El Valladolid amarga el estreno al Girona
Al equipo de Eusebio le faltó puntería para doblegar al de Sergio González
El divertido Girona se estrelló con el aburrido Valladolid. Tuvo paciencia, a veces profundidad, nunca puntería el conjunto de Eusebio Sacristán. Lo agradeció el abrigado cuadro de Sergio González, más pendiente de Masip que de Bono, sin pólvora en ataque desde que Mata hizo sus maletas rumbo a Getafe. Despertó LaLiga con un duelo inédito en Primera; también se estrenó en VAR, presente en una sola oportunidad en una acción en el área que protestó Portu.
No engañaron el Girona y el Valladolid en Montilivi, al menos respecto a lo que insinuaban antes de abrir la LaLiga. El Girona cambió poco para cambiar mucho; en el Valladolid pasó algo similar. La única nueva cara en el cuadro local aterrizó hace tres días: el inglés Patrick Roberts, fichaje cortesía del Manchester City. Ocurre, sin embargo, que el Girona de Eusebio se reconoce poco en el espejo reluciente que dejó Pablo Machín. Ni rastro del 3-5-2. El campo ahora lo abren los extremos y parece casi prohibido lanzar un balón en largo para Stuani. El Girona ya es un equipo que nota la mano de Eusebio, afín, sin disimulos, al fútbol de Cruyff, potenciado por Guardiola, antes en el Barça y el Bayern, hoy en el City, hermano mayor del Girona.
Del vértigo como premisa, el Girona pasó a la paciencia como guía. Quedan, en cualquier caso, recuerdos del trabajo de Machín como cuando en un balón parado (uno de los pilares del actual técnico del Sevilla), Granell hizo lucir a Masip o la presencia de Stuani como 9 de referencia. Al charrúa, en cualquier caso, le da igual quien mande en el banquillo; él se mueve y brega, choca y remata. Ayer, sin tiza cada vez que el balón le cayó en la cabeza, hasta que terminó reemplazado por la esperanza del cuadro rojiblanco, el extremo Patrick Roberts.
Visita de los grandes
El Girona tenía la pelota, también contaba las oportunidades, sobre todo después del paso por los vestuarios cuando se liberó de la presión del estreno ante una impaciente hinchada. Del Valladolid, en cambio, nunca hubo señales, ni cuando estaba agarrotado ni cuando lo dejó de estar, salvo las apariciones por la banda de Villa. La apuesta es la misma que en Segunda A; el poder en ataque, no. Sobre todo, desde que Mata se marchó al Getafe. Sergio González se aferra a su manual de fútbol pragmático, siempre previsible, eficaz en su primera temporada en el Espanyol, también para devolver al conjunto pucelanos a la máxima categoría, insulso en casa del Girona. Le alcanzó al Valladolid para pescar un punto y amargarle la noche al Girona de Eusebio en espera el próximo sábado del Barcelona. El Girona, mientras recibirá al Real Madrid.
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