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A la intemperie para no perder la casa

Más de 20 desahuciados se instalan frente a una sede de Caja Madrid para reclamar su vivienda

Uno de los manifestantes frente a la sede de Bankia.
Uno de los manifestantes frente a la sede de Bankia.REUTERS

A William y a Olga, lógicamente, no les gusta dormir en la calle. Ni tampoco salir en los medios de comunicación para contar su triste historia. Pero estos desahuciados consideran que poco tienen ya que perder. Sin trabajo y sin dinero para sacar adelante a sus familias, para ambos toda protesta que pueda acabar con esta pesadilla es válida. Por eso no dudaron ni un momento en adherirse a la convocatoria de Rodea Bankia, cuya finalidad es permanecer en la plaza de Celenque de Madrid, donde se ubica una sucursal de Bankia —entidad que les concedió el préstamo para adquirir sus viviendas—, hasta que esta les condone su deuda y les ofrezca un alquiler social. Impulsada por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) de Madrid y por varias asambleas de barrio del 15-M, la sentada comenzó el pasado lunes y continuará, dicen, hasta que logren negociar con Bankia.

“Nuestra intención es negociar una salida digna para desahuciados en una situación límite. El lunes tuvimos el primer contacto con la entidad para explicarles el porqué de nuestra acción y nos dijeron que iban a tomar nota. Hoy les entregamos los expedientes hipotecarios de 50 desahuciados pero no nos han prometido nada, así que hasta que Bankia nos ofrezca soluciones, no nos vamos a mover de aquí”, ha explicado Juan Moreno, uno de los abogados de la PAH que, como el resto de desahuciados afectados, se turna con sus compañeros para que siempre haya gente frente al edificio.

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Los afectados han vallado parte de la acera donde se ubican las oficinas de la entidad bancaria y han decorado la pared con carteles en los que se pueden leer emblemas tales como “Bankia, al banquillo” o “Bankia, ¡Justicia!”. En el suelo, cartones apilados, colchones, sacos de dormir y bolsas de comida.

William (se niega a dar su apellido), de 36 años, ha reconocido que la primera noche durmiendo en el asfalto no fue nada cómoda. Este conductor de camión en paro dejó a su familia en casa para cumplir el turno que le había tocado y durmió la pasada noche con una veintena de afectados y compañeros de la PAH que se ofrecieron a hacerles compañía. Olga Veloso, una empleada del hogar de 44 años, reconocía que, aunque su intención fue pasar toda la noche a la intemperie, tuvo que volver a casa porque sufre diabetes y no se encontraba bien. Veloso ha conseguido paralizar la ejecución de su desahucio dos veces. Aún no conoce la fecha del tercero.

La sentada empezó el lunes y seguirá, dicen, hasta que negocien con Bankia

“Los vecinos del barrio se están volcando con nosotros”, ha afirmado Yeimi Pérez, una desahuciada de 30 años mientras recoge firmas para sacar adelante la Iniciativa Legislativa Popular que reivindica la dación en pago con efectos retroactivos. Pérez trabaja en una gasolinera y gana 800 euros al mes. Reconoce que dejó de pagar la hipoteca hace dos años porque no puede hacer frente a los 1.300 euros que le pide el banco. Esta colombiana se enfrentará a su tercer desahucio el próximo 21 de noviembre.

Lourdes Jiménez, una desempleada de 44 años, se encuentra en la misma situación que Yeimi. O incluso peor. Lleva dos años parada. Su marido también. De hecho, este último ha decidido volver a su Ecuador natal para sacar adelante a la familia. “No tengo nada que hacer en casa, no tengo trabajo, así que por lo menos, todo lo que pueda permanecer en esta plaza hará que me sienta útil”, explicaba. A su lado se encuentra Hayat Loukrishit, una peluquera en paro vecina de Lourdes que se ha acercado a dar su apoyo a sus vecinos de Carabanchel “instalados” en Celenque. Haya, de 32 años, se ha acercado a la plaza con su hija Hiba, de seis. “Me gusta que mi hija vea lo que está pasando y quiero que comprenda lo importante que es la solidaridad entre vecinos”. La pequeña corretea hacia un lado y otro de la valla mientras el abogado de la PAH Javier Mayoral explica a un agente de policía que no tienen pensado moverse de la acera hasta que Bankia no les ofrezca soluciones. El agente insiste: “¿Pero quién es el responsable?”. A lo que Mayoral responde: “Los responsables están en este edificio. Los aquí presentes son meros clientes de la entidad, que se niega a recibirlos”.

"Quiero que mi hija comprenda la importancia de la solidaridad vecinal", dice una vecina de Carabanchel

Esta mañana la policía ha identificado a nueve desahuciados, según los allí presentes. “Quieren intimidarnos para que nos vayamos y no lo vamos a hacer”, ha insistido Jhannet Miranda, una de las afectadas. A media tarde, desahuciados y vecinos siguen explicando a los viandantes los motivos de su protesta e intentan ignorar la presencia policial.

Faltan pocas horas para la cena y ya saben cuál iba a ser el menú: tortilla de patatas y macarrones. Se repite la comida del mediodía. “No pasa nada, todo plato es bien recibido. Y más si es de una vecina que se ha preocupado por nosotros”, dice Lourdes Jiménez. Un vecino incluso les ha ofrecido la cocina de su casa para que prepararan algún plato caliente. Una pareja de recién casados duda en hacerse unas fotos con ellos. “¡Quereos mucho pero no firméis ninguna hipoteca!”, les gritan los desahuciados. Al acercarse la noche, se preparan para una asamblea en la que reflexionarán sobre lo acontecido, pero tienen claro que nadie les va a mover de la plaza de Celenque.

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