El mejor pelotazo de Paula Badosa

La española fulmina en Charleston a la número uno, Barty, y logra el triunfo más importante de su carrera (6-4 y 6-3). Carreño (6-1, 3-6 y 7-6 a Ramos) y Munar (7-6 y 6-4 a Alcaraz), finalistas en Marbella

Badosa celebra su triunfo contra Barty en el torneo de Charleston. / © VOLVO CAR OPEN

No es ninguna casualidad, todo lo contrario. Cuando finalizaba el curso pasado y arrancaba este, Paula Badosa advertía de que su tenis había crecido y sus sensaciones se habían disparado. Dice la española, de 23 años, que ha llegado la hora de explorar otros límites y su ambición se certificó en la madrugada de este sábado, cuando logró el triunfo más importante de su carrera sobre la arena grisácea de Charleston al batir a la número uno, Ashleigh Barty, por 6-4 y 6-3 (en 1h 16m). No pudo redondear la fiesta, al caer ...

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No es ninguna casualidad, todo lo contrario. Cuando finalizaba el curso pasado y arrancaba este, Paula Badosa advertía de que su tenis había crecido y sus sensaciones se habían disparado. Dice la española, de 23 años, que ha llegado la hora de explorar otros límites y su ambición se certificó en la madrugada de este sábado, cuando logró el triunfo más importante de su carrera sobre la arena grisácea de Charleston al batir a la número uno, Ashleigh Barty, por 6-4 y 6-3 (en 1h 16m). No pudo redondear la fiesta, al caer frente a Veronika Kudermetova en la penúltima escala (doble 6-3), pero regresó a casa con una valiosa muesca en la raqueta.

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“Era un examen personal. Quería demostrarme que podía competir contra jugadoras así”, declaró la española, que virtualmente escala hasta el 62º puesto del ranking de la WTA y va aproximándose al top-50 con paso firme. “Todo va a seguir igual. Siempre he tenido grandes expectativas y objetivos en mi vida”, agregaba la catalana, feliz después de tumbar a la reina actual del circuito y subrayar que va en serio.

El año pasado, tras haber tocado fondo anímicamente, Badosa decidió dar un giro radical. Encontró en Javier Martí un socio idóneo en el banquillo y comenzó a alzar el vuelo con unos esperanzadores octavos en Roland Garros, donde se había proclamado campeona júnior en 2015. Posteriormente, sufrió un desagradable episodio en Australia, donde dio positivo por coronavirus y aterrizó en el Open con tan solo un entrenamiento en las piernas, tras 21 días de riguroso encierro. Pese a ello, advirtió: “Siento que puedo hacer cosas importantes”.

En Lyon ya alcanzó la penúltima ronda y esta semana ha brillado con luz propia en Charleston, deseosa de dar más campanadas en la gira de tierra que va cogiendo forma. El botín es importante: Belinda Bencic (octavos) y Barty son presas mayores. “Intento jugar cada partido de la misma manera. Acabo de ganar a la número uno y estoy un poco en shock, pero voy a tratar de cenar con normalidad, me levantaré mañana [por hoy] y jugaré otro partido”, indicó antes de merdirse a Kudermetova, a la que no ha podido rendir ninguna de las tres veces que se han enfrentado.

“Voy a tratar de mantener todo con normalidad. Cuando era más joven y lograba algún resultado más destacado, era demasiado para mí. Así que ahora trato de mantener los pies en la tierra”, prosiguió la catalana, nacida en Nueva York y residente en Barcelona; unida ya a Arantxa Sánchez Vicario, Conchita Martínez, Garbiñe Muguruza y Vivi Ruano como las únicas españolas que han sido capaces de derrotar a una número uno. “Siempre he tenido grandes expectativas y objetivos en mi vida. Nunca he sabido cuando iban a llegar y todavía no han llegado. Todo viene lentamente, yo voy partido a partido y voy a dar el cien por cien”, añadió.

Mientras ella se abría paso en el torneo estadounidense, desde Marbella también llegaban buenas noticias. Carlos Alcaraz, de 17 años, derrotó al noruego Casper Ruud (6-2 y 6-4, en 1h 18m) y se convertía en el tenista más joven en alcanzar las semifinales de un torneo de categoría 250 desde que lo hiciera el alemán Alexander Zverev en Hamburgo 2014, también con 17. Sigue los pasos, además, de Rafael Nadal, el último jugador que había alcanzado la penúltima ronda de un torneo ATP siendo menor de edad. Es decir, Alcaraz sigue disparado. Le frenó finalmente Jaume Munar, pero aun así (7-6(4) y 6-4) se marcha sabiendo que ya es el 118º del listado, otra vez con magníficas sensaciones.

Este domingo, el mallorquín se jugará el título con Pablo Carreño, más inspirado que Albert Ramos (6-1, 3-6 y 7-6(6) y que volverá a disputar una final año y medio después, tras la que ganó en Chengdú en 2019.

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