La falta de gol lastra a Colombia

Si por algo destacaba Colombia a su llegada a Chile era por la contundencia de su artillería esta temporada. Los 32 goles de Jackson Martínez en el Oporto; los 28 de Bacca con el Sevilla; los 19 de Teófilo Gutiérrez en River; la esperanza de que Falcao volviese a ser el que un día fue, amparados los cuatro por James y Cuadrado, no hacían presagiar, en ningún caso, que solo fuesen a conseguir un gol en los tres partidos de la primera fase y que este fuese de un central, Murillo. El empate sin goles ante Perú dejaba a Colombia al borde del abismo. La victoria de Brasil ante Venezuela (2-1) permitió a los de Pékerman clasificarse como terceros y medirse en cuartos a Argentina. Chile-Uruguay, Perú-Bolivia y Brasil-Paraguay completan los cruces.

La igualdad que imperaba en el grupo C, donde todos los equipos contaban con tres puntos al inicio del día, propició una salida en tromba de Colombia. La especulación y las carambolas no entraban en los planes de Pékerman. Ya a los tres minutos Falcao se había revuelto en el área y forzado la primera ocasión de peligro. Parecía que había despertado el tigre, pero resultó un espejismo. Aunque estuvo más activo que en los dos primeros encuentros, seguía lejos de su mejor versión. Poco parece importarle al seleccionador colombiano, convencido de que la titularidad del 9 es innegociable.

La ausencia de Falcao, sin embargo, no resultó tan dañina para los intereses colombianos como la baja de Valencia en el ecuador de la primera parte. Hasta el momento de la lesión del centrocampista, la selección cafetera había dominado el partido. Se confirmaba la solidez que había demostrado ante Brasil. Su pérdida supuso un cortocircuito para el centro del campo de Colombia, partida en dos, sin un jugador que consiguiese enlazar con James y Cuadrado, muy lejos ambos, sobre todo el primero, de lo que se espera de ellos.

Con la baja de Valencia, Pékerman optó en la segunda parte por cambiar a los dos volantes de banda para tratar de frenar con la velocidad de Cuadrado el flanco derecho de Perú, por donde más peligro creaba. Si Colombia se ha caracterizado por la solidez de los tres años de gestión de Pékerman, Gareca, en apenas tres meses al frente de Perú, ha impregnado seriedad al equipo, como ya demostró ante Brasil, donde se le esfumó el empate en el último suspiro, y en la victoria ante Venezuela. Para la recta final, Pékerman optó por lo que le pedía a gritos medio país, la salida de Jackson Martínez. El delantero del Oporto, por ahora, imprimió una velocidad más a los colombianos en los últimos 30 minutos, que obligó a retroceder a Perú. Tuvo su oportunidad, de hecho, en el último suspiro. Un balón de James le dejó solo ante Gallese. La inocencia de su disparo fue un reflejo de la condena que ha padecido Colombia.