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Bolsas contra el falso testimonio

El abogado de Manzano reclama 180.000 euros por daños morales, mientras que el letrado de la UCI pide muestras de sangre para acusar a los ciclistas mentirosos

C. ARRIBAS
Eufemiano Fuentes, a la salida del juzgado.
Eufemiano Fuentes, a la salida del juzgado.JESUS ALVAREZ ORIHUELA (DIARIO AS)

Muy a su pesar, Eufemiano Fuentes se ha convertido en una especie de siseñor,un personaje que obligado por su guía de viaje (cómo salir ileso de la travesía por los juzgados de lo penal) contesta “sí” a todas las preguntas: sí que publicará un libro con su vida de grande del deporte a la sombra, sí que dirá todos los nombres de su agenda secreta, sí que colaborará con quien se lo pida, la AMA, la AEA, la UCI, la que sea, sí, sí, promete, y regala titulares.

 Fuentes, y casi nadie en la sala, tan seria, puede evitar reír cuando perora el abogado de Jesús Manzano, desgranando cargos y acusaciones como un personaje de Arniches, en tono y forma, y hasta con cierto orgullo y aires de fingida incultura, pero de un Arniches del siglo XXI, armado de Internet y del vLex.com, el Google de los juristas, toda la jurisprudencia que necesita para armar su caso en la yema de sus dedos que aprietan las teclas, y una tras otra fluyen citas a sentencias del Supremo variadas que dan poso a sus tesis. Se ríe Fuentes de las formas, y de la oratoria, y de las confusiones de términos y pronunciación, con que se presentan sus maldades, pero el fondo debería dolerle, debería llorar casi, pues habla el abogado de una persona, Manzano, víctima y denunciante (“el que abrió el melón”) de todo el sistema de dopaje —transfusiones, hormonas, EPO, esteroides—, de la persona cuyas primeras voces hace nueve años le han conducido al banquillo.

El abogado de Manzano recordó que su cliente “abrió el melón del dopaje”

Es un alegato emocional y calculado: 180.000 euros reclama Manzano como indemnización por daños morales, por su viaje “de una carrera meteórica de ciclista profesional a jardinero, su oficio actual”, en palabras de su abogado; y también por su miedo a los posibles efectos secundarios a largo plazo de toda su ingesta dopante. 180.000 euros como la cantidad que, especifica el letrado, con la que otro abogado de la parte de la defensa intentó convencer a Manzano hace años para retirar la acusación.

Y así justificó el letrado Peribáñez la petición de dos años de cárcel para Fuentes, su hermana, Labarta y Belda (no acusa a Saiz), de la misma manera, aunque con distintas formas, con las que el letrado de la UCI antes, y el del CONI, después, argumentaron sus deseos (dos años y medio para los cinco la UCI, pues les acumula al presunto delito contra la salud del artículo 365 del Código Penal el agravante de precio, su afán desmedido de lucrarse; dos años el del CONI, al que no permitieron que se les juzgara también por estafa, delito contra Hacienda y asociación ilícita): recordando, con formas más de académico y de jurista que de sainete, que aunque se les juzgue por delito contra la salud en el fondo lo suyo fue feo dopaje, un proceder grave ética, estética y moralmente, como el cine español de los 60. Y el dopaje, le recordaron a la juzgadora, es lo que ha dado repercusión mediática mundial al proceso y lo que hace necesaria una ejemplar sentencia de condena. Y si la sangre es o no medicamento ya no importa, pues.

El CONI volvió a reclamar que debería habérseles acusado de más delitos

Tanto CONI como UCI recordaron a la jueza que quieren muestras de las bolsas de sangre guardadas en Barcelona, y a los argumentos de todos los días el letrado de la UCI añadió uno nuevo. Dado, señoría, dijo, que los testimonios de varios ciclistas han sido tan incongruentes, concertados, inverosímiles e increíbles que no pueden ser sino fruto de la mentira (y habían jurado decir la verdad, y todos negaron conocer a Fuentes), el análisis de las bolsas de sangre podría servir para demostrar sus delitos de falso testimonio.

Fuentes también sabe decir “no”, y lo dijo. “No, no me arrepiento de haber hecho las cosas de la mejor forma posible”, afirmó en los pasillos. “Y no, en 35 años de ejercicio ninguno de mis deportistas ha sufrido problemas de salud por mis tratamientos”. Es su defensa, la de una persona que mantiene que lo que hacía hasta 2006 sí podría ser dopaje, pero nunca delito, entonces.

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Sobre la firma

C. ARRIBAS
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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