Otto Sander, prolífico y versátil actor alemán
Sus papeles como ángel en 'El cielo sobre Berlín' o como el jefe de máquinas de 'El submarino' le dieron fama internacional
Para los alemanes ha muerto un gran actor, para Wim Wenders, Volker Schlöndorff o Wolfgang Petersen se ha marchado un compañero de viaje. Hasta el alcalde de Berlín, ciudad en la que creció artísticamente, le ha dedicado unas palabras tras su defunción. Otto Sander, al que en Alemania conocían con el sobrenombre de La Voz, falleció el pasado día 12 a los 72 años víctima de un cáncer contra el que batalló largo tiempo. Sander apareció en algunas de las más importantes películas germanas del último medio siglo, trabajó profusamente como locutor publicitario gracias a su don y fue uno de los miembros del Berliner Schaubühne, el teatro berlinés que convulsionó la escena alemana en los años setenta.
Sander nació en Peine, cerca de Hannover en 1941, en mitad de la Segunda Guerra Mundial. Cuando le confesó a su padre que quería interpretar, este le puso a estudiar Filología Alemana, Historia del Arte, Teatro y Filosofía. Con 24 años empezó a actuar en el Kammerspielen de Düsseldorf, y dos años después, en 1967 decidió abandonar la Universidad, irse a Múnich, estudiar Arte Dramático, en un intento de convertirse en profesional. La jugada le salió bien, y Peter Stein le reclutó para el Berliner Schaubühne, donde trabajó con otro chaval que empezaba a hacerse un nombre, un suizo llamado Bruno Ganz.
A finales de los setenta, asentado en los escenarios, tras varios telefilmes y una película como La marquesa de O, le llega su primera gran aparición en la pantalla, interpretando al trompetista borracho de El tambor de hojalata, de Schlöndorff. Su fama crece en la década de los ochenta, y así actúa en Palermo o Wolfsburg, de Werner Schroeter, decenas de trabajos para televisión, y El submarino, de Petersen, uno de las dramas bélicos más creíbles de la historia del cine, en el que da vida al jefe de máquinas, personaje que repetirá en la posterior serie de televisión.
Con Margharete von Trotta trabaja en Rosa de Luxemburgo, con Andrzej Wadja en Un amor en Alemania (es el narrador), encarna a Richard Wagner en Wahnfried, y sobre todo, encarna al ángel Cassiel en El cielo sobre Berlín (1987), de Wenders, papel que le da la fama mundial y que volverá a encarnar en la continuación: ¡Tan lejos, tan cerca! (1993). Durante estos últimas dos décadas ha combinado cine (El condón asesino), con el teatro y la televisión. La pequeña pantalla ha sido la que le ha mantenido como uno de los actores alemanes más queridos en su país año tras año con series como Polizeiruf 110. Con su voz tuvo ingresos fijos en decenas de anuncios y era el narrador en la versión original alemana de El perfume, historia de un asesino, además de doblar a Ian McKellen y Dustin Hoffman en otras películas. Casado con la también actriz Monika Hansen desde 1971, adoptó a los dos hijos del primer matrimonio de Hansen, Meret Becker y Ben Becker, que también hoy son intérpretes. Sander, Hansen y Meret Becker coincidieron en la película de Von Trotta La promesa, un amor, un muro, una esperanza (1995).
Babelia
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