Hansi Flick, una solución tan simple como sorprendente
El entrenador alemán, que suma 10 victorias en el banquillo del Barcelona, conquista al vestuario, a la dirección deportiva y a la directiva
Cuando dejó el Barcelona en el verano de 2023, Jordi Cruyff, secretario técnico, habló con Xavi Hernández: “Te quedarás solo”. Menos de un año después, el catalán había perdido la confianza de la directiva y de un equipo sin juego ni rumbo. En 2021, Hansi Flick recibió un consejo similar antes de dejar su todopoderoso Bayern, ganador del sextete en la campaña 2019-2020, para saltar a la selección alemana. “Cuando estaba con nosotros venía a mi oficina tres veces por semana a tomar un café y hablar de todo. Necesita contactos en los que pueda confiar y, con todo respeto, no los tenía en la Federación”, reveló Karl-Heinz Rummenigge, miembro del consejo de vigilancia del gigante alemán. Si algo tienen en común Cruyff y Rummenigge es que saben de fútbol y de política. Y el tiempo le dio la razón a ambos: Joan Laporta prescindió de Xavi y Flick se convirtió en el primer entrenador despedido de Alemania.
Flick aprendió la lección. Una de las primeras sugerencias que adoptó como modelo de convivencia en Barcelona fue la de blindarse ante la prensa. “No hay más filtraciones. Hansi es un hombre de fútbol. Llegó aquí y vio que había mucho ruido y él prefería concentrarse en el trabajo”, advierten desde el área deportiva. Aunque en Alemania, Flick acostumbraba a tener una relación cercana con periodistas, el Barcelona ha optado por el ostracismo. Eso sí, no pierde ni su gracia ni su carisma en sus comparecencias. Tampoco lo hace en el vestuario. “Es serio, sí; pero tiene sus momentos… No quiero cambiarle la imagen que tiene”, contó Dani Olmo en una entrevista con Jorge Valdano. La lección más importante, en cualquier caso, fue la de saber rodearse, sobre todo la de saber escuchar. A nadie en la Ciudad Deportiva le sorprende cuando ve a Flick tener largas charlas con Deco (director deportivo) y Bojan (miembro de la comisión deportiva). “Hablan mucho de fútbol, de los rivales, de los jugadores, de cómo está uno y el otro. No pasa dos días sin que se encuentren. Pero ni Deco ni Bojan se meten en aspectos tácticos. Eso es problema del entrenador”, explica la misma fuente del área deportiva.
Aunque Flick continúa con sus clases de castellano, las conversaciones con Deco y Bojan son en inglés, al igual que las que mantiene con la mayoría de los jugadores. Con Ter Stegen, Dani Olmo y Lewandowski lo hace en alemán. “Chapurrea un poco de castellano, pero generalmente les habla en inglés. Para las cuestiones tácticas más complejas utiliza a Arnau [Blanco, reemplazante de Thiago Alcántara como miembro del staff]”, explican en la Ciudad Deportiva. Todos, sin embargo, independientemente del idioma, destacan la calidez del técnico. “Es muy cercano. Está para lo que necesites. Está ahí para todos, para los que juegan y para los que juegan menos. Les trasmite a todos la misma cercanía, información e idea de juego”, reveló Dani Olmo.
Su proximidad no lo hace borrar sus exigencias, tampoco sus reglas. Koundé, según publicó Sport, se quedó fuera del duelo de Champions ante Young Boys por comparecer tarde a la charla previa al partido. “Si yo digo que la charla comienza a las siete, es que yo comienzo a hablar a las siete. Por lo tanto, vosotros tenéis que estar antes”, explicó. A la plantilla le gustó el gesto, esencialmente porque antes ya había tenido una respuesta similar con Héctor Fort. Los jugadores, siempre atentos a medir a sus entrenadores, querían ver si se animaba a tomar la misma decisión con un peso pesado del grupo, pocos tan fuertes como Koundé, hasta entonces el único que había jugado todos los minutos del curso. Y Flick se animó.
Las nuevas normas no solo se visualizan en los horarios de la convivencia, sino también se advierten en las vestimentas de los futbolistas. “Se acabaron las ropas extravagantes”, explican desde el área deportiva. A sus 59 años, a Flick le llamaba poderosamente la atención el tiempo que tardaban sus futbolistas antes de bajar del autobús. “Qué si uno se ponía gafas, que si el otro se colocaba una chaqueta de piel…”, insisten las mismas fuentes. Resultó entonces que, a pesar de que el Barcelona era de los pocos clubes europeos que había copiado con éxito el modelo americano —las marcas y las redes tenían el foco en el atuendo de los azulgranas en la previa de los partidos—, Flick recuperó una vieja fórmula: el chándal.
“Pero lo más importante”, señalan desde la directiva del Barcelona; “es lo que pasa en el campo. Y en el campo el Barça no solo gana, también contagia a la afición”. Un elogio que empieza en Flick y termina en Deco, siempre con un mensaje indirecto para Xavi. “Estamos muy contentos con esta plantilla y con la representación de la Masia. También con Flick y con Deco, que ha reducido la masa salarial deportiva y ha tenido la habilidad de mejorar la plantilla y rejuvenecerla. Eso nos afianza de cara al presente y el futuro”, destacó Laporta en la Asamblea.
La plantilla también celebra el presente con un ojo en el pasado. “Estamos contentos: el nivel de los entrenamientos es muy bueno y físicamente estamos como toros”, subrayan desde el vestuario del Barça. “Pero”, añaden desde el área deportiva; “no es solo correr y entrenar. Hay respuestas tácticas. Koundé, por ejemplo, antes nunca doblaba a Lamine en ataque. Ahora lo hace y eso no da muchas soluciones”.
“No se ganan siete títulos en año y medio si no se es un buen entrenador”, recordó Rummenigge en Kicker, el exitoso paso de Flick en el banquillo del Bayern, al mismo tiempo que defiende su fiasco en la selección: “Fue víctima de la entonces totalmente inestable Federación”. Esta noche (21:00, Movistar Liga de Campeones), Hansi Flick vuelve a estar en la mirilla de Alemania. Lo hace con su sorprendente Barcelona y nada menos que ante el Bayern. “No vale el pasado, vale el aquí y el ahora”, dice Flick. La historia no favorece a los azulgrana: dos victorias por 12 derrotas, ninguna tan esperpéntica y dolorosa como el 2-8 en Lisboa, justamente con Flick como entrenador del Bayern. “Nos debes una”, le advirtió, en broma, Laporta a su entrenador. Un entrenador con una receta tan simple como sorprendente en el Barcelona: poco ruido y mucho trabajo. Al menos, así lo aseguran en la Ciudad Deportiva. Lo avalan, en cualquier caso, los resultados: 10 victorias y dos derrotas.
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