Las marchas nocturnas al parque del Guadarrama se duplican en dos años
Las excursiones nocturnas por el Parque Nacional de la Sierra del Guadarrama se han duplicado en dos años, llegando a los 14.080 asistentes en 2016
Las excursiones nocturnas por el Parque Nacional de la Sierra del Guadarrama están de moda: los amantes de esa modalidad se han duplicado en tan solo dos años llegando a los 14.080 en 2016. Las marchas nocturnas a la zona de Peñalara pasaron de 1.500 a 3.000. A la Comunidad le preocupa la tendencia y plantea en el Plan Rector de Uso y Gestión del área protegida —en información pública— reducir los lugares para hacer vivac (pernoctación al raso). La Federación Madrileña de Montañismo pide que no se restrinja tanto esa posibilidad.
"A la luz de la luna con raquetas de nieve en la sierra de Madrid”, ofrece en Internet un anuncio de una agencia que organiza rutas por el parque nacional madrileño haciéndose eco de la creciente demanda. El espacio protegido recibe al año 2, 4 millones de visitantes, sobre todo desde la vertiente madrileña (60%); el resto accede por la parte segoviana. La mayoría apuesta por las horas de luz, pero disfrutar de una caminata nocturna, que los responsables del parque sitúan entre las 22.00 y las 6.00, gana adeptos.
"No es un problema acuciante, pero es verdad que cada temporada hay más personas interesadas en ese tipo de marchas", explica Pablo Sanjuanbenito, director del parque nacional. Una tendencia al alza que corrobora Paco Cantó, vocal de Medio Natural de la Federación Madrileña de Montañismo (FMM), que observa desde su casa, sobre todo en verano, la hilera de luces que peregrinan por Cuerda Larga, una de las rutas más conocidas y concurridas de la sierra madrileña que discurre del Puerto de Navacerrada al de la Morcuera. Son las luces frontales que portan los caminantes en la cabeza para iluminar el sendero. "Quizá se deberían plantear que no se necesitan tantas, dado que la luna da bastante visibilidad", comenta.
Las mayores masificaciones se producen en momentos determinados, que coinciden con las lunas llenas de verano u otros fenómenos meteorológicos como la lluvia de estrellas de las Perseidas en agosto. Aunque está última situación produce más congestión de tráfico que paseos, ya que una vez escogido el lugar para contemplar el firmamento cesa el movimiento. La situación se agrava en el caso de que se anuncie la luna llena más grande en décadas, y en determinados lugares, como la ruta a Peñalara (el techo de Madrid con 2.418 metros), la ya mencionada Cuerda Larga, la subida a la Bola del Mundo, a Guarramillas o al pico de la Maliciosa. "Todas zonas altas, sin cubierta arbolada, de forma que, en el caso de la luna llena, no haya problemas de visibilidad", puntualiza Sanjuanbenito.
En la memoria del parque con datos de 2016 publicada este mes se especifica que de seguir incrementándose el número de amantes de los paseos nocturnos, "supondrá impactos negativos considerables sobre el comportamiento de la fauna". La afección mayor se produciría sobre los mamíferos y roedores que son los que más actividad nocturna presentan. Sanjuanbenito apunta como otro problema añadido el menor control que existe por la noche en el caso de producirse alguna emergencia.
El presidente del club Peñalara Pedro Nicolás considera que la situación no es preocupante. En cuanto a las molestias que pueda sufrir la fauna, explica que las zonas más transitadas por los visitantes nocturnos ya se encuentran muy masificadas durante el día por lo que los animales las suelen evitar. Su club organiza el Gran Trail de Peñalara, una carrera de 110 kilómetros que debido a su longitud discurre parte durante la noche. El responsable del Parque Nacional señala que en los últimos años se han tomado medidas de gestión para disminuir la afluencia a determinados puntos del parque. En la Pedriza se prohíbe en verano el estacionamiento nocturno en los aparcamientos donde antes se instalaban desde coches a caravanas.
El Plan Rector de Uso y Gestión del Parque, en información pública, no restringe las actividades nocturnas, pero sí la pernoctación que se podrá realizar en la red de albergues. El documento propone reducir el vivac que implica dormir al raso, a determinados lugares y en el entorno inmediato de los refugios, siempre que no existan plazas libres en el interior de dichas infraestructuras.
La FMM espera que se amplíe más esta opción y pide que se permita el vivac en zonas de "gran altitud, supraforestales y despejadas de vegetación arbustiva”, y durante una sola noche en el mismo lugar. El área deberá distar al menos hora y media del acceso motorizado más próximo. "Las rutas de senderismo pueden llevar más de un día, y en ocasiones hay que pernoctar en áreas donde tendría cabida el vivac", explica Cantó.
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