Lorenzo es la mamba negra

Dicen que la mamba negra, una serpiente de la familia Elapidae, es veloz, inquieta y letalmente venenosa, la más venenosa de las que se puede encontrar en el continente africano. También es veloz, inquieto y letal Jorge Lorenzo, que se ha imbuido del espíritu de esta peligrosa criatura que el fin de semana, en Italia, protagonizó una edición especial de su casco: logró el mallorquín rodar tan rápido en tierras italianas que nadie pudo alcanzarlo desde que se colocara en cabeza tras un par de curvas; venía avisando a sus rivales con sus entrenamientos: su ritmo era insuperable desde el viernes por la mañana hasta la sesión de calentamiento del domingo.

El nervio que le obliga a repiquetear el suelo con sus pies cada vez que se sienta en una silla lo exprime vuelta a vuelta, sacando lo mejor de un físico privilegiado, modelado para tumbarse solo ante cada curva desde que tiene memoria. Y su veneno duele porque cuando pica sus víctimas no le devuelven el ataque.

Así está ocurriendo este 2012 en el que dispone de una buena moto, equilibrada, estable, que aunque no es la más rápida de la parrilla ha mejorado —este fin de semana en Italia— su potencia con un nuevo motor, y encuentra el compromiso perfecto entre la aceleración y el rendimiento delicado en cada giro: su paso por curva sigue siendo el mejor, pero ya no le atrapan en la recta. Cuando Lorenzo no tiene que pensar más que en darle a la maneta del gas, cuando no tiene tampoco que quejarse porque se siente en inferioridad de condiciones, como ocurría el curso pasado cuando a duras penas plantaba cara a la potente Honda de Stoner y Pedrosa, solo sabe buscar la perfección sobre dos ruedas.

Eso hizo este domingo en Mugello, donde nadie osó levantarle la voz: hizo una salida perfecta y ya solo tuvo que encargarse de ir arañando décimas a su insistente perseguidor, Dani Pedrosa. Tal era su convencimiento, tal fue su ventaja, que Lorenzo se paró a saludar a la grada en el último giro y aún así sacó más de cinco segundos al catalán.

La sorpresa positiva fue la excelente carrera de un debutante en la categoría, Stefan Bradl

Después de seis vueltas la distancia con Lorenzo era de nueve décimas. Un giro más tarde, de 1,2 segundos. Y la brecha fue creciendo, poco a poco, de manera constante, cansina; un par o tres décimas más les separaban a cada minuto y medio. Hasta que fue insalvable cuando a seis vueltas para el final superaba los cuatro segundos. A pesar de que fue excelente la carrera del de Honda, consistente, inalcanzable también para el resto de los mortales —no en vano le sacaría más de seis segundos al tercero, Andrea Dovizioso—, pero insuficiente ante el ataque de la mamba negra, que se escapó en los primeros giros, cuando perdió un tiempo precioso tras Dovizioso. La carrera dejó sorpresas: el bajo rendimiento de Casey Stoner, por ejemplo, con muchos problemas durante todo el fin de semana, con una moto con la que no se encuentra cómodo, problemas de chattering (rebote continuado del neumático) al margen. Terminó el octavo, a más de 30 segundos de Lorenzo, enchufadísimo, directo a por el título.

La otra sorpresa negativa fue la carrera de Ben Spies, que se juega en esta y las próximas dos carreras su futuro en Yamaha y no da muchos argumentos para seguir en la fábrica y con la misma moto que Lorenzo. Sus colegas de marca Dovizioso, otra vez en el podio, y Crutchlow, sexto, le sacan mucho más partido a una máquina inferior.

La sorpresa positiva fue la excelente carrera de un debutante en la categoría, Stefan Bradl, quien, con una Honda satélite estuvo peleando hasta el final con el italiano por la tercera plaza. Tras él, Valentino Rossi, adorado en esta pista en la que ha ganado hasta en nueve ocasiones y que brindó un quinto puesto magnífico, el mejor en condiciones normales de este curso (fue segundo en Le Mans, en una carrera marcada por la lluvia). “Ha sido la mejor carrera del año y lo mejor es que el ritmo que llevamos es bueno, incluso podría haber tenido opciones de podio. Hemos dado un gran paso adelante”, concluyó.