60 minutos de física y psicología
El inglés Alex Dowsett, del Movistar, intentará mañana superar la marca de 52,491 kilómetros, dirigido por un técnico navarro
El récord de la hora se puede reducir a un simple cálculo: una máquina que desarrolla 400 vatios de potencia con un coeficiente aerodinámico determinado, ni muy alto ni muy bajo, puede recorrer 52,5 kilómetros. Y también, lo que hace al intento mucho más interesante, pues no es una máquina engrasada quien mueve los pedales que hacen girar el piñón fijo de la bicicleta, sino un ciclista de carne, hueso, músculo y nervios, es un cálculo psicológico, un juego mental.
¿Cuánto tiempo será capaz el ciclista-máquina de mantener la posición sobre la bicicleta, aunque el dolor y el cuerpo le digan basta? ¿Será capaz de convertirse en un metrónomo: 102 pedaladas por minuto, ni una más ni una menos, pues hay que distribuir gota a gota la energía disponible?
“El récord de la hora es la contrarreloj más importante. Eres tú y la máquina: condiciones estables, nada de viento... es la contrarreloj más pura a la que te puedes enfrentar”, dice Alex Dowsett, un inglés de 26 años bajará el sábado (14.45, Eurosport 2) vestido con un finísimo maillot del Movistar a la madera pulida de pino siberiano del velódromo de Manchester para tratar de llegar más lejos que el plusmarquista actual de la hora: 52,491 kilómetros. En la misma pista de Manchester, hace casi 20 años, otro británico, Chris Boardman, recorrió 56,375 kilómetros en una hora, utilizando una posición, la denominada de Superman, que la Unión Ciclista Internacional (UCI) prohibió años más tarde con carácter retroactivo. Con su Espada, en 1994, Miguel Indurain obtuvo un récord de corta duración con 53,040 kilómetros.
Tres éxitos y tres fracasos
Desde que el pasado verano la UCI cambió las normas, seis ciclistas han intentado el récord de la hora (49,700 kilómetros)
--Tres lo batieron: el alemán Jens Voigt (51,110km), el austriaco Mathias Brändle (51,852km) y el australiano Rohan Dennis (52,491km), marca vigente
--Tres fallaron: el australiano Jack Bobridge, el holandés Thomas Dekker y el sueco Gustav Larsson, quien lo intentó en Manchester
--El 7 de junio lo atacará en Londres el inglés Brad Wiggins, quien pretende superar la marca los 56,375 km de Chris Boardman en su posición prohibida de Superman
Pese a lo que piense Dowsett, el récord de la hora no es una contrarreloj, sino todo lo contrario. En una contrarreloj, donde el punto fijo es la distancia y la variable es el tiempo, cuanto más rápido vaya el ciclista antes termina con la faena y con el sufrimiento; en un intento de récord de la hora, el tiempo, 60 minutos, 3.600 segundos, está concedido: lo que debe conquistar el ciclista es el espacio, y cuanto más rápido vaya más alarga el dolor.
“Alex lo intenta porque aprueba las dos valoraciones, la subjetiva y la objetiva”, dice Mikel Zabala, el profesor navarro que dirige los entrenamientos del inglés. “Su motivación es doble: Alex quiere porque se cree capaz y porque quiere lanzar un mensaje a los que sufren la misma enfermedad que él, la hemofilia. Y si para él ya tiene sentido el intento, ya merece la pena”.
Dowsett es capaz teóricamente de mantener 400 vatios durante una hora. “Pero en eso se incluye un concepto que está muy de moda, los flecos o las ganancias marginales que dicen los ingleses: la longitud de la pista (250m), la densidad del aire, su coeficiente aerodinámico, la rozadura del tubular hinchado a 17 atmósferas en la madera, su formación de pistard que le permite no moverse ni un milímetro de la línea negra del velódromo, la que marca la distancia exacta…”
La tabla de marcha ya está fijada: entre 16,9 y 17,1s por vuelta con un desarrollo de 54/15 a 102 pedaladas por minuto. La temperatura ideal son 28 grados, por lo que, según la asistencia de público, se regulará la calefacción, y se espera bajas presiones, para que la densidad del aire sea menor.
“Los tests que hizo tras romperse la clavícula dicen que lo conseguirá pero con un factor innegable de incertidumbre” dice Zabala. “A partir del minuto 40 domina la variable psicológica, el confort del ciclista. Es más cómoda la carretera, en la que puede cambiar de posición, levantarse, dejar de pedalear… Aquí tiene que ir más fijo, como incrustado en un molde, y la clavícula tanto tiempo en la misma posición puede generar sobrecargas musculares y dolores”.
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