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El florecer de Jessica Bouzas sacude La Catedral

La española tumba en la central inglesa a la defensora del título, Vondrousova, y firma su primer triunfo en un grande (6-4 y 6-2): “Al final estaba como en casa”

Jessica Bouzas celebra después de vencer a Marketa Vondrousova en Wimbledon.
Jessica Bouzas celebra después de vencer a Marketa Vondrousova en Wimbledon.Associated Press/LaPresse (APS)
Alejandro Ciriza

Es una mirada en órbita. Y muerde en cada tiro Jessica Bouzas, que sorprende, vence (6-4 y 6-2, en 66 minutos) y se presenta por todo lo alto. Querido tenis, aquí estoy yo: en La Catedral de Wimbledon, la pista entre las pistas, y contra la defensora del título, Marketa Vondrousova. Con 21 años y como la 83ª del mundo, la primera dentellada en un grande. “Al principio estaba muy nerviosa, pero conforme ha ido avanzando el partido he ido encontrándome mejor. Y al final estaba cómoda, como en casa”, se dirige sonriente al público en inglés, convertida en la gran protagonista de este lluvioso martes en el que la cubierta cerrada de la central inglesa multiplica la reverberación del griterío.

Venía ofreciendo algunas pistas Bouzas, la prueba de que el deseo, la convicción y la cabezonería, amén del sacrificio, suelen llamar a la recompensa. En primavera accedió por primera vez al top-100 del circuito y también firmó su primera victoria en la élite, contra Paula Badosa en Madrid. La siembra que inició de niña, cuando empezó a pelotear en las pistas de Vilagarcia de Arousa, bolas infladas como peluches por el agua, se traduce ahora en resultados que poco a poco van concediéndole visibilidad. En cualquier caso, era difícil imaginar la campanada en la central, por eso de la lógica, pero en esto del tenis, lo lógico tiende a veces a perder cualquier sentido.

Bouzas tan solo había disputado cinco partidos sobre hierba, los cuatro que jugó el curso pasado precisamente en Wimbledon —tres de la fase previa y la primera ronda— y el que cedió hace unos días en el Veneto Open (Italia) contra la rumana Anca Todoni, la 142ª del mundo. Sin embargo, ante Vondrousova (25 años y sexta más fuerte del momento) coinciden dos dinámicas invertidas: el apetito y la eficiencia de ella, y la repentina descompresión de la checa, quien cierra con siete dobles faltas y 28 errores no forzados, por los 14 de la española. Fiabilidad y el disfrute de esta, sonrisa de oreja a oreja. “Solo pensaba en disfrutar el momento. Solo quería pasarlo bien, jugar libre, y lo he conseguido”.

Mira atrás la joven gallega y piensa que ha merecido la pena el esfuerzo, las renuncias, el salir de casa con 13 añitos para irse a Xàbia —formación en la academia de David Ferrer— y el posterior traslado a Madrid, donde sigue creciendo; a fuego lento, pero con paso aparentemente firme. Se hace ahora notar, y un triunfo contra Cristina Bucsa (6-4, 4-6 y 7-6(5) a Ana Bogdan) le concedería más vuelo en el ranking. Entrenada por Roberto Ortega desde hace un año y medio, entre el Club de Tenis Chamartín y las instalaciones de la Federación Madrileña de Tenis (FTM), siempre ha encontrado inspiración en la pegada de Garbiñe Muguruza y fuera de las pistas en la lectura.

Dicen ahora los libros del tenis que es la segunda jugadora que logra batir a la campeona del año previo en la primera ronda de Londres, tras el pelotazo de la estadounidense Lori McNeil en la edición de 1994, contra la alemana Steffi Graf. Así que lo festeja, incrédula y a la vez con la inquebrantable fe que le ha conducido hasta aquí, la gloria en Londres. Casi nada.

“Estoy muy feliz, este es uno de los momentos más importantes de mi vida, de mi carrera, en esta pista, es asombroso. La atmósfera de este torneo es una de las más bonitas en las que he jugado”, transmite emocionada, todavía sobre la aterciopelada alfombra verde de la Centre Court. “Estoy sorprendida conmigo misma, estaba nerviosa al principio, pero luego todo era agradable aquí, elegante, mi primera vez en aquí, en la central… Lo voy a celebrar con mi equipo, con el que he vivido momentos duros; ahora hay que disfrutar de este…”, cierra Bouzas felizmente, en pleno florecer profesional; de continuar así, otro activo para la necesitada segunda unidad del tenis nacional.

TATUAJES Y LA FUERZA SIMBÓLICA DE UN RAYO: “ME IDENTIFICA”

A. C. | Londres

Bouzas se describe como “una chica normal” y ante los periodistas se desenvuelve con desparpajo. Habla con fluidez en inglés y, preguntada por sus tatuajes, explica que tiene “siete u ocho” y precisa que se identifica por encima de todos con uno de ellos: “Tengo un rayo”. Simbolo que, además, cuelga también de su cuello, suspendido en una cadena dorada.

Habitual en los torneos ITF y 125 —las categorías que preceden a los WTA—, empieza a adentrarse poco a poco en dinámica de la élite. Su progresión gusta a la capitana del equipo español, Anabel Medina, quien la convocó en 2021 para que ejerciera de sparring en la Billie Jean King Cup que se celebró en Praga. 

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
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