El Athletic vuelve a declarar su amor a la Copa
En su torneo fetiche, descose al Atlético con un marcador contundente y se medirá al Mallorca en la final de Sevilla el 6 de abril
Bilbao se fue de marcha un jueves por la noche, casi de madrugada. Un Athletic solvente, brillante por momentos, descosió al Atlético de Madrid, al que se le vieron las costuras que enseña demasiado a menudo fuera del Metropolitano. No solo hizo bueno el resultado de la ida, una renta favorable pero incómoda, sino que castigó a su oponente con un marcador que nadie esperaba. Los gritos de “¡A Sevilla!” de la grada al unísono daban cuenta de lo que aquello significaba. ...
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Bilbao se fue de marcha un jueves por la noche, casi de madrugada. Un Athletic solvente, brillante por momentos, descosió al Atlético de Madrid, al que se le vieron las costuras que enseña demasiado a menudo fuera del Metropolitano. No solo hizo bueno el resultado de la ida, una renta favorable pero incómoda, sino que castigó a su oponente con un marcador que nadie esperaba. Los gritos de “¡A Sevilla!” de la grada al unísono daban cuenta de lo que aquello significaba. El Athletic estará el próximo 6 de abril en La Cartuja para medirse al Mallorca, los dos mejores equipos de la Copa.
Era un día grande en Bizkaia, que siempre se vuelca con el Athletic de las grandes ocasiones. El centro de la capital aparecía colapsado; resultaba complicado encontrar plaza en un aparcamiento a menos de un kilómetro de San Mamés. La seguridad del partido estableció unas rutas para los autobuses de los equipos que no hubiera planeado Eisenhower durante la invasión de Europa en la II Guerra Mundial, y pese a todo, se produjeron incidentes en la explanada del campo de algunos radicales bilbaínos, que también mandaron al hospital a un seguidor del Atlético, agredido en un restaurante de la capital vizcaína.
Pero lo importante, aparte de la actuación incontrolada de los violentos, se dirimía en el césped de un campo que batió su récord de asistencia. El Atlético de Simeone llegaba con la necesidad de marcar, al menos un gol, para igualar la eliminatoria, y en los primeros minutos pareció convencido de que tenía que mandar en el partido. Fue Samu Lino el más empeñado, y el que creó más peligro cerca de Agirrezabala, quien lo intentó enseguida con un disparo que le salió flojo, fácil para el portero del Athletic.
Según pasaban los minutos, era el Athletic el que cogía confianza. Tanta, que a los 12 minutos un balón largo para Nico Williams lo controló en carrera el hermano pequeño de la saga, y desde la línea de fondo centró atrás para que el mayor, Iñaki, golpeara de volea y batiera a Oblak. Si el Atlético de Madrid no quería taza, ya tenía taza y media.
Revitalizado por el gol, tomó el Athletic la iniciativa, y pudo aumentar la diferencia después de una acción de Iñaki, con pase a la izquierda para Nico, al que le botó la pelota, que se le marchó demasiado cruzada. El equipo de Valverde empezaba a disfrutar en el campo, mientras sufría su rival, aunque en los respiros que se tomaban los de casa, Lino seguía con su empeño, y pudo empatar Correa en una asistencia de Morata, pero el disparo se fue alto.
El Athletic seguía a lo suyo, y el avance de líneas del Atlético propició que los Williams echaran a correr por las bandas. En una de esas correrías, Sancet tocó profundo para Iñaki, que buscó la línea de fondo, y al segundo amague, le devolvió el favor del primer gol a su hermano, que empujó desde cerca para hacer el segundo, que ponía una distancia casi insalvable de tres goles en la eliminatoria.
Casi nada cambió en la segunda parte y además el Athletic encontró más espacios, que aprovechó sobre todo Nico Williams, que pudo sentenciar la eliminatoria después de ganarle el mano a mano a Mario Hermoso y llegar al área para ponerle la pelota a Sancet, que disparó desviado.
Propuso entonces tres cambios Simeone, para tratar de arreglar el desaguisado, pero la apuesta no le salió demasiado bien, porque poco después, una jugada de ataque del Athletic, con el balón yendo de un lado a otro, culminó con un disparo de Sancet que rechazó Oblak, para que apareciera la pierna de Guruzeta para empujar la pelota a la red y convirtiera en una quimera la posible remontada colchonera.
Después del tercero del Athletic se acabó el partido en lo sustancial, pero sirvió para que en un par de oportunidades Julen Agirrezabala demostrara sus cualidades, con dos paradones a disparos de Memphis y Riquelme, este último desde muy cerca. Los cánticos en la grada pasaron a ser lo más llamativo, y cuando Martínez Munuera pitó el final, se desató la euforia en las tribunas. El Athletic haciendo honor a su singular historia, volverá a estar en la final de Copa, honrando a la competición. En Bilbao comienzan a pensar que este sí es el momento.
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