Carter, abucheado por ex combatientes norteamericanos
La habilidad que generalmente se atribuye a Jimmy Carter para hablar de según qué cosas ante según qué auditorios quedó desmentida ayer, cuando miles de miembros de la Legión Americana abuchearon al candidato demócrata, después de que éste prometiera perdón para los desertores de la guerra de Vietnam.En un discurso ante la convención nacional de la Legión Americana (asociación de ex combatientes), que se celebra en Seattle, capital del estado de Washington, en la costa noroeste del país. Jimmy Carter afirmó que, si llegaba a la Casa Blanca en las elecciones de noviembre, otorgaría un «amplio perdón» a los prófugos y desertores del Ejército durante la guerra de Vietnam.
Un enorme abucheo y gritos de «no, no, no» acogieron las palabras del candidato demócrata, que soportó estoicamente la tormenta, de pie en el estrado, luciendo el gorro de la Legión Americana de Georgia, de la que es miembro. «No estoy a favor de la amnistía -puntualizó Carter-, sino de un amplio perdón». Y añadió: «la amnistía significa que lo que se hizo estuvo bien, mientras que el perdón significa que lo que se hizo, estuviera bien o mal, está olvidado».
Sin embargo, esta particular distinción del perdón y la amnistía hecha por Carter no pareció contentar a los 15.000 miembros de la Legión Americana, uno de los grupos de presión más conservadores del país, reunidos en Seatle.
Concretamente, la propuesta de Carter que asegura se pondrá en práctica durante la primera semana de su mandato presidencial consiste en otorgar el perdón indiscriminado a todos los prófugos que se negaron a ingresar en filas durante la contienda de Vietnam, y en estudiar «caso por caso» los expedientes de aquellos que desertaron del Ejército, una vez reclutados.
El candidato demócrata a la presidencia manifestó que esta decisión era una de las «más duras» que, había tenido que tomar en su campaña, y que estaba motivada por un deseo de «borrar las desarmonías provocadas por la guerra de Víetnam», que todavía pesan sobre la nación.
Dirigiéndose a los legionarios, muchos de los cuales son veteranos de la guerra del sudeste asiático, Carter afirmó que «los veteranos de Vietnam son nuestros más grandes y anónimos héroes» Y aseguró que nunca podría igualar lo que ellos hicieron con lo que hicieron aquellos que abandonaron el país para evitar el alistamiento. «Pero creo que es el momento de que el daño, el odio y la división que creó la guerra de Vietnam lleguen a su fin».
Seguidamente, Jimmy Carter prometió sustanciales mejoras económicas para los veteranos de guerra y aprovechó para criticar la « burocracia de la Administración Ford», que no ha facilitado trabajos a los ex combatientes, hasta el punto de que más de medio millón de veteranos de Vietnam continúan sin empleo.
La otra cara de la moneda
El candidato republicano a la vicepresidencia, Robert Dole, se dirigió también a la convención de la Legión Americana, horas después de que lo hiciera Carter, y en términos bien distintos. «No al perdón, no a la amnistía, no a la clemencia», dijo Dole, un veterano de la segunda guerra mundial, condecorado dos veces por actos de heroísmo.Refiriéndose a la intervención de Carter, Dole dijo que no era partidario de juegos semánticos Y que, según el diccionario, la amnistía no era otra cosa que «un perdón general». Los legionarios, que interrumpieron en veinte ocasiones con sus aplausos el discurso de Dole, le ovacionaron especialmente cuando manifestó que, bajo la Administración Ford, no habría ni perdón ni amnistía para los desertores, porque esto supondría que «aquéllos que sirvieron a la nación en las filas del Ejército no nos merecen más consideración que aquéllos otros que volvieron la espalda y huyeron ante el peligro».
Dole concluyó su agresivo discurso asegurando que, con Ford en la Casa Blanca, al país no le faltaría el presupuesto necesario para defensa, con el que hacer frente a una agresión, y calificó a Jimmy Carter como «una mezcla de contradicciones», de lo que será bien consciente muy pronto el pueblo norteamericano.
Mientras su compañero electoral vapuleaba a Carter ante la Legión Americana, el presidente Ford recibía a los periodistas en su retiro veraniego de Vail, Colorado, y les anunciaba que, en su opinión, los debates televisados con Jimmy Carter debían empezar «cuanto antes», aventurando las fechas del 8 o el 9 de septiembre para el primer enfrentamiento.
Según Ford, los debates deben ser cuatro. El primero centrado en la política de defensa nacional y los tres restantes dedicados a política interior, política exterior y política económica. Evidentemente, el presidente barre para su terreno, ya que pasa por ser un experto en defensa nacional, tema en el que desarrolló una gran actividad durante sus veinticinco años de congresista.
De aceptar la propuesta de Ford, el candidato demócrata sólo tendría dos semanas para imponerse en una materia muy compleja. que su enemigo conoce a fondo. De no aceptarlo, su negativa tendría efectos desfavorables en la opinión pública, deseosa de ver a los dos aspirantes a la presidencia enfrentarse dialécticamente ante las cámaras. Posiblemente, los estrategas de Carter opten por realizar una contrapropuesta, que haga posible una situación más favorable para el candidato demócrata.
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