Nadya Tolokno: “Putin y Trump se entienden bien porque no tienen principios”
La activista y artista rusa miembro de Pussy Riot reflexiona en el Hay Festival de Cartagena sobre el futuro de su país y la relación entre los dos mandatarios
Nadya Tolokno (Rusia, 1989), miembro de la banda de punk rusa Pussy Riot, se sube al escenario del Teatro Adolfo Mejía vestida con una camiseta negra con una palabra en ruso. Se sienta y deja a su derecha, en el suelo, una mochila del personaje Hello Kitty. Hasta el final de la charla con el periodista británico Luke Harding en el Hay Festival de Cartagena de Indias no desvelará el significa de la puesta en escena.
Han pasado cinco años desde que Tolokno y sus dos compañeras de Pussy Riot salieran de la cárcel tras pasar casi dos años encerradas por haberle rogado a la Virgen María en una catedral de Moscú que echara a Vladimir Putin de la presidencia de Rusia. En este tiempo, la joven activista ha seguido luchando por los derechos humanos en su país y ha sido testigo de la llegada de Donald Trump al poder. En un año al mando de Estados Unidos, las relaciones internacionales se han trastocado tanto que ambos mandatarios han desarrollado una particular relación de afecto. "No son exactamente lo mismo, pero comparten que solo les interese el dinero y el poder. Se entienden bien porque no tienen principios", asegura.
La falta de valores que la activista identifica en los dos presidentes se fundamenta en "la persecución de los derechos fundamentales". "Putin quería formar parte de la Unión Europea y de la OTAN, pero para eso le exigían respetar los derechos de sus ciudadanos", dice. "A Trump le interesan sus amigos, no proteger a la gente corriente". Coinciden también, según Tolokno en su definición de fake news (noticias falsas): "El Kremlin acusa de terrorismo a quienes se manifiestan, protestan o ejercen el periodismo. Los mete en la cárcel y los somete a tortura sin juicio ni cargos". El presidente de Estados Unidos ha optado por convertir a los medios de comunición en el principal enemigo de su Administración.
"Putin usa sus antiguas dotes de espía para relacionarse con otros países financiando partidos y organizaciones en países afines", dice la artista. "Ahora, para seguir consiguiendo sus objetivos, utiliza hackers. Yo los he sufrido durante seis años, los conozco muy bien, son jóvenes que necesitan dinero y por eso hacen lo que les piden. A mí me acusaron de recibir dinero de Hillary Clinton para acabar con el Gobierno ruso".
Tolokno reconoce que algún momento, debido al acoso, tuvo miedo. Una sensación que le recordó a casi dos años en prisión."Fue el infierno", relata. "Trabajé en una fábrica de uniformes dentro de la prisión donde se producía cinco veces más que en cualquier otra fábrica". Si los presos no cumplían con los objetivos de producción se les negaban los pocos derechos que les quedaban. "Te prohibían ir al baño durante las ocho horas de trabajo diario, por ejemplo". A ella, por ser mujer, solo se le permitía asearse cada ocho días.
Al salir de la cárcel, Nadya Toloknó continuó con el arte y reorientó su activismo hacia los presos, de todo tipo, que hay en Rusia. Es en este momento, al hablar de los ciudadanos que no se callen y siguen protestando en su país pese a la amenaza de cárcel y tortura, cuando desvela que el nombre estampado en su camiseta es el de la organización que lidera en apoyo a todos los rusos encarceladas durante los gobiernos de Putin.
La activista es consciente de que el presidente de su país volverá a ganar este año y se perpetuará en el poder seis años. Aun así, asegura, es optimista. "Tras la elección de Trump la gente se dio cuenta de que todos los garantías que habían heredado de los movimientos por los derechos civiles las podían perder. Ya no las dan por hecho y han empezado a luchar, como se muestra con la lucha feminista Me Too", explica. "Los rusos también demuestran esa fortaleza cada día. El apoyo de Putin no es el que muestran las televisiones oficiales. Ya ha habido manifestaciones y no solo en las principales ciudades, nunca se sabe cuándo pueden volver a salir a protestar".
Antes de irse, entre los aplausos, Nadya Tolokno desvela el último misterio. "La mochila es una Pussy Riot. La llevo conmigo a todas partes como un símbolo. Y porque creo que me pueden detener en cualquier momento. Es una manera de que se sientan idiotas que son por detener a alguien que lleva la cara de Hello Kitty colgada".
Babelia
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