Kike García festeja el día del trabajo
El delantero del Eibar anota un triplete al Alavés (3-0) y alimenta la esperanza de su equipo, que volvió a ganar tras 16 jornadas
Exponente de delantero infravalorado, Kike García alimentó con un triplete goleador las esperanzas del Eibar. Nada más poético que la explosión de un futbolista proletario en el día que homenajea a los trabajadores. En una jornada tan señalada se agarra a la categoría el cuadro armero, que después de 16 jornadas sin ganar liquidó (3-0) al Alavés con el repertorio de su mejor delantero, el mismo que lleva 12 de las 26 dianas firmadas por el equipo en lo que va de campaña. El Eibar está con el agua al cuello, pero el triunfo le aviva en busca de la gran escapada.
El partido dejó también un rastro preocupante del Alavés, que había mejorado tras la llegada de Javier Calleja al banquillo, pero que regresó a las andadas después de cuatro partidos sin conocer la derrota. Incapaz de revolverse ante la presión a la que le sometió el rival, el equipo vitoriano no pudo activar a sus futbolistas diferenciales. Dos de ellos, Jota y Lucas Pérez, se fueron al banquillo a la hora de partido sin apenas haber tocado bola. Ya todo estaba sentenciado.
Quiso construir desde el fondo el Alavés, buscó que el rival se abriese o que al menos se desgastase en la persecución. Al Eibar no le importó el envite. Ese es su fútbol, ese y el balón al área como el que colocó desde un saque de banda a los tres minutos de partido para generar un barullo en el que Kike García fue el más listo, al filo del fuera de juego, hábil para moverse entre una maraña oponente. No le acompaña la elegancia en los movimientos, pero tiene mucha más categoría y repertorio del que aparenta. El físico, rotundo, engaña. No necesita un peinado de tronista Kike para aportar soluciones a su equipo con y sin balón. Sus definiciones para marcar los tres goles le retratan, cada una fue mejor que la anterior. El segundo tanto, ya tras el descanso, llegó tras un desmarque prodigioso y toque sutil desde el primer palo para anticiparse a los centrales. El tercero lo firmaría la mejor versión de Messi, un recorte sobre la línea de fondo y rosca al segundo palo, directa a la escuadra para salvar al meta Pacheco.
El Alavés encontró la disculpa de la falta de intensidad, eufemismo que sirve para tapar otras carencias. En realidad le faltó fútbol, incapaz de juntar pases ante las apreturas. Cuando quiso amanecer, al inicio de la segunda parte, Kike García lo puso dos anestésicos y cerró la persiana. “No sé si nos va a dar para salvaros, pero no nos rendimos. Tenemos que ser valientes”, explicó al final el héroe del partido, desgastado por el esfuerzo. Al Eibar le queda por visitar a Getafe y Valencia y recibirá en su feudo a Betis y Barcelona. También el Alavés, con cinco puntos más en su casillero, mira un calendario que le traerá a Mendizorroza a Levante y Granada y le enviará a Elche y Sevilla.
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