Matt Bellamy: “Si no arriesgas, pierdes la vivencia del fracaso”

Cuando se habla de Muse es necesario referir el enorme tamaño y espectacularidad de sus montajes, de los que el año pasado se pudo ver en Madrid la versión para pabellones cubiertos. Ahora llega el montaje para estadios, con el que el grupo ofrece el 7 de junio su único concierto en España, en el Estadi Olímpic de Barcelona, con un despliegue espectacular de medios a mayor gloria de la música del trío británico.

Grandilocuentes por definición, Muse mantienen cierta distancia sobre sí mismos, expresada por su líder, Matt Bellamy: “Cuando empezamos a dar estos conciertos más grandes, me reía de mí con nuestros fans de primera fila. No es que nos lo tomemos en broma, es que nos importa un huevo si el tamaño de nuestros montajes es ridículo o no. Hay cierto riesgo que hace que puedas acabar haciendo el ridículo, pero nos da igual. Si no arriesgas, pierdes la vivencia del fracaso que es propia de la equivocación y que te hace aprender y mejorar”.

Tamaño y distancia, sobre la experiencia, esas parecen las claves de Muse, que en Barcelona ofrecerán un show a todo trapo: “Montaremos una planta de energía con una chimenea y visuales alocados que evocarán la estética de Charlie y la fábrica de chocolate”. Además, continúa Bellamy, “jugaremos con los diseños basados en la gráfica de nuestro último disco, que evocan las conexiones neuronales del cerebro. Y, por vez primera en nuestra historia, habrá unos actores que tendrán protagonismo en dos o tres canciones”.

A pesar de la magnitud del montaje, que nada tiene que ver con el desplegado por Muse anteriormente, la banda no quiere mecanizar sus conciertos: “Hay unos aspectos fijos, pero es importante que haya elementos de improvisación, no deseamos un espectáculo pautado al estilo de Broadway”, admite Bellamy. “Hay fans que ven todos nuestros conciertos, en Montreal uno decía en un cartel que decía que nos había visto 77 veces. Ellos en cierto modo nos obligan a los cambios aunque creamos que todo está perfecto”.

Considerando las dimensiones de sus espectáculos, cabe conjeturar si cuando el grupo compone ya tiene en mente la escenificación de las canciones. Bellamy afirma: “En algunos casos por supuesto que sí, ya tenemos en la cabeza ideas, conceptos que nos pueden ayudar a escenificar las composiciones. Para mí la música es algo también muy visual y al componer imagino mundos inusuales. Pero, en todos los casos, lo primero es la música y lo demás viene después”. Pensando o no en la escenificación, hay temas que nunca suenan en los conciertos de Muse. ¿Qué sensación tiene Bellamy sobre las canciones que solo viven en sus discos? “Hay temas como Falling away with you que nunca hemos tocado y aún no sé por qué. Quizás porque son más apropiadas para pequeños teatros. Muchas veces hemos pensado que nos gustaría tocar en salas pequeñas además del concierto de estadio que corresponde a la ciudad en cuestión. Quizás en el futuro”.

Antes de cerrar la conversación, Bellamy expone otro giro humorístico, solo en apariencia incompatible con la grandiosidad de sus propuestas. “He hecho construir un robot de seis metros de altura que da vueltas por el lugar del concierto, quizás incluso por la ciudad donde toquemos, y le grita a la gente ‘¡INSOSTENIBLE!’. Eso está rozando la broma. Creo que hará que la gente se ría. No siempre hacemos cosas así, pero nos la jugamos y a veces la gente se lo acaba pasando mejor con las cosas que no nos salen bien. En la gira anterior teníamos tres torres, cada una cubierta por una cortina. Cuando tenían que caer, solo lo hicieron dos: la mía se me cayó en la cabeza y la de Chris ni cayó. Y estoy seguro de que a la gente le hizo más gracia eso que si hubiese salido bien”.