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Añoranzas del espíritu del 1-O

La estrategia de los partidos soberanistas despierta el rechazo del independentismo de base

Camilo S. Baquero
Asistentes a la Diada del año pasado en Barcelona.
Asistentes a la Diada del año pasado en Barcelona.Cristobal Castro

Estos días el independentismo a pie de calle mira con más escepticismo que nunca a sus líderes, políticos o sociales. El espíritu de unidad entre los separatistas que hizo posible la consulta ilegal del 1-O parece cada vez más difícil de invocar. La única amalgama se da en torno al rechazo al juicio por rebelión a los 13 encausados del procés. Tras la sentencia, todo entrará en una dimensión desconocida. Las relaciones entre bases, partidos y las organizaciones Òmnium y la ANC nunca han sido fáciles, pero en los últimos días los secesionistas viven con asombro y hasta rabia el intercambio de reproches, especialmente a raíz del cambio pragmático de las formaciones políticas.

El debate es virtual y físico. “El independentismo no está dividido porque somos la gente la que tenemos las cosas claras. Las sillas y los sueldos no nos tumban los principios”, comentó un usuario de Twitter a raíz de los roces entre la ANC y ERC por los preparativos de la Diada. Más allá de las pantallas, las cosas se ponen más sucias, como muestra la última acción de los Comités en Defensa de la República (CDR).

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El pasado lunes, varios locales de ERC y del PDeCAT amanecieron con las puertas repletas de basura y excrementos, con el mensaje de “no pactar con el 155” (en alusión a los pactos con el PSC) y de mantener el compromiso con el 1-O. “Mierda de partidos”, decía otro de los mensajes dejados por los CDR. Ya la ANC había convocado, con un éxito relativo, protestas ante las diputaciones y alcaldías contra la “inentendible” política de pactos con los socialistas.

Nadie ha renunciado a su objetivo de lograr la independencia de Cataluña (un 44% de los catalanes la defienden, según el último CIS catalán) pero las estrategias que defienden los partidos y entidades para alcanzarla están lejos. Esa es precisamente la base del desencanto. “Vivimos un momento de desconcierto en las bases”, afirmó la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, en una carta abierta al independentismo. “Cuando hemos trabajado juntos sociedad civil movilizada, Govern y Parlament es cuando más hemos avanzado en el camino hacia la independencia”, añadió.

Críticas de Cs a la principal organización antisecesionista

Las turbulencias en Cataluña entre la ciudadanía, los partidos y las entidades también alcanzan al constitucionalismo. Ciudadanos cargó ayer contra unas declaraciones de Fernando Sánchez Costa, el nuevo presidente de Societat Civil Catalana (SCC), la principal organización contraria al independentismo. Para el diputado en el Parlament Nacho Martín Blanco, Costa ha abandonado “la oposición frontal al separatismo” e “intenta hacer algunas concesiones a las tesis independentistas”.

Las críticas del diputado de Cs llegan después de que el pasado fin de semana, en una entrevista a Europa Press, Costa se mostrara abierto a negociar con el independentismo de cara a lograr una mejora en la relación de Cataluña con el resto de España. “No se puede decir ‘no’ a la reivindicación de dos millones de personas, que habrá sido más o menos inducida o provocada por el poder, pero que es real”, dijo Costa, que es exdiputado del PP en el Parlament. Dirigentes de SCC insisten en que se trata de una frase sacada de contexto.

“Lo que deben hacer el Gobierno de España y los partidos constitucionalistas es decir ‘no’ a una propuesta ilegal, unilateral, que excluye a más de la mitad de los catalanes, a una propuesta que es perjudicial para los intereses de los catalanes y del conjunto de los españoles”, sostuvo Martín Blanco.

El posicionamiento de Costa ya había recibido fuertes críticas desde las filas del partido de Albert Rivera. “Están por todas partes, incluso infiltrados en la organización que nació para combatirlos”, tuiteó el pasado domingo la diputada en el Congreso Carina Mejías.

La ANC apuesta abiertamente por la unilateralidad, lo mismo que una parte considerable de Junts per Catalunya, la marca electoral puesta en marcha por el expresidente prófugo Carles Puigdemont y el PDeCAT, cuya dirección apuesta por una vía más pactista. ERC intentó eliminar la vía unilateral pero un grupo de militantes logró que no se descartara del todo en su ponencia política. Fueron muchas las voces de base que se alzaron en las filas de ERC por el no a la investidura de Pedro Sánchez y que, sin embargo, no movieron un ápice la posición oficial. Al partido lo mantiene unido la “autoridad moral” de Oriol Junqueras, en prisión preventiva por un supuesto delito de rebelión desde hace 644 días. La insistencia en un referéndum acordado de los republicanos, o la de personas como el expresidente Artur Mas o el exconsejero de Economía Andreu Mas-Collel ha llevado a que en ciertos círculos se les llame directamente traidores y botiflers.

“Purismo”

Para la dirección de ERC la actitud de las bases de la ANC tiene una música “antipartidos”, incluso antirepublicana. Y requiere entrar en un juego de “purismo” independentista. Fuentes de la organización ciudadana niegan la mayor e insisten en que precisamente la próxima Diada buscará mostrar que todos los acentos tienen un objetivo común. Con todo, las bases de la ANC aprobaron cerrar la zona VIP a los políticos que siempre se montaba, para dar prioridad a la sociedad. “Apoderémonos, llenemos las calles y empujemos a los partidos a conseguir la unidad estratégica”, reza la convocatoria para el 11 de septiembre.

Ese “empujar a los partidos” es precisamente lo que ha llevado a las fricciones que se han hecho evidentes en los últimos días. El exlíder de filas en Madrid de los republicanos, Joan Tardà, se sumó a las críticas de otros históricos, y calificó a la ANC de “contrapoder”. Tras fracasar en su idea de listas conjuntas (que también pedía Puigdemont), la Assemblea facilitó el trabajo de primarias ciudadanas para tener candidaturas en las municipales del 26-M. Paluzie critica que no se entienda que se pueda defender la labor fiscalizadora de la ANC a los partidos y a la vez invocar el espíritu de unidad del 1-O.

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Sobre la firma

Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.

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