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La UE consigue rebajar la protección internacional del lobo

La especie pasa de “estrictamente protegida” a “protegida” en el Convenio de Berna sobre la conservación de la naturaleza, lo que permite a Europa cambiar la Directiva Hábitats para poder cazarla

Lobo ibérico
Un lobo ibérico del Centro del lobo ibérico Félix Rodríguez de la Fuente en Robledo, Puebla de Sanabria.© Luis Sevillano

Europa continúa dando pasos para reducir la protección del lobo y permitir su caza. El Comité del Convenio de Berna del Consejo de Europa ―sobre la conservación de la fauna y la flora silvestres y los hábitats naturales de Europa― ha aceptado hoy una propuesta de la UE para que el cánido deje de estar incluido entre las “especies de fauna estrictamente protegidas” (Apéndice II) y pasar a engrosar las “especies de fauna protegidas” (Apéndice III). Un paso que acerca más a los 20.300 lobos que viven en los territorios europeos a poder ser abatidos sin las estrictas limitaciones actuales que hacen su caza casi imposible y que se adoptaron debido a su mal estado de conservación. La decisión final se publicará este viernes, 6 de diciembre.

Este era el último escollo que debía sortear la UE, instigadora de la reducción de la protección del lobo, para seguir adelante con sus planes de flexibilización en la gestión de la especie. Sin la modificación previa del Convenio de Berna, los Veintisiete no pueden acometer la modificación de la Directiva Hábitats, cuyo objetivo es preservar los ecosistemas naturales y las especies silvestres de la UE.

El cambio autorizado entrará en vigor en tres meses, a menos que un tercio de las partes en el Convenio de Berna (17) se oponga. Un escenario, que dada la situación actual, es muy improbable. En cualquier caso, Bruselas cuenta con que el siguiente paso, la enmienda de la directiva europea, se realizará a partir del 7 de marzo de 2025.

Caben pocas dudas de que los cambios saldrán adelante. El 25 de septiembre ya se aprobó con una sólida mayoría —solo España e Irlanda se opusieron— la propuesta de la Comisión Europea para rebajar la calificación del lobo, para permitir su caza, con lo que los cambios en la Directiva Hábitats no deberían ser un problema. La necesaria mayoría cualificada de los Estados miembros ya se logró en la primera votación hace dos meses y no es previsible que haya cambios de opinión al respecto. En el Parlamento Europeo se requiere mientras tanto una mera mayoría simple de una cámara muy escorada a la derecha que ha hecho del lobo uno de sus anatemas.

El Partido Popular Europeo (PPE), la principal familia de la Eurocámara, fue la impulsora de la propuesta contra el lobo y el grupo de Conservadores y Reformistas (ECR) de la primera ministra ultra italiana Giorgia Meloni ya ha indicado que apoyará los cambios que también ayudó a elaborar. “Ahora que se ha logrado un acuerdo internacional (...) simplemente, los lobos que creen problemas podrán ser cazados”, ha celebrado el eurodiputado de ECR Bert-Jan Ruissen, ponente en la sombra de una resolución parlamentaria al respecto en 2022, año en el que en Bruselas empezó a tomar fuerza el movimiento contra el lobo.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que ha impulsado decididamente los cambios desde que un lobo matara a uno de sus ponis favoritos, Dolly, también en 2022, considera que la decisión del Convenio de Berna responde a la necesidad de tener un “enfoque equilibrado” entre preservar la especie y la protección de los medios de vida en el mundo rural. La portavoz de la Comisión Europea en Medio Ambiente, Anna-Kaisa Itkonen, ha añadido en rueda de prensa que la demanda de la UE ha estado “siempre basada en criterios científicos”.

Sin embargo, los científicos que forman parte de la Iniciativa de Grandes Carnívoros para Europa de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) expresaron en un comunicado en noviembre su preocupación por este cambio de rumbo. “La propuesta actual plantea serias dudas, entre otras cosas, a la luz del importante principio de que las decisiones sobre la conservación y gestión de la vida silvestre se deben basar en conocimientos científicos sólidos, y no (sólo) en razones políticas”, concretan.

Recuerdan, además, que Suiza presentó en 2022 una propuesta semejante y que se rechazó, al no estar justificada desde el punto de vista científico ni de la conservación. Y desde entonces hasta la decisión de la UE de proseguir con sus intenciones de descatalogar al lobo, la situación no ha cambiado, “como lo muestra el hecho de que es una especie en peligro de extinción”, puntualizan. Tampoco están de acuerdo en que “se haya producido un aumento notable de los daños al ganado causados por los lobos desde 2022, y lo mismo puede decirse de los riesgos para la seguridad pública”.

Juan Carlos Blanco, biólogo y autor del último análisis sobre la situación del cánido encargado por la Comisión Europea, recuerda que habría que esperar a conocer los últimos datos sobre la evolución de la población. “Cada seis años, la UE renueva la información sobre la situación de las especies y la que está todavía en vigor, que abarca de 2019 a 2024, mostraba que el estado del lobo no era favorable en la mayoría de los países y son datos oficiales”, remarca. Solo cinco países informaron a Europa del buen estado de sus poblaciones: Rumanía, Lituania, Letonia, Estonia e Italia. En su opinión, “el cambio que propone la UE se debe a intereses partidistas y a un giro hacia posiciones de derechas que han hecho de la caza del lobo una de sus banderas”.

En España, las comunidades autónomas con más presencia de ejemplares (Castilla y León, Asturias, Cantabria y Galicia) están en contra de la protección de la especie en todo el territorio nacional que acabó con los cupos de caza que existían. La polémica ha llegado a tal punto que el 25 de abril de este año, el Congreso abrió la puerta a rebajar su protección con la toma en consideración de una proposición de ley presentada por el PP. La iniciativa salió adelante con el apoyo de Vox, PNV y Junts. Votaron en contra PSOE y Sumar, y Bildu se abstuvo.

Las organizaciones internacionales de defensa medioambiental también han lamentado una medida que, en palabras de Ilaria Di Silvestre, la directora para Europa del Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW, por sus siglas en ingés), “ignora la ciencia y abre la puerta a la interferencia política en los esfuerzos de conservación”. Aunque la Comisión subraya que los cambios afectarán “al lobo y solo al lobo”, como ha venido repitiendo los últimos meses, muchos temen que se establezca un “peligroso precedente” que abra la puerta a debilitar a otras especies, como los osos o los linces, señala Joanna Swabe, responsable de la Humane Society International (HSI). “Toda decisión relacionada con el estatus de protección de especies salvajes debe basarse en pruebas científicas robustas, pero las decisiones sobre el lobo han estado claramente guiadas por conveniencia política y con el único objetivo de apaciguar a grupos de interés como los cazadores, que prefieren recurrir a los rifles en vez de buscar la coexistencia con grandes carnívoros”, ha lamentado.




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