Fran Escribá: “Me obsesiona no estropear un jugador”
El técnico del Celta, que este sábado se mide al Real Madrid, charla en esta entrevista sobre Iago Aspas y la presión, sobre las críticas a Zidane y sobre qué quiere de su equipo
Llegó a Vigo en marzo, apenas suma doce partidos en el Celta y un balance paritario que iguala a cuatro victorias, empates y derrotas. Salvó la categoría, pero hay más incógnitas que certezas sobre lo que le puede ofrecer todavía Fran Escribá (Valencia, 1965) a su equipo. Una charla con él ofrece alguna pista. Le da valor al sosiego, al diálogo, al orden y el método. Se aleja de lo excéntrico. “Intento transmitir lo que soy y no perder el equilibrio”, explica. No siempre lo consigue porque este sábado su equipo abre la competición contra el Real Madrid (17:00, Movistar La Liga) y él verá el partido desde la grada, sancionado. “Estamos preparados. Hemos trabajado muy bien en pretemporada. Se me ha hecho corta”,
Pregunta. ¿Añade incertidumbre al inicio de campaña empezar contra un grande?
Respuesta. No me importa porque al futbolista le mete aún más en la competición. Me preocupa, eso sí, que de los cinco primeros partidos cuatro sean contra Madrid, Valencia, Sevilla y Atlético porque te expone a sumar pocos puntos y eso puede generar nerviosismo.
P. ¿Sería un problema empezar abajo para un equipo que, sin aguardarlo, viene de padecer tanto?
R. Necesitamos afianzarnos, pero estamos preparados para sacar puntos donde nadie lo espera. Y si sucediese lo contrario creo que sabremos gestionarlo con la plantilla. El grupo ya nos conoce, sabe que somos un cuerpo técnico tranquilo. Cuando llegamos al equipo, en mala situación, perdimos los dos primeros partidos y no se perdió ni la calma ni la confianza.
P. ¿En el fútbol es un valor la tranquilidad?
R. Sin duda. Es muy importante en un vestuario relativizar lo bueno y lo malo.
P. ¿Qué Celta busca?
R. Un equipo equilibrado. Al llegar hacíamos muchos goles, pero también encajábamos con facilidad. No quiero perder alegría en ataque y creo que con el tipo de futbolista que tenemos podemos dar un paso más, pero atrás necesitamos ser más intensos.
P. ¿Qué es la intensidad en el fútbol?
R. Lo resumiría en vivir cada jugada según se necesita. No es dar más patadas ni chocar más, que a veces sí. Lo relaciono más con la concentración, con leer el partido, con el oficio.
P. La sensación que ofreció el equipo en los últimos meses fue la de depender mucho de Iago Aspas. ¿Se hubiera salvado sin él?
R. Difícil saberlo, pero con él fue más fácil. Es evidente que es un futbolista esencial, pero creo que el mensaje que se daba, desde dentro y desde fuera, no beneficiaba a nadie, ni siquiera al propio jugador. La sensación que se generaba era la de que sin él éramos un desastre y la presión para Iago llegó a ser inmensa. Ya vimos como se desmoronó entre lágrimas tras ganar un partido. La suerte que tuvimos es que él, pese a salir de una lesión, siempre respondió muy bien.
P. Cómo es el día a día con Iago. ¿Es tan hombre orquesta como parece?
R. No es de los que se limita a ser bueno en lo suyo, se ducha y se va. Viene a hablarte de fútbol. Si cito a un jugador de mi época, él lo conoce mientras el resto del vestuario nos mira como si hablases de la época del blanco y negro. Es un apasionado y a los que nos gusta el fútbol nos agrada esa gente. A nivel de trabajo es un tío cómodo para el entrenador, le gusta hablar mucho en el vestuario, en los partidillos de entrenamiento te protesta alguna acción… pero siempre en tono excelente. Y su relación con el grupo es fenomenal, muy buen compañero. Un chico muy fácil de llevar.
P. Y es un héroe local.
R. Claro. Además consigue que los compañeros se sientan mejor. Hay chicos que quieren venir aquí para jugar con él. Es un jugador importante, de la selección. Y no es fácil tenerlos en los equipos que no somos tan grandes.
P. El Celta se ha enfrascado en una operación retorno de canteranos. A veces al de casa se le pide de más y hablamos ahora de futbolistas que vuelven tras pagarse un buen dinero por ellos. ¿Ve ahí un doble filo?
R. El club va hacia algo muy bonito, que es por un lado potenciar la base y por otra traer jugadores que aporten ese sentimiento de pertenencia. Sí que puede ir unido a una mayor exigencia, pero no tiene porque ser malo porque son chicos que vuelven más maduros y están preparados para lo que les pida la grada. Creo que tenemos una buena mezcla.
P. Usted también fue canterano, en el Valencia. Y decían que iba a llegar. ¿Por qué no lo consiguió?
R. No estaba preparado mentalmente. Antes no lo estabas tanto como los chicos de ahora, que tienen mucha más información. Y también tuve la mala suerte de que en el momento clave quien debía decidir mi futuro no tenía confianza en mí. Yo era técnicamente bueno, el clásico diez zurdo y con llegada, tipo lo que es ahora Brais Méndez. Pero llegaron otros que destacaban menos.
P. Y ahora cuando está ante un futbolista que está en la puerta de la élite, ¿qué actitud adopta como técnico? Porque debe tomar decisiones como lo hicieron antes con usted.
R. Sí, pero siempre me ha obsesionado no estropear a un jugador. Quizás sea por lo que me pasó. Una cosa es tomar decisiones y otra perjudicarle. Veo a esos chicos y siempre pienso en aquella época y como se fastidió mi sueño. Jugué en Tercera, en Segunda B. Le oí una vez a José Ángel de la Casa que hubiese cambiado todos los partidos que retransmitió de la selección por haber jugado uno con ella. Yo hubiera cambiado todos los que jugué por disputar uno en Primera.
P. Al final llegó como entrenador.
R. No es lo mismo. A los jugadores les digo que tengo la segunda profesión más bonita del mundo. Ser entrenador me hace sentir joven, pero echo de menos el compañerismo. Tengo un cuerpo técnico de amigos, no podría trabajar con ellos sin mantener ese tipo de relación, pero ya somos adultos y fuera del fútbol intento no agobiarles. Echo de menos salir del entrenamiento y tomar algo en la terraza de enfrente.
P. ¿Le molesta que el futbolista que fue profesional tenga más facilidades para ser entrenador?
R. La normativa es así y es lógico que la aprovechen, pero en teoría deberíamos hacer todos los mismos cursos. Hay extraordinarios entrenadores de baloncesto que le llegan por las rodillas a los jugadores. Nunca encestaron una canasta.
P. El trabajo del entrenador ha cambiado en los últimos años, la exigencia es mayor para estar a la última, ¿cree que se respeta su figura?
R. Las redes sociales propician que cualquiera escriba un comentatio y se pueda generar una repercusión grande, a veces incluso llegar a los grandes medios. Estamos en manos de cualquier aficionado de repente escriba algo sobre un profesional y 50.000 personas lo compartan. Ahora casi cualquiera opina y puede hacerlo alguien que no tiene ni idea de lo que es el fútbol, un vestuario o manejar un partido. Es la sociedad. Pero también es la grandeza de nuestra actividad, que a gente así le interese nuestra profesión.
P. ¿Se minusvalora a Zidane?
R. El Madrid lo sublima todo porque es muy grande. Pero la pretemporada está para lo que ha hecho Zidane, para hacer pruebas. Hizo su trabajo, le van llegando jugadores, tuvo lesiones. ¿Qué los resultados no fueron los idóneos o no jugó como se espera? Ya. Pero si un tipo que ha ganado tres Champions seguidas no tiene crédito, nadie lo tiene.
P. ¿Está el Madrid un paso por detrás de Barcelona e incluso Atlético?
R. Los tres estarán arriba. Uno ve la estabilidad en todos los sentidos del Atlético y no lo puede poner como un tercero en discordia sino como un aspirante al título. Y eso que se la ha ido gente muy importante, pero se han reforzado increíblemente bien. De todos modos hay que esperar a que acabe el mercado para analizar las plantillas porque Madrid y Barça van a fichar.
P. Parece usted muy ordenado. ¿Alguna vez escribió con renglones torcidos?
R. Sí, pero me sentí incómodo. Soy metódico en lo privado y lo profesional. Cuando pisé fuera de la línea que marcan mis valores y principios no me gustó lo que vi, no me sentí yo mismo.
P. El debate en Vigo gira en torno al sistema del equipo. Y pesa el recuerdo de los últimos buenos días, en los que el 4-3-3 era santo y seña. ¿Lo volveremos a ver?
R. Antes había una plantilla para eso. Ahora tendríamos que sacar a gente de su zona de influencia. ¿Iago o Santi Mina pueden ir a jugar en banda? Sí, pero no es su sitio. Busco el mejor de los sistemas para lo que tenemos.
P. No le sobran extremos.
R. Es que incluso el propio Pione Sisto se siente más cómodo cuando circula hacia dentro, juega casi siempre a pierna cambiada. Tenemos gente que se puede asociar por dentro, pero poco desborde por velocidad. Ni Denis Suárez ni Brais Méndez lo tienen por fuera.
P. ¿Es muy complicado entonces que el Celta juegue 4-3-3?
R. A día de hoy sí. Puntualmente podría ser, en función de las ausencias. Podemos jugar con tres en el medio, tenemos gente de sobra para hacerlo, pero el problema lo tenemos porque carecemos de extremos y reconvertir a delanteros por el capricho de emplear un determinado dibujo no me parece adecuado.
P. ¿Es recuperable la mejor versión de Pione Sisto?
R. Es un futbolista peculiar. Físicamente es un portento, pero por ejemplo situaciones como haber estado dos semanas comiendo tan solo fruta afectaron a su rendimiento. Ese tipo de hábitos le perjudican. A nivel futbolístico es un jugador difícil de controlar en lo táctico.
P. Y eso a un entrenador no le gusta.
R. Por una parte sí porque la improvisación es buena. Pero digamos que Pione improvisa demasiado. Nos gustaría que tácticamente fuese más disciplinado. Nadie lo había planteado, pero él golpea muy bien con las dos piernas y creo que puede ser un excelente delantero. Cada vez estaba jugando en zonas más templadas y un futbolista desequilibrante tiene que hacerlo cerca de la portería rival. Queremos acercarlo a ella.
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