El CSKA hiela la racha del Real Madrid
Los de Laso caen en la pista moscovita (60-55), donde no ganan desde 2008, y ven frenada su secuencia de 13 victorias consecutivas en la Euroliga
No hay mayor territorio comanche para el Real Madrid de Laso que la cancha del CSKA. En un partido que resultó una oda a la espesura, por trabado y errático, los blancos firmaron su peor anotación de la temporada (la más baja en Europa en este ciclo) y vieron frenada su racha de 13 triunfos consecutivos en la Euroliga. Mike James y Darrun Hilliard acapararon los pocos puntos que se repartieron en Moscú, donde se vieron 32 pérdidas entre ambos equipos, 16 por bando, y escuálidos porcentajes de tiro: 5 de 20 en triples para los rojos y 19 de 61 en tiros de campo para los madridistas. El conjunto de Laso, que en el primer cuarto sumó 21 puntos, solo fue capaz de anotar 34 más en los 30 minutos restantes. Otro récord blanco quedó helado en Rusia.
El 23 de enero de 2014, el CSKA de Messina derrotó a un Madrid de showtime que se presentó en Moscú con una secuencia de 13 triunfos consecutivos en Europa dentro de una racha total de 31 partidos invicto en el comienzo de aquella temporada. Se repitió la historia esta vez y el récord del conjunto de Laso se volvió a interrumpir en su pista maldita. No ganan allí los blancos desde 2008, en tiempos de Joan Plaza, con Bullock, Felipe, Mumbrú y Hervelle al frente. Ya van 12 años sin encontrar el camino para escapar vivo en la montaña rusa.
El Madrid se presentó sin complejos en el Megasport Arena de Moscú a pesar de los precedentes. Para afrontar el asalto a la única cancha de la Euroliga en la que no ha vencido nunca, Laso se agarró al efervescente estado de forma de Thompkins, y el estadounidense le respondió con 9 puntos en los primeros 10 minutos del encuentro, pero no marcó tendencia (solo anotó cinco más y se secó como su equipo). Con el acierto del pívot, una defensa aplicada, el solvente manejo de Campazzo y la productiva reaparición de Deck, tras su lesión en el clásico de final de año, los blancos superaron con holgura a los de Itoudis en la puesta en escena. Se estrelló el CSKA ante el aro rival y cerró el primer cuarto con un 5 de 16 en tiros de campo que permitió la carrerilla visitante. Fue corta y terminó en un atolladero de apenas 55 puntos para un equipo acostumbrado a moverse en los 90 de media.
Para entonces, los capitanes madridistas ya estaban de vuelta. Tras 51 días de baja por un problema muscular con recaída incluida, Llull regresó en un duelo de colmillo, con Mike James como pareja de baile, pero con la cobertura Laprovittola como base. No fue su día (0 de cuatro en el tiro, dos rebotes y una asistencia en 15 minutos). También se sumó a la causa Felipe Reyes, que en Europa apenas había jugado cuatro minutos ante el Zalgiris en la tercera jornada y fue protagonista episódico del primer demarraje del Madrid con un triple que elevó la renta de los suyos a un +12 (14-26, m. 12). La canasta permitió a Felipe batir otra plusmarca personal al superar los 3.000 puntos en la Euroliga. A Laso le faltaban aún piezas determinantes como Randolph y Rudy pero, enfrente, el CSKA también sumaba a la lista de bajas, además de a Clyburn, a Hackett y Strelnieks. Tan solo Kurbanov estuvo a la altura en una primera mitad famélica del cuadro ruso (5 de 20 en tiros de dos y 2 de 7 en triples).
Sin embargo, el CSKA logró compensar la pelea por el rebote con el paso de los minutos y contuvo así la crecida madridista. Con los descansos de Campazzo, Thompkins y Tavares en el segundo cuarto, el Madrid perdió pegada e intimidación y, después de un pobre 12-12 en ese parcial, el marcador se quedó en 26-33, con mejores sensaciones para los blancos pero también con un notable alivio de los rojos por seguir enganchados al duelo. “El ataque tiene que acompañar la defensa y hay que mantener la concentración”, explicó Laso ante las cámaras en el entreacto, sin grandes reproches para los suyos. “Tenemos que cambiar todo”, espetó Itoudis por su parte. Y, en la reanudación, se mezcló la protocolaria reacción moscovita con el apagón madridista.
A pesar de recuperar su quinteto inicial, el Madrid fue adentrándose en la espesura y, después de estar más de cinco minutos sin anotar, concedió un 10-0 de parcial hasta que Thompkins rescató un dos más uno primero y un rebote perdido después que resultaron balsámicos para frenar el momento de ebullición del ejército rojo. Del 36-33 se pasó al 43-43 al cierre del tercer cuarto tras un intercambio de triples entre Campazzo y Hilliard. Unos guarismos inéditos a la altura del minuto 30. Los de Laso pasaron de los 12 puntos del segundo cuarto a los 10 del tercero, sumados, un punto más que los logrados en el arranque del partido. El mayor atasco madridista de la temporada tras el del Palau.
Mientras James coleccionaba los habituales puntos para su expediente, Hines y Bolomboy vieron el momento de hacerse fuertes en la pintura ante las dudas del Madrid. Se defendieron los blancos con un triple de Mickey y otro de Taylor, pero el aire soplaba a favor del CSKA. James alcanzó los 19 puntos y colocó a los suyos por delante antes del momento del miedo (55-52, a 2m 23s). El triple de Thompkins hizo la corbata pero, con la intimidación de Tavares y una bandeja de Deck, la victoria se quedó en la cornisa: 55-54 a 1m 21s. Fallaron James y Campazzo desde el 6,75, pero acertó Hilliard el triple que resolvió la contienda. Llull perdió la bola de la esperanza ante Hines. La racha de 13 victorias consecutivas del Madrid se heló en Moscú. No perdían en territorio continental desde el pasado 30 de octubre en Múnich ante el Bayern. El jueves, ante el Khimki, segundo capítulo del periplo blanco en Rusia.
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