La apoteosis de Marc Gasol
El reconocimiento unánime premia el espíritu de superación del hermano de Pau
El segundo baloncestista español en la historia de un All Star será otro Gasol. Se quiera o no, la comparación entre las carreras de los hermanos Pau y Marc es inevitable para bien, compitiendo como compiten entre la flor y nata. Una pareja interior demoledora con la selección y que, por separado, valen su peso en oro para sus equipos de la NBA. En Orlando, donde Pau domó a Dwight Howard en las finales de 2009 y se consagró con su primer anillo, Marc se enfundará (a la 1.00 de la madrugada del domingo al lunes, hora española, Canal +) la camiseta roja del Oeste, la de las estrellas, en una Liga de estrellas.
“Nadie es tan apreciado en los Grizzlies como Marc”. Eso dijo Michael Hesley, el propietario del equipo de Memphis, en junio pasado. No fue precisamente un brindis al sol. Corroboró sus palabras renovando en diciembre el contrato del pívot barcelonés de Sant Boi por cuatro temporadas y 44 millones de euros.
La carrera del pívot lleva meses en una fase de máxima aceleración
La carrera de Marc, que en enero cumplió 27 años, lleva varios meses en una fase de aceleración máxima. Fue vital en la clasificación de los Grizzlies para los últimos playoffs, en los que superaron por primera vez una ronda al eliminar a los Spurs de San Antonio. Pero es que en este curso se ha superado y firma sus mejores números en sus cuatro años en la NBA: 15 puntos, 10 rebotes, 3,1 asistencias y 2,2 tapones de media.
Más allá de los datos estadísticos está el reconocimiento de sus compañeros. “Hace más fácil el trabajo de todos. Le necesitamos”, suscribe O. J. Mayo. “Es fundamental, la pieza final. Le llamo Gran España y, cuando hablo de Gran España, hablo del doble doble [dos dígitos en puntos y rebotes] que promedió en los playoffs. Se ha convertido en la piedra angular, en el jugador que buscamos en el poste bajo para construir nuestro juego”, explica, a su vez, el base Mike Conley.
Su entrenador, Lionel Hollins, está encantado con Marc: “Ha crecido. Ha destacado como líder del equipo. Busca ser más agresivo en el ataque y, gracias a su esfuerzo, se está convirtiendo en un gran jugador. Todos sus números han mejorado. Se merece ser all star”. Y él ha tratado de seguir sus consignas: “El año pasado ya me pidió que fuera agresivo sobre todo en el ataque. Cree mucho en mi manera de ver el juego. Le gusta. Quiere que sea más egoísta. A mí siempre me han enseñado a jugar para el equipo, pero a veces hay que explotar más lo individual”.
"Al principio, nadie me quería", recordó cuando le convocaron para el All Star
De ser elegido en el 48º puesto del draft por los Lakers de Los Ángeles, de recibir una sudadera de entrenamiento como toda muestra de confianza, de ser ofrecido como moneda de cambio en el fichaje de Pau por la franquicia californiana..., Marc ha pasado a ser el objetivo preferente de los focos de la NBA. Tres años y medio han sido suficientes para merecer el reconocimiento unánime y el derecho a estar en el All Star. Cuando le dieron la noticia, el 10 de febrero, reaccionó sin resquemor, pero con perspectiva: “Al principio, nadie me quería”. Recordaba el ofrecimiento de los Lakers para participar en las sesiones preparatorias en 2007. “Nunca me hablaron de venir aquí y formar parte del equipo”, recordó.
Pero el joven que tuvo que adelgazar más de 20 kilos para poder jugar en la élite; el que estudió y jugó en la Lausanne High School, de Memphis, durante dos temporadas; el que vivió becado en un piso de Barcelona y comía en La Masia; el que prefirió abandonar el equipo en el que siempre quiso triunfar, el Barça, harto de la incomprensión de un entrenador, Dusko Ivanovic, e irse al Akasvayu Girona; el que supo aprovechar perfectamente la baja de un compañero para pasar de invitado a miembro de pleno derecho de la selección española que ganó el Mundial de Japón 2006..., es el que ahora va a verse coronado como all star de la NBA.
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