Messi agranda a Argentina
Con un gol y dos asistencias del rosarino, la Albiceleste vence a Ecuador y se medirá a Colombia en la semifinal
Irregular en el juego, siempre pendiente de custodiar su portería, Argentina sabe que tiene a Leo Messi. Y le alcanza. Cada diana de la Albiceleste en la Copa América 2021 lleva el sello del rosarino. Como actor principal o secundario, goleador o asistente, ahora en su versión más maradoniana, el 10 es líder indiscutido de la nueva generación de Lionel Scaloni. Lo volvió a refrendar ante Ecuador: dos asistencias y un gol de falta...
Irregular en el juego, siempre pendiente de custodiar su portería, Argentina sabe que tiene a Leo Messi. Y le alcanza. Cada diana de la Albiceleste en la Copa América 2021 lleva el sello del rosarino. Como actor principal o secundario, goleador o asistente, ahora en su versión más maradoniana, el 10 es líder indiscutido de la nueva generación de Lionel Scaloni. Lo volvió a refrendar ante Ecuador: dos asistencias y un gol de falta directa para que Argentina comprase su pasaje a la semifinal (3-0). Ahora le espera Colombia, que ganó en los penaltis a Uruguay, por un lugar en la final de Maracaná mientras que Brasil y Perú chocarán en la otra semifinal.
De entrada, Messi cantó el himno con fuerza, como si quisiera que en el silencio de vacío estadio Olímpico de Goiana solo se escuchara su voz, es decir, su fútbol. Seguro de su liderazgo en el vestuario -nunca dudó de su magnetismo en el campo-, Messi ni se inquietó cuando el poste le negó el gol. Esperó su oportunidad mientras repartía confianza. Primero a su cómplice De Paul, después a Lautaro Martínez. El 10 está cómodo y Scaloni ya no esconde sus preferencias.
Sin margen de error, el técnico se olvidó las rotaciones y recuperó el once que tenía en la cabeza cuando la Albiceleste todavía no había aterrizado en Brasil. Guido Rodríguez, presente en las tres victorias de Argentina en la fase de grupos, le devolvió el puesto del 5 a Paredes. No fue casualidad. El pivote del PSG, cerca de Messi dentro y fuera del campo, es el jugador fetiche del técnico argentino. Paredes encuentra pausa en el vértigo, se mete entre los centrales para iniciar el juego y tiene voz de mando. Lo escuchan los interiores, Lo Celso y De Paul, también Leo Messi cuando lo reclama para que retroceda a buscar el balón.
Así arrancó Argentina en Goiana. Con Paredes más cerca de los centrales que de De Paul y Lo Celso, pidiéndole a Messi que juegue más de volante que de extremo. El balón era de Argentina. Sin embargo, con el 10 lejos de la portería de Ecuador, desconectados Lo Celso y De Paul, solo algún arrebato de Lautaro Martínez o un error de Ecuador acercaron a Argentina al gol. Eso pasó. Tras un balón largo, el delantero del Inter se inventó una genialidad para dejar en el camino a Galíndez aunque se encontró con la resistencia de Arboleda bajo los postes. Fue el palo después el que le negó el grito a Messi cuando Gruezo había dejado mano a mano frente al 10 frente a su portero.
Argentina, perezosa sin el balón, despertó cuando se activaron De Paul y Lo Celso. Un efecto dominó en el juego de la Albiceleste que contagió al 10. Y cuando se ilumina Messi, Argentina se agranda. Ecuador, en cualquier caso, no desesperaba. La Tri estaba tan pendiente del rosarino como de activar en las bandas a Estupiñán y Preciado. Pero Valencia no estaba en su noche, sin acierto en ninguno de los dos buenos centros de los laterales. Respiró Argentina que, por entonces, ya mandaba en el marcador después de que la clarividencia de Messi encontrara solo a De Paul para que firmara el 1-0.
Argentina cayó en la trampa de Argentina. Y como ante Chile, Uruguay y Paraguay, cuando se adelantó en el marcador, reculó. Sorprende la repetida actitud de la Albiceleste, un equipo que domina mejor la posesión que los espacios, sobre todo cuando Lautaro se apaga. Sin la pelota, cada vez más cerca de Dibu Martínez, Argentina perdió tranquilidad. Y Scaloni, entonces, miró al banquillo.
El técnico apostó por la contención de Guido Rodríguez y el vértigo de Di María. Más solidez, más talento en ataque. Justamente, a partir de una presión de Di María, Argentina encontró la paz. Recuperó el jugador del PSG y buscó a Messi. El 10, de nuevo, prefirió el pase al gol. Lo agradeció Lautaro Martínez. Quedaba tiempo para algo más del rosarino. Con la pelota dormida a un palmo del área, Messi apuntó al poste del portero para cantar su gol 76 con Argentina. Ya está a una diana de Pelé (máximo goleador sudamericano en selecciones), Pero lo más importante para él, está a un paso de una nueva final en el Maracaná.
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