Relatos de la España criminal

"El elemento en común sigue siendo la denuncia social", dice Pablo Sebastiá. Este castellonense es uno de los responsables del libro España criminal (El Full, 2012), una recopilación de 15 relatos de literatura negra donde el anterior proyecto, Crímenes de Castellón, da el paso al terreno nacional.

"Como todo progreso, tenía que ser a algo mayor", explica Sebastiá, que ejerce durante la presentación en Valencia de coordinador y cabeza visible. Este novelista y licenciado en derecho en la Universidad Jaume I forma parte del colectivo 12 plumas negras. Una agrupación heterogénea que comenzó sus andanzas en 2008 con el mencionado Crímenes en Castellón y fue evolucionando hasta pasar por Valencia y expandirse a otras geografías como Galicia o Bilbao.

"El denominador común sigue siendo la denuncia social", afirma Juan Sebastiá, uno de los coordinadores

"El proyecto es una continuación", indica, "con las mismas bases: nadie se lee lo de los demás salvo la correctora". En esta ocasión han logrado captar al escritor Pedro Ugarte o al exministro Jordi Sevilla: "La única condición es escribir bien", aclara. Bajo esta premisa y siguiendo los cánones del género negro, cada uno se apropiaba de un escenario español para perpetrar un delito. "Lo único que hemos cuidado ha sido el orden. Va del menos sangriento al más gore", puntualiza.

Esta escala de valores "gamberra y ambiciosa" pretende cortarle la respiración al lector hasta que termine "asfixiado". Aun así, no niega la formación de una unidad cerrada con el sustrato latente de la crítica social. "Algunos son más tiernos y otros más crudos, pero en todos existe la denuncia social. El género negro es donde mejor encaja", considera Sebastiá. Y ahora no están, ni mucho menos, carentes de razones: "La política ha cambiado mucho en los últimos años. Se ha renovado", sopesa el autor, "porque la burbuja crediticia nos hizo creer que no éramos pobres". "Ahora todo el mundo se queja. Desde los que viven en un piso cochambroso y les echan hasta los que tienen mucho".

¿Y cómo influye la geografía en cada relato? "Es clave porque si no la tienes en cuenta te sale algo surrealista", responde, "aunque es cierto que en cada ciudad de España se nota menos, se difumina". "Sin embargo", añade el coordinador, "no puedes escribir de Castellón sin mencionar el mar. O hablar de Valencia sin referirte al sol, el calor o la huerta". Y eso que lo fundamental, según expresa, es modernizar el género: "Lo negro es algo que evoluciona. Describir ahora el sombrero y el cigarrillo es difícil que funcione. Otra cosa es que te apetezca leer un clásico...", sonríe canalla.