El fútbol, ante un cisma mundial
La FIFA pospone a diciembre la búsqueda de un consenso para una Copa del Mundo bianual al que se oponen la UEFA, federaciones sudamericanas y la Asociación Europea de Clubes
El rechazo de la mayoría del fútbol europeo y de algunas federaciones suramericanas al plan de la FIFA de implantar la Copa del Mundo cada dos años a partir de 2028 ha desembocado en un intento de las partes por llegar a un acuerdo que se rubrique en una reunión con las 211 federaciones el 20 de diciembre. Para ese día, la primera intención del presidente de la FIFA, el suizo Gianni Infantino, era la de haber celebrado un congreso extraordinario en el que se votara la propuesta del Mundial cada dos años. Con más de 160 federaciones a favor, la aprobación sin contar con el respaldo de UEFA y parte de la Confederación Suramericana (Conmebol) hubiera desencadenado una guerra total en la que el sistema actual de gobernanza del fútbol mundial corría peligro de saltar por los aires. Ante esta encrucijada, Infantino anunció tras el Consejo de la FIFA celebrado este miércoles el consenso para “una cumbre en la que todos están citados para hablar e intentar llegar a un acuerdo respecto a un nuevo calendario, algo necesario”.
Infantino compareció vía telemática ante los medios consciente de que “el debate ahora mismo es acalorado”. El tono del mandamás del fútbol mundial fue conciliador a la espera de poder sentarse durante las próximas semanas con el presidente de la UEFA, el esloveno Alexander Ceferin, con el que mantiene una tensa relación. “No sé a qué tipo de acuerdos podemos llegar, si habrá un Mundial cada dos años, cada tres o cada cuatro. Partimos de esa posición de enfrentamiento. Hay federaciones que piensan que el Mundial cada dos años es una panacea y otras que sería la ruina. No dejaremos de buscar una salida, creo que podemos llegar a un acuerdo”, expresó Infantino.
La oposición europea al proyecto del Mundial cada dos años es radical. Si Ceferin ya amenazó con el boicot, la Asociación Europea de Clubes (ECA) también se suma ahora al bloqueo. “No cederemos a nuestros jugadores y en esto vamos de la mano con la UEFA, también para presentar un calendario que reduzca las fechas de selecciones”, advierte un dirigente de la Asociación de Clubes.
Los órdagos contra el plan de la FIFA se desatan uno tras otro. La UEFA ha hecho todo lo posible para que los seleccionadores europeos no participen en las conferencias que esta semana ha organizado Arsène Wenger, en las que el exentrenador del Arsenal ha explicado el proyecto en nombre de la FIFA. Los capitanes de las selecciones europeas tampoco participaron cuando fueron convocados. A su vez, los países nórdicos han amenazado con abandonar el organismo mundial si la idea sale adelante. Las ligas europeas también se oponen y hasta el Comité Olímpico Internacional se ha pronunciado en contra de un evento que puede mermar económicamente sus beneficios por los Juegos Olímpicos. Todos los actores opositores asumen la idea de la FIFA de celebrar el Mundial cada dos años como una amenaza para sus ingresos. La UEFA estima en unos 3.000 millones de euros las pérdidas que le generarían una Copa del Mundo bienal.
El fuerte conflicto de intereses económicos al que ahora se busca consenso es una mera guerra económica en la que Infantino busca que los ingresos de la FIFA no solo se den cada cuatro años con la organización del Mundial. La UEFA recauda anualmente por las competiciones europeas de clubes, además de por la Eurocopa. En el último cuatrienio, UEFA ingresó unos 11.000 millones de euros y la FIFA 6.000, la mayoría de ellos procedentes del Mundial de Rusia 2018.
Bajo la premisa de un mayor y mejor reparto del pastel económico que permita el desarrollo del fútbol en los países menos desarrollados, la intención de Infantino es lograr que la rica Europa sea solidaria. El Mundial de selecciones cada dos años es su órdago para la negociación que se avecina. FIFA podría renunciar a su polémico proyecto a cambio de que la UEFA no torpedee un Mundial de Clubes anual o bienal con 12 de los mejores equipos europeos y una Liga de las Naciones global. De no llegarse a un acuerdo, del cisma mundial desatado podría salir un nuevo orden en el que ni FIFA ni UEFA tengan tanto peso en la gobernanza del fútbol.
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