Los gases del volcán de La Palma pueden provocar lluvia ácida en Canarias
El riesgo para la población y el medio ambiente es “mínimo”, según la Agencia Estatal de Meteorología
La nube de gases y ceniza que escupe el volcán de La Palma se desplaza al resto de las islas Canarias y puede llegar a la península Ibérica con consecuencias que aún no están claras. El gas que más preocupa es el dióxido de azufre, pues puede formar ácido sulfúrico en contacto con el agua de las nubes y precipitarse en forma de lluvia ácida. Los meteorólogos se afanan ahora por entender el impacto de la meteorología de los próximos días y su interacción con las emisiones del volcán.
El dióxido de azufre puede llegar a la península Ibérica entre mañana y el viernes, eso sí, con una conce...
La nube de gases y ceniza que escupe el volcán de La Palma se desplaza al resto de las islas Canarias y puede llegar a la península Ibérica con consecuencias que aún no están claras. El gas que más preocupa es el dióxido de azufre, pues puede formar ácido sulfúrico en contacto con el agua de las nubes y precipitarse en forma de lluvia ácida. Los meteorólogos se afanan ahora por entender el impacto de la meteorología de los próximos días y su interacción con las emisiones del volcán.
El dióxido de azufre puede llegar a la península Ibérica entre mañana y el viernes, eso sí, con una concentración mucho menor que en las islas, según muestra el modelo de monitorización atmosférica del sistema de satélites Copernicus de la Unión Europea. En otro vídeo del modelo publicado por el científico Mark Parrington se aprecian dos nubes de azufre, la del volcán de La Palma y la del Etna en Sicilia, que se desplazará hacia el este.
Con los vientos previstos a distintas alturas para hoy y mañana “no se puede descartar” que se produzca lluvia ácida en el norte y este de las islas canarias más montañosas, ha informado la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). La lluvia ácida contiene partículas que puede causar problemas respiratorios, especialmente a personas que ya sufren enfermedades pulmonares. Además puede dañar la vegetación y los cultivos.
Según el modelo de dispersión de contaminantes de la agencia, es posible que las emisiones de dióxido de azufre a 3.000 metros de altitud se desplacen hoy hacia el este o nordeste pudiendo alcanzar el norte de Tenerife, aunque la mayor parte del gas quedará en la parte oriental de La Palma y sobre el océano Atlántico.
A 1.500 metros de altitud, la tendencia es que estas emisiones alcancen El Hierro, La Gomera y Tenerife entre hoy y mañana. Se espera que la nube de gases continúe su viaje hacia el Mediterráneo, pero el modelo no indica una llegada “significativa” de emisiones a la península Ibérica ni hoy ni mañana, según la Agencia.
David Suárez, portavoz de Aemet en Canarias, explica que el impacto de los gases y la posible lluvia ácida en Canarias es “mínimo” y que es mucho menor en el resto de España. “La nube de azufre del volcán se inyecta en la atmósfera a una altura de 3.000 metros. En las islas las precipitaciones de estos últimos días y las que esperamos para las próximas 48 horas son de nubes bajas, por lo que es muy poco probable, incluso descartable, que el dióxido de azufre entre en contacto con ellas y pueda producir lluvia ácida. En cualquier caso, esta solo causa daños en cultivos y vegetación cuando es persistente, por ejemplo por la presencia de centrales térmicas o de volcanes en erupción continuada. Una lluvia como la que podría producirse en Canarias hoy o mañana no tendría impacto”, detalla.
El experto aclara que los datos de Copernicus muestran las concentraciones en una columna de aire que se extiende desde la superficie hasta los 5.000 metros de altura. Por eso el impacto real de esa nube para las personas y el medio ambiente es mucho menos alarmante de lo que pueda parecer. De momento la concentración de dióxido de azufre en superficie en Canarias y la Península es baja y está dentro de los límites saludables y los satélites prevén que estos niveles se mantengan igual o más bajos en los próximos días.
Fotogalería: La erupción del volcán
El último cálculo indica que el volcán emite entre 6.000 y 11.000 toneladas de dióxido de azufre al día, explica Suárez. El primer análisis que se espera en las próximas horas indicará si la concentración de este gas que llegue a la Península sería suficiente para provocar lluvia ácida.
La agencia también está vigilando la emisión de cenizas, que pueden parar los motores de los aviones en vuelo. Por el momento no se han detectado concentraciones de estas partículas que obliguen a desviar el transporte aéreo en La Palma para las próximas horas, explica Suárez.
Ayer, una estación meteorológica situada a 2.371 metros de altura en Izaña en Tenerife detectó la llegada de dióxido de azufre proveniente de la erupción. Registró picos de hasta 20 partes por billón, unas 400 veces más que el nivel normal en la zona. Pero ni siquiera esta concentración supone riesgo para la salud, pues es una medida puntual y además está dentro de los rangos considerados saludables, según la Aemet.
“No estamos ni mucho menos en un escenario peligroso”, resalta Sergio Rodríguez, experto en ciencias atmosféricas del CSIC. “La mayor parte del dióxido de azufre está en capas medias y altas de la atmósfera, por lo que el desplazamiento de las nubes desde su origen hasta las otras islas y posiblemente la Península presenta pocos riesgos”, resalta el investigador. En las capas medias y altas la nube de cenizas y gases del volcán no produciría lluvia ácida, sino que formaría aerosoles [partículas de muy pequeño tamaño] que pueden reflejar la luz del Sol y por tanto generar un enfriamiento de la atmósfera, detalla el investigador. En erupciones muy poderosas estas partículas pueden hacer que no haya verano, como sucedió con el Tambora en 1816.
Rodríguez estudia los aerosoles que escupe el volcán. “En estos momentos hay un cóctel de partículas con cenizas volcánicas y otras provenientes de los incendios causados por la lava. Queremos entender qué concentración hay en la zona de El Paso, donde se ha abierto una nueva boca. En general sabemos que el efecto de estas partículas en la salud es similar al de la contaminación atmosférica en las ciudades, que aumenta el riesgo de cardiopatías y empeora el asma o el EPOC”, resalta.
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