¿Más allá de las derechas o izquierdas?
Para leer a Luis Racionero hay que aceptar que se puede articular una visión externa a las dicotomías
Luis Racionero pertenece a un nutrido grupo de intelectuales cuya obra presenta una mirada radical, en los años setenta y que luego fueron acusados de una deriva hacia el reaccionarismo, o incluso el fascismo. Esto a pesar de que su trabajo, en diversos artículos de la revista Ajoblanco y en su influyente ensayo de 1976 Filosofías del underground, critica explícitamente el pensamiento autoritario poniendo en valor alternativas al mismo. A uno le han dicho tantas veces que la izquierda asimila algunos valores de la contracultura, que le cuesta ver que no es así, que probablemente la contracultura no tuvo nada que ver con ser de izquierdas. En mi trabajo para elaborar un proyecto expositivo para el IVAM de Valencia sobre contracultura, al hablar con los protagonistas del periodo me encontraba una y otra vez con la misma idea: “Nosotros solo queríamos ganar dinero”, o “simplemente nos divertíamos”. Me pareció que las visiones que comunicaban podrían verse como ejemplos reales de las ideas abstractas que teoriza Racionero.
Para leer a Racionero hoy hay que aceptar que se puede articular una visión externa a las dicotomías, y quizá la propuesta sea tan relevante hoy en la era de las opiniones contundentes de Twitter como fue en el laberinto intelectual de la Transición. En realidad, Filosofías del underground no engaña. El objeto de la crítica de Racionero es aceptar una manera de pensar básica, esencial, vieja, que asume el racionalismo como presupuesto absoluto. Pepe Ribas, fundador de la revista Ajoblanco, nos ofrece un retrato de Racionero (a quien consideró un “maestro”) entonces como alguien que aspiraba a nuevos valores. Para Racionero, una visión del mundo centrada en tecnología y crecimiento es lo que ha provocado el fracaso de Occidente.
Las mismas bases han conducido a maneras de pensar que han producido el pensamiento de izquierdas y derechas para pensar la comunidad. Ambos, no es necesario subrayarlo, pueden conducir al pensamiento autoritario del que la contracultura quería desprenderse. Cuando nos situamos fuera del racionalismo, cuando aceptamos que puede ser útil pero que de ninguna manera agota lo que el mundo es, o conduce a la verdad o realmente aquieta las ansias del ser humano en el mundo, ciertamente podemos alcanzar el goce que él propone como objetivo vital, pero también el caos, o imponer lo emocional como principio de acción la vida cotidiana olvidando que somos muchos y estamos en lo mismo. En la transición, Filosofías del underground, proponía un horizonte, hoy el libro continúa vigente, pero puede ser leído como una advertencia. Uno sospecha, por otra parte, que su autor fue, ante todo, un optimista: alguien que se despojó de los lastres de la realidad para habitar su espejismo.
Alberto Mira es profesor en Oxford Brookes University y comisario de la exposición Contracultura: resistencia, utopía, y provocación
Babelia
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