El Barça fue Fermín
La actuación del centrocampista ante el Shakhtar resulta decisiva para resolver un partido que los azulgrana se complicaron de mala manera en un destensado Montjuïc
Fermín López, un niño de la Masia nacido en El Campillo y que se hizo mayor en Linares, firmó un triunfo tan anunciado como necesario para el Barça. Jugadores comprometidos y resolutivos como el centrocampista andaluz, futbolistas que no distinguen entre jornadas laborables y festivas, son decisivos en citas desganadas como la de este miércoles en Montjuïc. El partido demandaba simplemente una victoria para asegurar el liderato en el grupo de la Champions y a por ella fue sin reservas Fermín. El Barça, sin embargo, dio el partido por acabado antes de tiempo, concedió un gol por pereza y se entregó a un final incierto y sobresaltado, ya sin Fermín ni João Félix, sustituido por molestias musculares, una mala noticia camino del clásico del sábado en Montjuïc.
Fermín asumió el protagonismo reservado a Lamine Yamal. La ausencia de Gavi por sanción propició la entrada del extremo y por tanto el equipo recuperó su versión más ofensiva posible en ausencia de Lewandowski y Raphinha. El margen de maniobra de Xavi era escaso si se tiene en cuenta la nómina de jugadores en el banquillo: Peña, Astrálaga —porteros—, Balde, Christensen, Casadó, Cubarsí, Garrido, Héctor Fort y Marc Guiu, el artillero que abatió al Athletic. La delantera, y parcialmente la línea de medios, se ha convertido en una pasarela de juveniles de la Masia. El partido, a fin de cuentas, se presentaba como un reto para los atacantes por la aparente inferioridad del Shakhtar, ganador de todas maneras en Amberes por 2-3.
El equipo ucranio invita al adversario a presionar más que a jugar, especialmente aseado en la salida del balón, muy asociativo y recreativo, tan a gusto con su estilo que la continuidad de los entrenadores depende más del fútbol que del marcador, y más en un momento en que el equipo va y viene por distintos puntos de Europa por culpa de la guerra con Rusia. Ahora mismo vive una situación de interinidad por la destitución del técnico Patrick van Leeuwen, sustituido por Marino Pusic, aunque quienes mandan son Srna y el presidente Ajmetov. El Barça perdió muchos minutos en mirar cómo ha quedado el Shakhtar. Únicamente una oportunidad de Fermín dio fe de vida de un plantel azulgrana muy contemplativo y calmo en un también destensado Montjuïc.
No había una gran entrada en el estadio y el fútbol era más escaso que en los últimos partidos de Liga. El actual Barça no se distingue precisamente por su capacidad para acosar al contrario, robar el balón, achicar y ganar campo, sino que prefiere filtrar el pase, abrir a las bandas o profundizar con jugadores finos como Cancelo. A falta de fútbol, se imponían las jugadas, como la protagonizada por el portugués, resuelta por Riznyk. Hasta el gol llegó por sorpresa después de la intervención del VAR porque el linier anuló el tanto de Ferran. Fermín remató al larguero después de controlar el cuero con el pecho un pase de Gündogan y el rechazo lo recogió Ferran para rematar por más que la jugada parecía invalidada por fuera de juego que no era: 1-0.
Fermín era el único azulgrana que estaba por un partido que invitaba a la distracción por la melancolía y ternura que desprendía el Shakthtar. Y el volante fue por tanto quien decidió marcar un segundo gol precioso por el control, por la manera que eliminó a Azarov y por el tiro desde el balcón del área que entró en la red después de dar en el poste izquierdo de Riznyk. Muy pocos jugadores barcelonistas tienen la llegada, el tiro de media distancia y atacan mejor el espacio que Fermín. Al centrocampista le faltó acompañamiento, seguramente porque los que se saben titulares y menos los que se sienten importantes no arriesgan en vigilias de enfrentarse al Madrid. Hasta Yamal pareció que se dejaba ir o no tenía el día ante el Shakhtar.
El extremo todavía no ha recuperado la electricidad después de la lesión y no acaba de estar fino ahora que es más visible para los centrocampistas que tienen muy buen pie —Gündogan— o mejores piernas —Fermín—. La afición estuvo más pendiente de las individualidades que del equipo ante la poca exigencia del Shakhtar. El ambiente era tan frío que el Barça se fue del partido, empezó a frivolizar y concedió un gol a Sudakov.
Ningún azulgrana se ofreció para frenar la transición a campo abierto del Shakhtar y el partido entró en el limbo: 2-1. Ante el abandono colectivo, se volvió a activar Fermín. A un tiro al palo siguió un cabezazo impecable que no fue validado como gol por un fuera de juego muy justo para suerte del Shakhtar. Xavi tiró de Marc Guiu y el ariete se convirtió en el mejor cabeceador para defender los córneres del equipo de Pusic. Los azulgrana pasaron un mal rato, apuntados por los remates de Stepanenko, hasta que recuperaron el control con un centrocampista como Casadó. Los delanteros, sin embargo, no tuvieron contundencia y los defensas se expusieron a un error que hubiera negado la victoria del Barça. Hubiera sido un gran chasco europeo, la peor noticia de cara al clásico y una injusticia para Fermín.
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