¡Estamos locos…!

Rafael de Julia dio una vuelta tras una actuación muy entonada, y Ángel Sánchez y Amor Rodríguez se estrellaron con un encierro de toros mansos y deslucidos

Rafael de Julia, al natural, en el primero de la tarde.Alfredo Arévalo (Imagen cedida por Plaza 1)

Si se hubiera anunciado un concurso de belleza, quizá hubiera merecido la pena; toros guapos, bien hechos, serios, con cuajo, y pitones y el premio se lo habrían disputado entre el primero, de Concha y Sierra, una estampa, y el sexto, de Salvador Gavira, ambos de muy astifinas defensas.

Pero, no. Se trataba de una corrida de toros, y tal circunstancia exige otras condiciones más allá de la belleza. Un encierro de toros mansos, distraídos, de corto recorrido y descastados en la muleta, con la excepción del cuarto, el de más clase, sin exagerar, de la tarde. Solo dos de ellos, tercero y cuarto, acudieron tres veces a los caballos, pero ningún toro hizo pelea de bravo en ese primer tercio.

Pero hay tal hambre de toros entre la afición, tal necesidad de ver algo más que los animales sin sangre en las venas que suelen aparecer por los chiqueros, que en tardes como la de ayer se cometen tropelías incomprensibles. Ángel Sánchez, por ejemplo, pidió el cambio tras el segundo puyazo de su primer toro, y el tendido la tomó con el torero cuando el animal no había demostrado nada. Parte de la plaza aplaudió al toro de Partido de Resina en el arrastre, el más deslucido de la tarde, y lo hizo quizá para fastidiar a Amor Rodríguez, que acababa de escuchar los tres avisos. Muy exigente este público torista, intransigente, con voces a destiempo, pitos sin motivos y consejos desde la zona de confort del asiento. En fin, una pequeña locura —y una gran injusticia— de aficionados deseosos de un disfrute que hoy no ha sido posible.

A pesar de ello, hubo un oasis en tarde tan destemplada. A Rafael de Julia se le nota que lleva diez años como profesor de la escuela taurina de Madrid; conoce el oficio, tiene buen gusto y el trato regular con los aspirantes a la torería le ha mantenido la ilusión. Su paso por Madrid, a punto de cumplir pronto los 45 años, y tras una decena de temporadas alejado del público, ha sido meritorio. En el cuarto dio una vuelta al ruedo, que podía haber sido con una oreja si no marra en la suerte suprema, tras una faena medida, hilvanada, honda y muy torera al oponente con más calidad de encierro, agotado a mitad de faena pero con la clase suficiente para permitir que De Julia se luciera por naturales largos y sentidos en la mejor tanda de la tarde, y en la siguiente dibujara con la misma mano un muletazo de ensueño abrochado con un airoso pase de la firma. El público estuvo con él y fueron muchos los espectadores que solicitaron un trofeo a pesar de la mala colocación de la espada. Por fortuna, el palco estuvo en su sitio.

Ya había cantado sus buenas intenciones con el que abrió plaza. Lo esperó, como al otro, de rodillas en los medios, y lanceó a la verónica con temple y buen gusto. Antes de brindar a los tendidos, el toro hizo por el torero, y este lo saludó con ayudados por alto y dos pases de la firma que anunciaban los mejores augurios. Pero el toro de Concha y Sierra, tan guapo como insulso, no le permitió más que detalles de buena experiencia mezclada con sentimiento.

Ángel Sánchez, durante la faena de muleta a su primer toro.Alfredo Arévalo (Imagen cedida por Plaza 1)

Ni Ángel Sánchez ni Amor Rodríguez han podido disfrutar de la tarde soñada. El primero se las vio en primer lugar con un toro deslucido y aburrido —ese por el que pidió el cambio tras el segundo puyazo— y tuvo que escuchar palmas de tango antes de marrar con una fea estocada envainada y que hizo guardia. El quinto, de Pedraza de Yeltes, era un muermo, manso y descastado, y no le permitió lucimiento alguno.

Y Amor Rodríguez venía a encontrar una oportunidad y él mismo se ha firmado una sentencia muy dolorosa para su futuro. No queda claro si llegó con escasa preparación o es que, de verdad, le ha tocado el lote más infumable, que también. El presidente le envió el tercer aviso cuando su primero se desplomaba en la arena. Fue un toro de Partido de Resina, muy, muy complicado, con el que Rodríguez se mostró precavido en exceso y mató muy mal. Inválido y protestado el sexto, con el que hizo un gran esfuerzo con la muleta, y también falló con la espada.

Seis ganaderías/De Julia, Sánchez, Rodríguez

Toros de seis ganaderías, todos bien presentados: 1º, de Concha y Sierra, de espectacular presencia, muy astifino, manso y soso. 2º, de Palha, cumplidor sin más en el caballo, deslucido y soso en la muleta. 3º, de Partido de Resina, manso en varas aunque acudió tres veces, anodino, bronco, de feo estilo  y muy deslucido. 4º, de Castillejo de Huebra, cumplidor en el caballo, -acudió otras tres-, muy noble y escaso celo en la muleta. 5º, de Pedraza de Yeltes, manso, parado y descastado. 6º, de Salvador Gavira, manso e inválido.

Rafael de Julia: estocada tendida y caída (ovación); estocada baja (petición y vuelta al ruedo).

Ángel Sánchez: estocada envainada que hace guardia, media _aviso_ y un descabello (silencio); estocada desprendida y tendida (silencio).

Amor Rodríguez: media estocada _aviso_  tres descabellos _2º aviso_, un descabello _3º aviso_ (silencio); cuatro pinchazos _aviso_ cuatro pinchazos _2º aviso_ y un bajonazo (silencio).

Plaza de Las Ventas. Corrida concurso de ganaderías. 15 de septiembre. Más de un cuarto de entrada: 7.654 espectadores, según la empresa.

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