La Argentina de Messi choca con Bravo
En un buen partido del 10, la albiceleste se estrena en la Copa América con un empate 1-1 frente a Chile
La nueva Argentina necesitó al Messi de siempre. No fue suficiente. Messi hizo de Messi, pero Chile, sostenido por Bravo, se le sigue atragantando a la Albiceleste. La Roja le birló el título en la Copa América 2015 y 2016 y en el estreno de la 2021, el 10 chocó con el uno La Albiceleste y contó hasta 18 disparos por los cinco de La Roja. El resultado: 1-1. Bien Messi, mejor Bravo,...
La nueva Argentina necesitó al Messi de siempre. No fue suficiente. Messi hizo de Messi, pero Chile, sostenido por Bravo, se le sigue atragantando a la Albiceleste. La Roja le birló el título en la Copa América 2015 y 2016 y en el estreno de la 2021, el 10 chocó con el uno La Albiceleste y contó hasta 18 disparos por los cinco de La Roja. El resultado: 1-1. Bien Messi, mejor Bravo, en un partido en el que la emoción la puso Maradona.
En una suerte de anticipo, cuando el pasado domingo Brasil saltó a calentar en el estadio Mané Garrincha, en los altavoces del estadio sonó Life is Life. No pasó nada más. Solo se escuchó la canción, clásico en la década del 80, inmortalizada por Maradona cuando a su ritmo realizó los ejercicios previos a un Nápoles-Bayern en la vieja Copa de la UEFA. La Conmebol insistió con Live is Life antes del Argentina-Chile. Y, en el videomarcador, añadió el icónico baile de Diego. Momento especial para los muchachos de Scaloni, algunos hasta paralizaron el calentamiento para ver el vídeo de El Pelusa. Esta vez, había más. No era para menos, era el primer partido de la Albiceleste en la Copa América tras la muerte de Maradona el pasado noviembre. Cuando se marcharon los jugadores al vestuario, se apagaron las luces del estadio y el césped se convirtió en una pantalla gigante en la que proyectaron imágenes de Maradona. No podía faltar, por supuesto, su abrazo con Pelé. O Rei no ganó la Copa América; Diego, tampoco. El brasileño lo intentó una sola vez, en 1959 (seis partidos, ocho goles), por las tres del argentino (1979, 1987 y 1989), en las que jugó 12 duelos y firmó cuatro dianas. Messi, heredero de Pelé y Maradona, quiere lo que ellos no consiguieron.
Y en una nueva Copa América, el capitán del Barcelona renovó su esperanza. Una ilusión testaruda de ganar con Argentina. “Mi mayor sueño es conseguir un título con la selección, intentaré seguir buscándolo hasta que se pueda”, expuso Messi en la previa. Y fue el 10, justamente, el despertador de la albiceleste en Río de Janeiro. De entrada, Chile estiró la presión y se plantó en el campo de Argentina. Perdida, la albiceleste no encontraba el balón, mucho menos la portería de Claudio Bravo. Diez minutos de pánico para Scaloni, hasta que Tagliafico encontró a Messi en el área. El remate del 10 fue desviado; sin embargo, cambió el guion del partido. Apareció Lo Celso, se le sumó Nicolás González, por supuesto también la Pulga. Todos, sin embargo, silenciados por Bravo.
Parecía imbatible el portero del Betis. Pero a Chile le pasó lo que no tenía que pasar: falta en la frontal del área. Messi acomodaba la pelota, mientras Bravo esperaba bajo el larguero. Duelo del nuevo clásico de Sudamérica, también de los entrenamientos del Barcelona en la Ciudad Deportiva Joan Gamper. El 1 no pudo hacer nada con la preciosa y precisa parábola del 10. Gol y nuevo récord para el capitán. Ya era el máximo artillero argentino (72), ahora también lo es en partidos oficiales (39), dejando atrás el registro de Batistuta (38). Messi sonreía y festejaba Scaloni, Argentina certificaba en el marcador la superioridad en el juego.
No le duró. Chile reaccionó tras el paso por los vestuarios. Más vertical, sobre todo más incisivo en las bandas, la Roja jugó con los espacios, como también con la poca fiabilidad para retroceder de la zaga albiceleste. Emiliano Martínez pudo con el mano a mano frente a Vargas, también con el penalti de Arturo Vidal, pero no con el rebote, que terminó con la sequía goleadora de Vargas. El gol de Chile borró la tranquilidad de Argentina. Entonces, volvió a surgir Messi. Dejó la banda derecha para sumarse a la construcción del juego, ya con Di María y el Kun Agüero, sus dos viejos compinches en el campo. Insistió el 10. Aparecía para rematar, también para asistir, nunca con suerte. Se apagó el partido, pero se entusiasmó Argentina. También Messi, claro, que sigue soñando con levantar un título con la albiceleste. Un título para homenajear a Maradona.
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