Unos precios prohibitivos
El domingo último había anunciado un festejo en Pontevedra. Que nadie se asombre, pues Pontevedra tiene cierta tradición taurina y plaza desde finales del siglo pasado, con sus cerca de diez mil localidades, que para sí quisieran tener San Sebastián y Cádiz. Es una plaza con sabor y con historia también.Pontevedra no es el reducto taurino del noroeste pues en Noya también se dan toros y no hace ni diez días que hubo allí corrida por todo lo alto, y más que habrá. Ocurre, eso sí, que en Pontevedra cuesta que la gente vaya a los toros. Llenar de gallegos una plaza de toros no es ninguna tontería. Pero el gallego es inteligente y si el espectáculo merece la pena, sea cual fuere, irá, y con gusto, y le dará el aire y la pasión que convenga. Pero a la inteligencia del gallego le debe corresponder la inteligencia y sentido común del empresario, o no habrá sincronización. Este es el caso.
El festejo anunciado era una «enorme corrida del arte del rejoneo», según carteles de mano, para «¡Ios cuatro jinetes de la apoteosis!», según los mismos carteles y otros murales que vi. En realidad se desfasó en el furor triunfalista el redactor de los repetidos carteles pues de los que pasan por jinetes de la apoteosis no se anunciaban más que dos, los hermanos Peralta, y los otros eran Josechu Pérez de Mendoza y Rafael Gutiérrez Campos.
Pero, en fin, no tiene excesiva importancia, pues cada cual intenta vender su mercancía como puede. Lo malo estaba en los precios. Habían puesto las barreras de sombra a mil pesetas y lo más barato, en grada de sol, costaba cincuenta duros. Y en estas condiciones no hay gallego que vaya a los toros. Como en el taurineo cada cual, a excepción, también es desgracia, de los propios toreros, va a llevárselo, resulta que los toros es un espectáculo prohibitivo para la mayor parte de las economías. En Pontevedra y en casi todas partes. Con las consecuencias que no son de imaginar porque se saben: acaban yendo a la plaza los principales del lugar y aquellos de tanta afición que se morirían si no.
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