Machetazo del Madrid a la Liga
Un doblete de Benzema, que se marcha tocado, y otro gol de Vinicius despachan a un enérgico Mallorca y abren una brecha de 10 puntos sobre el Sevilla a 10 jornadas del final. Rodrygo y Mendy también caen
Benzema-Vinicius, Vinicius-Benzema, tanto monta, monta tanto. Pasan las jornadas y la pareja reina de la Liga sigue despachando rivales como mosquitos. No le sobró brillantez al Madrid en su excursión a Mallorca, pero sigue encontrando soluciones para todo. El brasileño percute hasta el infinito, un martillo pilón, mientras el francés sigue iluminado, lo mismo en la gran pasarela europea que en las estaciones más mundanas, como ...
Benzema-Vinicius, Vinicius-Benzema, tanto monta, monta tanto. Pasan las jornadas y la pareja reina de la Liga sigue despachando rivales como mosquitos. No le sobró brillantez al Madrid en su excursión a Mallorca, pero sigue encontrando soluciones para todo. El brasileño percute hasta el infinito, un martillo pilón, mientras el francés sigue iluminado, lo mismo en la gran pasarela europea que en las estaciones más mundanas, como la de Palma, donde se apuntó dos goles y una asistencia.
Con la luz de ambos, el Madrid empieza a despedirse definitivamente de los rivales. Ya 10 puntos de ventaja sobre el Sevilla con 10 jornadas pendientes tras una noche casi perfecta para los muchachos de Ancelotti si no fuera por un inquietante parte médico. Benzema se marchó molesto tras un salto, Mendy sufrió una sobrecarga en un aductor y Rodrygo fue llevado en el aire a la caseta por dos trabajadores del club debido a un golpe de Raíllo, al que luego el atacante le restó importancia. Los blancos esquivaron las tarjetas de los apercibidos Casemiro, Militão y Mendy a seis días del clásico, pero el físico les dio el susto.
No hubo más nubarrones al final de la noche que estos percances porque de casi todo lo demás se ocuparon Benzema y Vinicius, protagonistas en 18 de los últimos 22 tantos de los suyos en Liga. El francés ya ha igualado la mejor cifra anotadora de su carrera (32). Ellos liquidaron en la segunda mitad una cita hasta entonces áspera e incómoda que se empezó a aclarar para sus intereses gracias a una presión de Valverde. Si el miércoles el Madrid le dio la vuelta a un calcetín a partir de una pifia de Donnarumma frente al acoso de Benzema, este miércoles el que se quebró en una circunstancia parecida fue Baba cuando le encimó el uruguayo. Se la birló el blanco, el local esperó que se pitara falta, petición que no contempló el árbitro ni el VAR, y Vinicius abrió otra celebración. Hasta ese instante, la energía del Mallorca, que arrastraba cuatro derrotas seguidas, había trastabillado a los blancos.
Tras la pirotecnia de la Champions, llegaron las demandadas rotaciones. Cuatro a la vez, que no son pocas para el previsible Ancelotti. Ninguna revolución, en todo caso. Todo seguía siendo reconocible. En la carpeta del italiano hay 11 titularísimos y cinco estimables suplentes, de los cuales cuatro salieron a escena desde el comienzo: Lucas Vázquez por Carvajal, Nacho por Militão (no viajó), Valverde por Modric y Rodrygo por Asensio. Camavinga, el quinto del segundo furgón, salió en la segunda parte en lugar de Casemiro, que rondó dos veces la amarilla.
Cabeza con cabeza
El Mallorca no tardó en bajar a la tierra a un Madrid que acudió a la cita relamiéndose todavía por los fastos europeos. En la costa balear, sin embargo, no hubo tregua durante un buen trecho. De inicio, todo fue una batalla, cabeza con cabeza, disputas y pequeños pleitos. Un encuentro bravo, ningún apeadero para los blancos. Apareció pronto Benzema, el rey del momento, inicio y final de la primera amenaza merengue: dejó pasar la pelota para Kroos en el medio y remató mano a mano ante Sergio Rico. Salió vencedor el portero local. Un fogonazo que no tuvo continuidad porque al cuadro de Ancelotti le costó un mundo volver a hostigar de verdad al Mallorca, hasta casi el descanso.
Según avanzaba el minutero, el duelo se fue convirtiendo en un nudo para el líder. Nadie se rajaba en el cuadro local, que se abrigaba atrás y se desplegaba sin miramientos. La tuvo Muriqi, un tipo intenso que se crió en la guerra de Kosovo, pero su remate a un gran centro de Oliván no fue fino. Y en pleno autoconvencimiento del Mallorca, Maffeo, que se las tuvo tiesas con Vinicius, la mandó al palo con un Courtois más vendido que otra cosa. La jugada venía de una gran acción defensiva de Nacho sobre Ángel. No había descanso para los blancos. En su orilla tampoco nadie dimitía, pero le faltaba un punto de lucidez en un camino tan pedregoso. Sobraba brocha gorda y echaba de menos alguien con un pincel.
Y de ello se encargaron, quiénes si no, Benzema y Vinicius, que se marcharon a la pausa con dos avisos serios. El nueve se la dejó de tacón a su nuevo amigo, y luego este surfeó por su banda izquierda para conectar con Alaba. Ambos disparos fueron bloqueados por la zaga. El tesoro lo hallaron poco después de los 15 minutos de reflexión. Esta vez, por un robo de Valverde a Baba, que marcó el punto final del Mallorca, ya con menos energía y finalmente rendido por la pareja aniquiladora del curso. Entre Benzema y Vinicius se lo guisaron en la contra del segundo tanto, previa al penalti por un empujón infantil de Valjent al extremo, y el lazo se lo puso por el aire el galo a un centro de Marcelo antes de que su físico lo mandara a la caseta antes de hora. Esa, la de Rodrygo y Mendy fueron las únicas pegas a una noche de máximo rendimiento del Madrid en otro machetazo a la Liga. Uno que, quizás, ya no tenga vuelta atrás.
Nadie ha dejado escapar el título con 10 puntos de ventaja. ¿Esta hecho, no?, le preguntaron a Ancelotti. “¿Cómo se puede perder una final de Champions cuando vas ganando 3-0 [al descanso]? Me ha pasado una vez [entrenando al Milan, contra el Liverpool, en 2006] y ojalá no me vuelva a ocurrir”, replicó con una sonrisa el italiano.
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