Un respiro para el Valladolid
Un gol de Rueda decide un duelo en el que el Villarreal, trabado, se dejó llevar por la falta de ritmo que propuso el rival (1-0)
Tres puntos, oxígeno, un alivio en medio del una temporada que es un sofocón para un equipo que se pasó medio partido paralizado por el fatalismo que rodea al Valladolid. Sin Ebert, que decidió por la mañana que no quería jugar a la espera de traspaso en el mercado de invierno, con poco fútbol, menos ocasiones, el equipo de JIM encontró en el gol de Rueda al borde del descanso el estímulo que necesitaba para que la sangre le regresara a las venas.
Hasta el gol, el Valladolid era un grupo soso, sin ganas de nada, cansadísimo de no ganar. La misma plantilla que hace algunos meses se relamía cuando enfrente estaba el Villarreal, un equipo que se preocupa del balón, que juega y deja jugar, se sentía ahora acogotado casi desde el vestuario. Por si fuera poco, los jugadores que deben marcar el camino se asomaron al partido con su peor versión. Javi Guerra y Óscar se quedaron abandonados a su suerte, a la caza de algún balonazo, de algún error de un central o de alguna jugada a balón parado. Resultaban intrascendentes cuando más falta hacían.
VALLADOLID, 1 - VILLARREAL, 0
Valladolid: Mariño; Rukavina, Rueda, Mitrovic, Peña; Álvaro Rubio, Rossi (Víctor Pérez 75'); Larsson (Manucho 82'), Óscar, Rama (Omar 75'); y Guerra. No utilizados: Jaime, Heinz, Bergdich, Baraja, Víctor Pérez, Omar y Manucho.
Villarreal: Sergio Asenjo; Mario, Musacchio, Dorado, Jaume Costa; Bruno, Tomás Pina (Trigueros 56'); Moi Gómez (Jonathan Pereira 56'), Aquino, Giovani (Perbert 62')y Uche. No utilizados: Juan Carlos, Jokic, Hernán Pérez, Gabriel.
Goles: 0-1. Min. 40. Rueda cabecea una saque de falta de Rossi
Árbitro: Del Cerro Grande. Mostró tarjeta amarilla a Peña, Álvaro Rubio, Javi Guerra, Rukavina.
Unos 14000 espectadores en Zorrilla.
El Villarreal no tuvo plan para resolver el problema que proponía el Valladolid. Sorprendido, se dejó llevar por la falta de ritmo que manejaba el rival, se atrancó en el centro del campo sin acertar a manejar la posesión que el equipo de JIM le había regalado. Los intentos de Giovani o de Uche no encontraban compañía de ninguna línea más. En esa llegó el gol de Rueda, un cabezazo limpio que salió disparado a la escuadra y lo cambió todo.
Marcelino, en solo 15 minutos, agotó sus cambios y reordenó su centro del campo, pero en la búsqueda de dar sentido a la posesión del cuero aisló a sus delanteros y se encontró con que el Valladolid había crecido. Se había transformado el equipo pucelano y había encontrado una solidez defensiva insólita con la aparición de Mitrovic, un central serbio llegado durante la semana de la liga portuguesa, y con un esfuerzo colectivo por tapar cualquier hueco. El Villarreal empujó con mucho músculo y poco juego, y la única vez que el cuero fue a ras de césped el disparo de Uche se estrelló contra la capacidad de Mariño para aguantar en el uno contra y cerrar así una victoria que es un tesoro.
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