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Pradillo: aquí van a pasar muchas cosas

El teatro privado madrileño más vanguardista invita a desarrollar proyectos escénicos a destacados artistas como Isidoro Valcárcel y Esther Ferrer

Raquel Vidales
Adeline Thery, en un ensayo de 'Este verano hice parapente y me reconcilié con el vacío.
Adeline Thery, en un ensayo de 'Este verano hice parapente y me reconcilié con el vacío.VÍCTOR SAINZ

Pradillo no es un teatro. Mejor dicho, no es solo un teatro. Es un espacio de creación, exhibición y reflexión sobre las artes escénicas. Casi nada. Dicho así parece algo demasiado abstracto, cerrado al espectador común, pero en realidad su proyecto es mucho más concreto de lo que parece.

Veamos: en los próximos meses van a trabajar aquí figurones del arte contemporáneo español como Isidoro Valcárcel y Esther Ferrer (ambos han sido galardonados con el Premio Nacional de Artes Plásticas), pero también destacados nombres de la vanguardia escénica como Cuqui Jerez, Nilo Gallego, Sandra Gómez y Vicente Arlandis. El teatro ofrece a estos creadores el uso del escenario durante una semana para perfilar un proyecto, con el acompañamiento técnico y de producción necesario, dos días de exhibición abiertos al público y el 70% de la taquilla. Se trata, en definitiva, de propiciar que pasen cosas siempre nuevas en este escenario. Ser un motor para la vanguardia.

Una ‘performance’ para cada fin de semana

Este verano hice parapente y me reconcilié con el vacío. Adeline Thery y Nicolas Chevallier. 2 y 3 de febrero.

Pradillo no se puede pintar de blanco. Cuqui Jerez. 9 y 10 de febrero.

Prometeo encadenado. Circo Interior Bruto. 15, 16 y 17 de febrero.

Las cosas que no caen por su propio peso. Esther Belvis. 22 de febrero.

La inevitable muerte de Carlota. Lara Matos y André Carreira. 23 de febrero.

Échale la culpa I, II y III. Maia Villot de Diego. 24 de febrero.

Sound Project / Thank you very much. Sandra Gómez y Vicente Arlandis. 2 y 3 de marzo.

The Mountain. Nilo Gallego. 9 y 10 de marzo.

Vamos a aprender a hacer cosas juntas que no sabemos y que tenemos muchas ganas de aprender. Misión Divina: Célula Barcelona. 16 y 17 de marzo.

Estar o no estar. Isidoro Valcárcel Medina. 23 y 24 de marzo.

[Performance aún sin título]. Esther Ferrer. 25 y 26 de mayo.

Tras la marcha en 2016 de su anterior directora, Getsemaní de San Marcos, nombrada directora de Programas y Actividades del Ayuntamiento de Madrid, Pradillo vivió una temporada de transición hasta que hace casi un año tomó el mando un nuevo equipo gestor formado por los miembros de la compañía El Curro DT, también gestora y fundadora de la sala DT. Y este equipo decidió dar una vuelta de tuerca al espacio: en lugar de nombrar un director de programación, eligió a tres personas (los artistas Jaime Vallaure e Itxaso Corral y la investigadora Diana Delgado-Ureña) para que actúen como comisarios. “Nos llamamos comisarios porque nuestra misión no es seleccionar espectáculos para su exhibición. Nuestra misión es seleccionar a artistas para invitarles a crear algo nuevo aquí. Esa es la diferencia”, explica Delgado-Ureña.

Con esta filosofía se desarrolla la actividad de Pradillo desde que empezó la actual temporada. Esta semana han ocupado el espacio los artistas Adeline Thery y Nicolas Chevallier, que este sábado presentan su obra Este verano hice parapente y me reconcilié con el vacío, estrenada en otoño en el teatro Antic de Barcelona, como parte de un programa de hermanamiento que Pradillo ha organizado conjuntamente con esta sala catalana para intercambiar experiencias y proyectos.

Y el viernes de la semana que viene, una sorpresa: Pradillo no se puede pintar de blanco, una performance de Cuqui Jerez que nace de un deseo imposible de la artista. “Mi sueño desde que conozco Pradillo es verlo de blanco. Siempre que entro en la sala me la imagino blanca y me imagino a mí misma pintando las paredes. ¿Creéis que para mi presentación en febrero lo podría hacer?”, preguntó hace unos meses a los responsables del teatro. “Cuando una sala negra se pinta de blanco genera secuelas que duran hasta una década porque cada vez que se descascarilla una pared aparece el blanco. Así que, sintiéndolo mucho, la respuesta es no”. La sorpresa es lo que se le ha ocurrido a la artista para sortear esta negativa.

Otro hecho emocionante pasará el 15 de febrero. Doce años después de la desaparición del colectivo de artistas multidisciplinares Circo Interior Bruto, que en su momento fue un hito de la escena underground madrileña, el teatro Pradillo ha conseguido provocar a aquella pandilla formada por artistas como Rafael Lamata y Jaime Vallaure (que actualmente forman el dúo Los Torreznos), Jesús Acevedo, Belén Cueto, Marta de Gonzalo o Eduardo Navarro. El grupo presentará una performance titulada Prometeo encadenado, que parte de una investigación en torno a preguntas como: ¿es burgués ir al teatro?, ¿en qué se parecen Eurípides y Berltot Brecht?, ¿si tú cantas, qué me pasa a mí?, ¿tienes fuego? Un poco de todo, en fin, pero que nadie se asuste: siempre hubo mucho humor en Circo Interior Bruto.

Y así seguirán sucediendo cosas de este tipo en Pradillo hasta que llegue el verano. El 23 y 24 de marzo Isidoro Valcárcel mostrará al público el resultado de una investigación sobre qué es el teatro hoy, el mismo punto de partida sobre el que desarrollará Esther Ferrer la performance que presentará en mayo. “Nuestra idea al invitar a estos dos artistas es que, al no ser la escena su medio habitual, nos aporten una mirada distinta sobre lo que significa esta disciplina hoy día -concluye la comisaria Delgado-Ureña-. Que nos iluminen con ideas distintas”.

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Sobre la firma

Raquel Vidales
Jefa de sección de Cultura de EL PAÍS. Redactora especializada en artes escénicas y crítica de teatro, empezó a trabajar en este periódico en 2007 y pasó por varias secciones del diario hasta incorporarse al área de Cultura. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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