Turbulencias en El Álamo
El Gobierno central y la Comunidad se enfrentan por el aeródromo que planea construirse al suroeste de la región
La privatización de entre el 30 y el 51% de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) entraba entre los planes del Gobierno de Mariano Rajoy para este año. Aplazada a 2014, la operación supondría para el Estado unos ingresos de unos 6.000 millones de euros. En ese contexto de venta, AENA ha sorprendido al Gobierno regional asegurando que “no contempla” el cierre del aeropuerto de Cuatro Vientos, por más que sus operaciones hayan pasado de 73.086 a 37.586 en los diez últimos años y que el Ministerio de Fomento contemple clausurarlo desde 2006. “Reconocerlo restaría precisamente valor a la venta que AENA persigue”, observan fuentes conocedoras del proceso.
El cierre de Cuatro Vientos, que cada año da pérdidas por seis millones de euros, es fundamental para el aeródromo del Suroeste, que la Comunidad proyecta entre El Álamo y Navalcarnero mediante una concesión para 2018 por 40 años que exigiría una inversión de 230 millones. Ese año termina el contrato de cinco años del aeropuerto de Barajas para gestionar los vuelos corporativos que operaban en Torrejón de Ardoz hasta este año. La idea del Ejecutivo de Ignacio González es asumir en ese momento las operaciones tanto de Barajas como de Cuatro Vientos. Una vez abierto, la media inicial de vuelos anuales de El Álamo se calcula en 50.000, número que se duplicaría pasados 20 años.
Así lo anunció formalmente la Comunidad el pasado junio, retomando un viejo plan. Previamente había mantenido varias reuniones con AENA para tratar el traslado de las operaciones de Cuatro Vientos a El Álamo, algunas desde 2008. En concreto, en mayo de este año hubo un encuentro con representantes de AENA y del Ejecutivo de Castilla-La Mancha en el que Madrid les informó del Plan Director del aeródromo lindante con la provincia de Toledo. Según la Comunidad, entonces también se trató el futuro cierre de Cuatro Vientos. Según el Gobierno de Mariano Rajoy no fue así, de acuerdo con la respuesta que dio en el Congreso de los Diputados a UPyD. “El Ministerio de Fomento y la Comunidad de Madrid mantienen reuniones para tratar temas de interés común con cierta frecuencia, sin que se haya analizado específicamente y como tal ningún traspaso de la aviación comercial al aeródromo de El Álamo”.
Lo cierto es que el Gobierno de González incluso envió el pasado julio el Plan Director del aeródromo a todos los posibles interesados para que presentasen alegaciones. Fomento, que estaba entre ellos, presentó alegaciones.
Sobre la posición de la Agencia de Seguridad Aérea y la coexistencia del denominado aeródromo del suroeste con el ya operativo de Casarrubios, a menos de dos kilómetros, el Gobierno de España —del PP al igual que la Comunidad— también se desmarca señalando que “no es competencia de la Agencia valorar aspectos de planificación aeroportuaria”. En lo referente a la compatibilidad del espacio aéreo entre ambos vecinos, apunta que el ente “se supeditará” a la decisión de la Comisión Interministerial entre Defensa y Fomento (CIDEFO), el órgano de coordinación entre ambos ministerios en todo lo relacionado con la planificación de nuevos aeropuertos y aeródromos.
Lo que sí descarta el Ejecutivo de Rajoy de forma tajante es que el aeródromo de El Álamo pueda perjudicar a la base aérea de Getafe, gestionada por Defensa y a una distancia de unos 40 kilómetros. “Se puede afirmar que el nuevo aeródromo no supone un impacto sobre las operaciones de vuelo en la base”, recoge la respuesta a UPyD en el Congreso.
El plan director del aeródromo del Suroeste establecía que la cercanía de la base de Getafe “representa el mayor problema de compatibilidad” con la infraestructura de El Álamo “por su reducida distancia respecto al nuevo aeródromo”. Para compatibilizar las operaciones “sería necesaria una coordinación operativa por parte de control de tránsito aéreo. Las aproximaciones a las cabeceras [de El Álamo] estarían condicionadas debido a la proximidad entre ambos aeródromos”, sostenía el informe técnico. Hasta el punto de que los controladores de ambos nudos de comunicaciones tendrán que coordinarse.
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