La maldición de ‘Suspiria’ llega a Sitges
La película de Luca Guadagnino, versión del clásico de Dario Argento, inaugura el festival de cine fantástico sin su equipo salvo Tilda Swinton, cuyo padre acababa de morir
Cuando en 1977 Dario Argento estrenó Suspiria, la historia de una bailarina estadounidense recién llegada a una academia de danza alemana donde algo extraño ocurre, ni la crítica ni el público la apreciaron. Eso sí, con el tiempo cumplió las expectativas de toda gran película de culto, y empezó a desarrollar toda una cohorte de fans, como se pudo ver el año pasado en el festival de Sitges, cuando Guillermo del Toro presentó una versión restaurada de este clásico del terror. Y lo hizo junto al mismísimo Argento, con el que dio una clase magistral y al que estrujó hasta elevarlo por los aires. Finalmente, se sentaron juntos a ver la proyección, en lo que el mexicano calificó como uno de sus sueños infantiles cumplidos: “Pocas veces tiene uno la oportunidad de tener un ídolo, un maestro enfrente en carne y hueso y decirle lo que significa y cómo amamos su trabajo. Cómo amamos su cine. Esta era la oportunidad ideal de decírselo a todo". Suspiria había dejado atrás su maldición, que incluía el convertirse en la última película de la actriz Joan Bennett...
... hasta este festival de Sitges. Tras un rodaje rápido, cuando aún coleteaba el éxito de su anterior trabajo, Call Me By Your Name,el italiano Luca Guadagnino presentó en Venecia su versión del filme, que en su sinopsis se mantiene fiel al original. Dakota Johnson ya contó en la ciudad italiana: “Cuando trabajo en un proyecto, soy una persona muy empática y absorbo los sentimientos de muchas personas. Y si son temas oscuros permanecen conmigo, hasta que puedo hablarlos con alguien. Mi terapeuta es una mujer realmente agradable”. Cosas de actores que se sumergen en el papel, nada comparable a maldiciones de más renombre como las que, aseguran, acompañan a quienes trabajaron en La semilla del diablo, El exorcista o Poltergeist. El certamen de cine fantástico de Sitges encontró en Suspiria una casi perfecta película de inauguración, que además serviría para que la actriz Tilda Swinton -que encarna ahora el personaje de Madame Blanc, al que en su momento dio vida Bennett- recibiera uno de los premios de honor del festival, acompañada además de otras dos compañeras de reparto (la estrella emergente Mia Goth y la veterana Jessica Harper, protagonista de la original y a la que Guadagnino reservó un pequeño papel) y del director.
Sin embargo, en cuatro días la maldición de Suspiria ha arrasado. La primera en bajarse de la promoción fue Mia Goth, que se quedaba en casa conmociona tras su separación y divorcio de Shia LaBeouf, ruptura que se hizo pública la semana pasada mientras Goth presentaba en San Sebastián High Life. Hace tres días Guadagnino anunció que por enfermedad no podría viajar a la costa catalana y el miércoles Jessica Harper, cuando bajaba por las escaleras de su casa en Nueva York para subir al taxi que la llevaba al aeropuerto desde donde volaría a Barcelona, se cayó y se rompió una rodilla.
Así que toda la promoción quedaba en manos de Tilda Swinton, que ayer jueves volaba a primera hora de la mañana desde Edimburgo a Barcelona. En la escala en Londres le anunciaron una desgracia familiar y el plan se vino abajo. La actriz, acompañada de su marido, decidió proseguir hasta Sitges, pero cruzando sus pasos con el mínimo posible de personas. Anuló entrevistas, rueda de prensa y solo apareció para fotografiarse -eso sí, no le importó parar y hacerse selfis con todo aficionado que se lo pidiera en el hotel- y recoger el Gran Premio Honorífico antes de la ceremonia de inauguración de la 51ª edición del certamen. Desde el escenario, saludó sonriente, con el trofeo recibido de manos de J. A. Bayona, se dejo querer, agradeció los aplausos mano en el pecho y lloró antes de confesar: "Mi padre ha muerto esta mañana". Habló sobre lo que su progenitor habría soñado y fantaseado esta semana en la que ha estado enfermo en coma. "Dudé si venir, y decidí que sí, que es un festival sobre la fantasía". Y se fue a cenar para exorcizar el dolor y a la habitación del hotel para descansar y volar de vuelta a casa a las cuatro y media de la madrugada. La maldición de Suspiria, ahora sí, ahora real, había deslucido el arranque del gran encuentro de los fans del cine fantástico y de terror.
Babelia
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