El sexo ‘desordenado’ que el arte reflejó entre las dos guerras mundiales
El IVAM explora en una exposición las expresiones artísticas del deseo fuera de la moral dominante en los años veinte y treinta del siglo XX
El periodo de tiempo que discurre entre la primera y la segunda guerra mundial del siglo XX fue uno de los más fecundos en la historia del arte. La eclosión de las vanguardias y el cuestionamiento del orden establecido se manifestaron también en la representación artística de la sexualidad y del erotismo. En aquellos tiempos tan convulsos, afloró una expresión libre y diversa de la sexualidad alejada de la heterosexualidad procreadora que marcaban los preceptos religiosos y sociales.
La homosexualidad (entonces llamada uranismo), el lesbianismo, la intersexualidad (afroditismo), las dis...
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
El periodo de tiempo que discurre entre la primera y la segunda guerra mundial del siglo XX fue uno de los más fecundos en la historia del arte. La eclosión de las vanguardias y el cuestionamiento del orden establecido se manifestaron también en la representación artística de la sexualidad y del erotismo. En aquellos tiempos tan convulsos, afloró una expresión libre y diversa de la sexualidad alejada de la heterosexualidad procreadora que marcaban los preceptos religiosos y sociales.
La homosexualidad (entonces llamada uranismo), el lesbianismo, la intersexualidad (afroditismo), las distintas prácticas sexuales, la cultura del cuerpo, el machismo, la violencia sobre la mujer, quedan reflejadas en las obras de pintores, escultores, fotógrafos, cineastas y escritores, si bien muchas de ellas fueron pasto de la censura durante años.
Es el caso del impactante retrato de una mujer junto a dos prostitutos de la italiana Carol Rama de 1939, que sufrió la persecución primero de las huestes fascistas y luego de la moral imperante que lo consideraba obsceno. Hoy, esta obra, Apassionata (Marta e i marchettoni) forma parte de las 219 piezas de una cincuentena de creadores que componen la exposición Des/orden moral. Arte y Sexualidad en la Europa de entreguerras y es el cartel de la misma.
No en vano, la muestra, que inaugura este jueves en el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) y se puede ver hasta el 21 de marzo, pretende “explorar las diferentes formas de sexualidad en el contexto europeo de entreguerras, en los deseos que no se avienen con las normas de comportamiento basadas en la estricta moralidad dominante”, según explicó su comisario, el profesor y crítico de arte Juan Vicente Aliaga. Un lienzo de gran tamaño con efebos desnudos en torno a una piscina del sueco Eugène Jansson (La casa de baños de la Marina) recibe al espectador en el primer bloque consagrado al culto al cuerpo. Sobre esta pieza y otras que remiten a la Grecia clásica como modelo, se proyecta una curiosa película alemana de 1925 que causó cierta polémica en su tiempo por la desnudez de sus protagonistas ejercitando sus músculos.
Antiguas ediciones de De profundis, de Oscar Wilde, u Orlando, de Virginia Woolf, comparten espacio con los cuadros polisexuales de Duncan Grant o Vanessa Bell, del liberado Círculo de Bloomsbury antes de penetrar en la fractura psicológica de la Alemania derrotada de la Primera Guerra Mundial. Las obras de los germanos de la Nueva Objetividad Otto Dix o George Grosz representan la sexualidad en sus diversas formas y manifestaciones sin olvidarse de la violencia machista ejercida sobre la mujer, en unos años en que se estaba generando una subcultura homosexual y lésbica en bares y locales de Berlín y Hamburgo que también su reflejo en la exposición. El Instituto para la Ciencia Sexual, fundado en 1919 por Magnus Hirschfed, fue un precedente en la lucha por los derechos civiles de los homosexuales y lesbianas, apuntó Aliaga, junto a una publicación de la época.
El surrealismo heterosexual de Breton —"que era muy homófobo", apostilló el comisario— y la pintura sin pudor de Masson o Dalí ocupan otra sala, pegada a la que exhibe la valiente obra de Federico García Lorca y Maruja Mallo contra la moral más conservadora. El recorrido concluye con el ascenso del fascismo y el nazismo, su obsesión por el cuerpo del hombre y su odio al diferente. La monumentalidad del pórtico y de las esculturas del totalitarismo reproducidas contrasta con unas antiguas fotografías de soldados nazis trasvestidos de mujeres en una fiesta.
“Milagro” en la pandemia
La exposición del IVAM se ha retrasado varios meses debido a la pandemia. Por eso, sus responsables consideran “un milagro” que hayan podido llegar finalmente los numerosos préstamos de museos internacionales. El comisario, Juan Vicente Aliaga, recordó que la muestra fue impulsada por el anterior director del IVAM, José Miguel García Cortés. La directora desde el pasado mes, Nuria Enguita, destacó que la exposición “culmina un trabajo de investigación muy importante” de Aliaga, del que destacó su trabajo “incansable en cuestiones de género y violencia hacia la mujer en el arte”.
Para la directora, la muestra “plantea una cuestión desde el contexto histórico, pero muy presente en el actual”. “Eso es un poco lo que me interesaría trabajar, cómo el pasado configura el presente y nos permite mirar al futuro”, indicó.