La Universidad Complutense presenta un plan de ajuste para ahorrar 40 millones
La universidad acumula una deuda de 150 millones de euros. El control del absentismo de la plantilla será uno de los ejes del plan de ahorro. Los sindicatos rechazan los recortes aprobados por la Complutense.
La Universidad Complutense de Madrid, (UCM) el centro superior presencial con más alumnos de España, va a dar otra vuelta de tuerca para intentar mejorar su precaria situación económica. Acaba de aprobar un plan de eficiencia que supone rebajar drásticamente los teléfonos móviles, controlar las bajas o frenar las contrataciones, entre otras medidas. El plan, que alerta de que los problemas de fondos afectan “en particular a la investigación”, propone también fórmulas nuevas de ingresos. La Complutense cuenta con 545 millones de presupuesto para 2012, debe hacer frente a una deuda de 150 millones. ¿Cómo conseguirlo?
Los recortes en la UCM
La Universidad Complutense pretende ahorrar unos 40 millones de euros, el 7,3% de su presupuesto, con su plan de ajuste. Las medidas más importantes son:
-Control riguroso del absentismo de los más de 10.000 trabajadores.
-Reducir los teléfonos móviles a la mitad. Los terminales han pasado de 438 a 186 para reducir la factura telefónica.
-Eliminar el gasto en protocolo y representación. Se reduce el pago por conferencias. También se controlarán las comidas de trabajo y los viajes.
-Se congelarán las contrataciones y se amortizarán plazas del personal que se jubile.
-El plan incluye una batería de medidas para reducir el consumo eléctrico.
Las siete universidades públicas madrileñas llevan ya años ajustándose el cinturón. Tienen que afrontar la crisis como las instituciones y los particulares. Pero, además, en 2008, la Comunidad de Madrid dinamitó el plan de inversiones para las universidades con cinco años de vigencia entre 2007 y 2011 y dotado con 640 millones. Desde entonces recortan en todo tipo de gastos. El presupuesto que destina para ellas la Consejería de Educación en 2012 asciende a 1.028,8 millones, 10 menos que este año. LA UCM anunció hace ya un año ajustes en gratificaciones, recorte de altos cargos , coches oficiales o amortización de jubilaciones y llegó a alertar, incluso, de problemas para pagar las nóminas.
El nuevo rector, José Carrillo, prometió “austeridad” en su toma de posesión el pasado junio. Aquel día, en el que no ofreció copa ni ágape para dar ejemplo, anunció que su prioridad sería reducir la deuda. Cinco meses después, el pasado 24 de noviembre, el consejo de gobierno ha aprobado el plan de eficiencia, una hoja de ruta a la que ha tenido acceso EL PAÍS. El documento no ha sido respaldado por los sindicatos, que critican que la medida se ha tomado con premura, sin reuniones y sin justificar exhaustivamente de dónde saldrán los 40 millones de euros que la UCM calcula que reducirá con este plan.
Los conserjes deberán comprobar que se desconectan aparatos electrónicos
El plan prevé un control más riguroso del absentismo de su plantilla de trabajadores (con más de 10.000 empleados) sin que ni el documento ni la Complutense especifiquen cuál es el porcentaje de bajas que registra la institución. “Es una cifra importante”, asegura un portavoz como única referencia.
Hasta el curso pasado, 438 trabajadores de la Complutense disponían de teléfono móvil. La factura ascendió a 423.000 euros. El número de dispositivo se ha recortado a menos de la mitad, con 186 teléfonos que, además, no sirven para todas las llamadas. Hay 126 solo para comunicaciones internas y 60 libres. Las líneas fijas también se van a revisar. “En función del puesto, se dotará a las llamadas de salida nivel local, provincial e interprovincial”, señala el plan de eficiencia, que indica que serán excepcionales los teléfonos desde los que se puedan hacer llamadas internacionales
Queda anulado el vino y demás gasto de este tipo", señala el plan
Los gastos de protocolo fueron los primeros en el punto de mira. El anterior rector, Carlos Berzosa, ya anunció hace año y medio una reducción del uso de coches oficiales, el pago por conferencias o representación. En el presupuesto de 2012 se elimina la partida que ascendía a 343.000 euros. “Queda anulado el vino español y demás gasto de este tipo, salvo por motivos suficientemente justificados”, señala el plan. Las comidas de trabajo, prosigue, se solventarán “siempre y cuando sea posible” con menús en las instalaciones de la universidad. Los viajes se limitan a un solo funcionario “salvo que sea imprescindible que vayan dos o más” y se reclama el mínimo uso de los coches oficiales “procurando que su utilización se adecue el horario de trabajo”.
Las contrataciones se congelan y la tasa de reposición (los trabajadores jubilados que son sustituidos) se aplicará en función de lo que marquen el Estado o la Comunidad de Madrid. La UCM prevé 1.700 jubilaciones hasta 2026. Las sustituciones y la propuesta inicial de recortar complementos al Personal de Administración y Servicios (PAS) enfrentaron a los sindicatos (CC OO, UGT, CSIF, CSIT y SAP) con la gerencia de la Complutense, según fuentes de CC OO. Las centrales han convocado mañana martes a las 12.30 a los trabajadores en dos centros (Odontología, en el Campus de Moncloa y El Salón de Grados de Económicas en Somosaguas) para informar sobre del plan de eficiencia.
También prevén un “plan estratégico para la reducción del gasto energético”. La Complutense quiere modernizar las instalaciones con sistemas de consumo más racionales, como el encendido y apagado automático o los led. Además, ajustarán los horarios de trabajo para que sean continuados y “sin horas muertas” como el mediodía en verano. Hace dos años, la Complutense cerró todas sus instalaciones en las vacaciones de Navidad, lo que supuso un ahorro de hasta un millón de euros, y lo amplió a Semana Santa. Los conserjes y otros miembros del PAS deberán comprobar, durante sus turnos, que se desconectan los aparatos electrónicos a mitad de la jornada y al acabar.
La plantilla también tendrá que adaptarse a un nuevo uso del material, que tendrá fecha de caducidad tasada. Las instalaciones técnicas, según el plan de eficiencia, deben durar un año. El mobiliario, una década. Los equipos informáticos, cuatro y cinco las aplicaciones. El material de oficina estará medido al dedillo. La Complutense “definirá los módulos de consumo” (cuánto papel, por ejemplo, corresponde a cada centro) en función del número de trabajadores y del grado de informatización de los centros. Ya no habrá sobres ni cuartillas con nombres de jefes. Se suprimen el cargo impreso para que se puedan usar más. Y, además, la universidad anima a comunicarse por correo electrónico en lugar de usar cartas.
A la caza de dinero
La crisis no permite presagiar “a corto o medio plazo una mejora de la financiación de las universidades públicas”, señala el plan de eficiencia de la Complutense. Como otros centros superiores, la UCM busca ahora fondos privados, más subvenciones a proyectos y propuestas propias que permitan ampliar los fondos para salir del bache económico.
Ha previsto una oficina de apoyo al investigador en la que se informará de todas las convocatorias a las que se pueden presentar. Y otra de captación de fondos “que se dedique de forma profesional a esa tarea” con las universidades norteamericanas como referente. Propone que se exploten mejor las posibles patentes de los centros o el alquiler de instalaciones y servicios como los de las clínicas. De estas últimas, señala que “todas” son deficitarias. Ve otro foco de ingresos en los cursos de formación continua para nuevos alumnos ajenos normalmente a la universidad.
La Complutense espera también recibir nuevos fondos de la Comunidad de Madrid. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) admitió en julio que el Gobierno regional le debe 43,3 millones de euros para obras tras saltarse el plan de inversiones acordado. Educación recurrió el fallo.
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