Las Bauhaus y Mary Quant
Las artistas alemanas han pasado décadas escondidas para el gran público. La modista londinense recogió su legado. Dos exposiciones recuerdan sus obras
Un museo que no pierde comba en el estresado mundo actual de los museos es el Victoria & Albert londinense, el V&A, dedicado al diseño desde sus lejanos inicios, 1852. Ahora presenta una amplia muestra dedicada a la modista Mary Quant, célebre por habernos dado la minifalda que hace medio siglo fue acogida como un reguero de petardos en una verbena, luminosa y alegre. Por encima de la rodilla, vino para quedarse y seguir acortándose. La muestra coincide con otra gran exposición de diseño, la que celebra en Dessau el centenario de la escuela Bauhaus que, de paso, como mandan los tiempos, por fin, pone a su alrededor el foco en sus mujeres artistas y profesoras, ahogadas hasta ahora en el pozo cultural del enclave clásico de la supremacía machista y la ignorancia que ha sido el mundo sin internet. De la red se pueden decir cosas malísimas pero también superlativas: para las culturas de las mujeres, por poner solo un ejemplo, ha subido el listón de la existencia y el reconocimiento como nunca.
Arte y vida. La Bauhaus está rodeada de una aura superior a la del V&A y su centenario al de la memoria de Mary Quant. Claro que una escuela como la que impulsó el arquitecto Walter Gropius en la república de Weimar que terminó como terminó —cerrada por los nazis y con sus profesores-artistas exiliados o gaseados en los campos— no es lo mismo que un museo que no forma a artistas, lleva el nombre de una reina y su esposo y casi no fue tocado por las bombas nazis durante la guerra. No es lo mismo, claro que no. Pero comparten bastantes cosas. La Bauhaus, que en alemán significa “construcción de viviendas”, nació para reunir las artes y la vida diaria, en paralelo a nuestro modernismo y otros movimientos europeos similares: eliminando para la pintura y la escultura la sola aspiración de ser objetos del mercado del arte, de la representación del poder y, finalmente, ir a parar al museo, buscando al máximo la utilidad social, más que otros movimientos similares. Y el V&A lleva la friolera de 160 años largos acogiendo tanto el lujo como la cotidianeidad doméstica, lo común y lo extraordinario, con algo que se parece bastante a la igualdad social. De ahí que Mary Quant parezca este año una discípula y una artista más de la Bauhaus. En parte, lo es.
La Quant nació en 1934 y la Bauhaus fue cerrada el año anterior por los nazis, pero si imaginamos que ella hubiera podido estudiar en Weimar o en Dessau, las dos sedes de la Bauhaus, tal vez no habría podido hacer lo suyo a la primera. Las mujeres de la Bauhaus, muy numerosas entre los estudiantes, tuvieron que aguantar incluso la cuota masculina: no podía ser que hubiera más chicas que chicos. Sobre todo si querían ser pintoras, escultoras, fotógrafas y arquitectas. Eran plazas reservadas a los chicos. A las alumnas se las alentaba hacia los tejidos y el diseño doméstico. Puede que a Mary Quant le hubieran cortado las alas. El caso es que, veinte años después de la Bauhaus, estudió artes comerciales (ilustración) en la Universidad de Goldsmith y luego abrió una tienda de ropa de mujer en Londres. Conocía la Bauhaus.
Corrían los años 1955-1957, inicios del Estado del bienestar construido por los laboristas tras la guerra. La funcionalidad y la simplicidad de formas que caracterizan los diseños de la Bauhaus y de tantas de sus artistas mujeres, de gran vigencia en el diseño actual, fueron ya entonces inspiración de modistos que querían trasladar a la ropa femenina los nuevos tiempos tras el desastre. Mary Quant fue una, el francés Courrèges (que compite con ella en el invento de la minifalda) fue otro, la alemana Jil Sander, otra. Minimalismo, reducir hasta lo esencial, estructuras claras, belleza simplificada, color y libertad de movimientos. Hoy, tanto tiempo después, el V&A la reconoce. Sorprende que no lo haya hecho antes, hace un montón de años que vi allí una expo sobre el diseño punk y hace dos presentó la exitosa Bowie.
Por su parte, algunas Bauhaus fueron: Anni Albers (diseñadora textil), Gertrud Arndt (fotógrafa), Marianne Brandt (diseñadora del metal), Otti Berger (artista textil), Friedl Dicker (artista y educadora), Marguerite Friedlander (ceramista), Benita Koch-Otte (artista textil), Wera Meyer-Waldeck (arquitecta), Grete Marks (ceramista), Lucia Moholy (fotógrafa), Lilly Reich (interiorista y proyectista, entre otros, del pabellón Mies van der Rohe de Barcelona), Alma Siedhoff-Buscher (diseñadora de juguetes), Günta Stoltz (maestra de tejedores), Grete Stern (fotógrafa), Anne M. Wilke (artista y educadora). Más información, en internet (de momento).
Mercè Ibarz es escritora y profesora de la UPF
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