España se defiende a tiempo
España vence a Islandia (33-28) tras sufrir en defensa y allana el camino hacia las medallas
Las urnas dirán lo contrario, pero España no sabe ser conservadora. No al menos en el balonmano. Si especula, se fractura. La solidaridad, sobre todo en el repliegue, es la base sobre la que se ha construido la campeona del mundo. De lo que careció durante más de 40 minutos ante Islandia, a la que terminó por vencer simplemente haciendo lo que sabe. Sin más historias.
España cierra los tres primeros partidos con un pleno de victorias, igual que Dinamarca, algo a lo que solo optan ya las selecciones Croacia y Francia. Las que dan miedo. Las favoritas. Las cuatro candidatas más claras para subirse al podio. El triunfo ante Islandia suponía algo más que una victoria. El arduo sistema de puntuación del Europeo hace que la campeona del mundo acceda a la segunda fase con cuatro puntos e Islandia y Hungría, con uno. Enfrente tendrán a los tres clasificados del Grupo A: Dinamarca, con los mismos puntos que España; Macedonia, con dos y Austria, con cero. La traducción más sencilla del galimatías sería que a los de Cadenas le separa apenas una victoria de las semifinales. Los daneses buscarán el sábado la revancha de la final del Mundial; Austria será el rival del lunes y el duelo con Macedonia del miércoles cerrará la segunda fase.
La buena nueva choca, sin embargo, con las sensaciones que deja el encuentro ante Islandia. Después del inmejorable arranque contra Hungría y el susto que supuso el segundo partido ante Noruega, en el que España evidenció todas sus carencias ofensivas, ante los islandeses la campeona volvió a sufrir, esta vez porque falló en lo que mejor sabe hacer.
ESPAÑA, 33 - ISLANDIA, 28
España: Sierra; Rocas (1), Maqueda (7), Gedeón Guardiola (2), Morros (-), Cañellas (8, 1p) y Rivera (2). Pérez de Vargas (ps), Gurbindo (-), Víctor Tomás (5), Raúl Entrerríos (1), Sarmiento (-), Ugalde (2), Andreu (3), Ruesga (-) y Antonio García (2).
Islandia: Gustavsson; Olafsson (1), Hallgrimsson (5), Gudjonsson (1), Palmarsson (8), Sigurdsson (7, 3p) y Robert Gunnarsson (1). Edvarsson (ps), Svavarsson (-), Kristjansson (-), Atlason (-), Gudmundsson (-), Jakobsson (-), Karason (3), Bjarki Gunnarsson (-) y Jonsson (2).
Marcador cada cinco minutos: 5-3, 7-5, 7-7, 10-9, 12-14 y 16-15 (Descanso) 18-17, 19-21, 23-22, 26-24, 28-26 y 33-28 (Final).
Árbitros: Gousko y Repkin (BLR). Excluyeron a Viran, Svavarsson, Hallgrimsson y Kristjansson.
3.500 espectadores en el Gigantium de Aalborg.
Si España no terminó de funcionar hasta mediada la segunda parte es porque mostró su lado más conservador. No había rastro de la solidez defensiva que la caracteriza. Ante Hungría, en el primer encuentro, solo se recibieron 10 goles en los primeros 30 minutos, por los 8 que le endosó Noruega. Los islandeses lograron perforar 15 veces la portería española.
A pesar ello España se fue al descanso con un gol de ventaja. Un tanto, el decimosexto, que fue un regalo para el aficionado de Cañellas con un rectificado sobre la barrera de seis islandeses que resultó pura magia. Volvió a resultar el central del Hamburgo crucial. Como ante Noruega, se erigió en la brújula de España, que seguía siendo de plastilina en defensa. Cometía error tras error a base de dejar abiertas vías por las que entraban los islandeses sin compasión.
Desesperado Manolo Cadenas, no fue hasta pasado el minuto 45 cuando Viran y Guardiola, la base desde la que se construyen los triunfos de España, se estabilizaron y con ello la retaguardia española. La campeona endosó un parcial de 6-0 (25-22) que fue definitivo. El cerrojo de Gustavsson era una broma comparado con el candado que puso Sierra en la portería española. “Tenemos clara la defensa ya, ¿no? ¡Es el momento”, se desgañitaba Cadenas en un tiempo muerto. Un receso mínimo, en el que además tomaron la palabra su segundo, Villadea; Viran, el mariscal de la defensa, y Cañellas, el guía de un equipo que sigue soñando.
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