972. Lo acaba de recuperar la editorial Pepitas, con un prólogo necesario de Santiago Aguilar y Felipe Cabrerizo, expertos en humor del siglo XX.
Necesario porque este no es el clásico libro de Chumy, en el que uno puede encontrar sus viñetas de humor peligroso, como lo calificaba Ivan Tubau ...
¿En qué clase de biografía no se menciona el nombre del protagonista? Pues en Una biografía, de Chumy Chúmez, pseudónimo de José María González Castrillo (1927-2003). El humorista y escritor publicó este libro que roza lo insólito en 1972. Lo acaba de recuperar la editorial Pepitas, con un prólogo necesario de Santiago Aguilar y Felipe Cabrerizo, expertos en humor del siglo XX.
Necesario porque este no es el clásico libro de Chumy, en el que uno puede encontrar sus viñetas de humor peligroso, como lo calificaba Ivan Tubau en El humor gráfico en la prensa del franquismo. Para esta biografía más que inventada, Chumy pasó cinco años recortando grabados de libros y revistas “con lágrimas en los ojos”, y componiendo con estos recortes una historia surrealista y onírica, a ratos inocente, a ratos negrísima y, en casi todas las páginas, con una buena dosis de crítica social. Como cuentan Aguilar y Cabrerizo, el libro muestra la influencia de las novelas-collage de Max Ernst y del collage humorístico que pasó por las páginas de La Codorniz, revista con la que Chumy colaboró antes de fundar Hermano Lobo, también en 1972, con la intención de buscar un hueco para un humor más ácido y más comprometido (“dentro de lo que cabe”, como advertía el subtítulo de la portada).
Se trata de una biografía rarísima, que quede claro: este narrador sin nombre muere y renace varias veces. Tampoco sabemos dónde transcurre una historia que las ilustraciones de revistas de finales del siglo XIX y principios del XX parecen situar fuera del tiempo. A pesar del desconcierto inicial, se nota la presencia del Chumy más conocido. Por ejemplo, en la crítica social ya mencionada, sobre todo, hacia esos ricachones y poderosos que en sus viñetas aparecían vestidos con chistera y que en estos grabados no se alejan mucho de la imagen caricaturesca. Por supuesto, hay humor negro: el relato comienza con un naufragio frente a una aldea de pescadores y el narrador cuenta que “los muertos iban amontonándose en las playas, dispuestos para su venta a las fábricas de conservas”.
Podemos seguir el rastro velado de acontecimientos reales, como la Guerra Civil que vivió el autor de niño: “Siglos de odio saltaron por los aires”, escribe, y luego añade con crueldad e ironía: “Todavía, cuando veo un buen incendio, se me saltan las lágrimas pensando en los dulces días de mi lejana y perdida infancia”. Este humor durísimo está también presente en otro libro autobiográfico, Yo fui feliz en la guerra (1986), donde escribe que “entre tanto dolor y tanta desgracia” vivió “la época más feliz” que recuerda: “Era verano, estaba de vacaciones” y “oía constantemente relatos espantosos de las matanzas, fusilamientos y mutilaciones”. En conclusión, “¿qué más puede pedir un corazón infantil que entonces se estaba abriendo a la vida?”.
No faltan las referencias a la represión y a la cerrazón moralista de la dictadura: “Sin saberlo, yo estaba pecando de pensamiento, de palabra y obra todo el día”. Y describe un ambiente gris en el que “solo quedaba la libertad interior, que es la más triste de las libertades”. A Chumy le da tiempo, entre otras muchas cosas, en apenas un centenar de páginas, a imaginar un mundo feliz en el que las máquinas habrán resuelto todos los problemas y nuestros cadáveres se usarán como fertilizante agrícola (frente a las conservas del principio). Esta sátira de las utopías desarrollistas, maquinistas y, sobre todo, poco humanas, sigue vigente en un momento como el actual, en el que los gurús de la inteligencia artificial nos prometen un dudoso paraíso algorítmico.
Una biografía fue un libro diferente cuando se publicó hace más de medio siglo y lo sigue siendo ahora. Aún nos asombra al hablarnos —con un lenguaje muy propio— de un pasado conflictivo y de un futuro utópico y, por tanto, sospechoso. Todo queda resumido en la advertencia previa: Chumy escribe que esta biografía ficticia es “pura ficción”, pero luego añade que “cualquier parecido con la realidad y con las personas que la habitan es pura coincidencia voluntaria del autor”.
Una biografía
Pepitas Editorial, 2023
112 páginas, 26,50 euros
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